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Basurde Xiao Long

Libros: ¨Revolución¨, de Arturo Pérez-Reverte.

Libros: ¨Revolución¨, de Arturo Pérez-Reverte.

Tenía muchas ganas de leer la última novela de Arturo Pérez-Reverte porque trata de la Revolución mexicana. Y es algo en lo que estoy interesado, ya que mi bisabuelo, con mi abuelo de 16 años y el resto de su familia, se volvieron a España desde México por esa razón, allá por 1925. Podéis leer esta historia familiar en la novela ¨La Escondida¨ de Pello Guerra, que os recomiendo.

 

La novela de Pérez-Reverte me ha encantado porque me ha ayudado a comprender mucho mejor el contexto que tuvieron que vivir en aquella época, entendiendo mejor a los protagonistas principales. Entretiene y aprendes, así que combo perfecto.

 

Dice así la contraportada:

 

¨La nueva novela de Arturo Pérez-Reverte.

Un hombre, tres mujeres y una revolución. Un viaje al corazón humano y a la aventura¨.

 

¨Ésta es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución y un tesoro. La revolución fue la de México en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. El tesoro fueron quince mil monedas de oro de a veinte pesos de las denominadas maximilianos, robadas en un banco de Ciudad Juárez el 8 de mayo de 1911. El hombre se llamaba Martín Garret Ortiz y era un joven ingeniero de minas español. Todo empezó para él ese mismo día, cuando desde su hotel oyó un primer disparo lejano. Salió a la calle para ver qué ocurría y a partir de ese momento su vida cambió para siempre…

 

Revolución es mucho más que una novela sobre los dramáticos acontecimientos que sacudieron la república mexicana en el primer tercio del siglo XX. Es un relato de iniciación y madurez a través del caos, la lucidez y la violencia: el asombroso descubrimiento de las reglas ocultas que determinan el amor, la lealtad, la muerte y la vida¨.

 

«Toda mi vida escuché en mi casa la historia de aquel amigo de mi bisabuelo, ingeniero de minas, que trabajó en México en plena revolución. Ese recuerdo remoto me ha aproximado a mi propia relación con la aventura y me ha llevado a escribir esta historia. Es una novela de iniciación y aprendizaje y es, de algún modo, mi propia biografía de juventud. Es mi Flecha de oro».

-Arturo Pérez-Reverte-

 

Sobre el autor:

 

¨Arturo Pérez-Reverte, que a finales de los años sesenta se adiestró en actividades subacuáticas en el Centro de Buceo de la Armada de su ciudad natal, Cartagena (España), traslada parte de su experiencia a esta novela basada en hechos reales. Reportero de guerra durante veintiún años, cubrió dieciocho conflictos armados para los diarios y la televisión.

 

Con más de veinte millones de lectores en el mundo, traducido a cuarenta idiomas, muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Hoy comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española¨.

 

Empieza con esta cita extraída de la novela ¨La fecha de oro¨ de Joseph Conrad, escritor muy admirado por Pérez-Reverte.

 

¨Ya sé a dónde te ha empujado la vida. Tú mismo elegiste tu camino. Pero a los que dejaste atrás nos pareció que te internabas por un desierto sin senderos. Te tuvimos siempre por un hombre al que había que dar por perdido. Pero has vuelto a aparecer, y aunque quizá no volamos a encontrarnos, mi memoria te da la bienvenida, y te confieso que me gustaría conocer los incidentes del camino que te llevó a donde ahora te encuentras¨.

 

Al final Revolución esta cita cobra mucho más sentido.

 

Reproduzco algunos párrafos que me han llamado la atención:

 

¨-No sé -dijo Martín por fin.

Logan esbozó una sonrisa que la luz de la fogata hacía lúgubre.

-Tendría su negra gracia que le peguen un tiro antes de pensarlo del todo.

-Ésas son las cosas de la suerte -suspiró filosófico Garza-. Las balas las disparan los hombres y las reparte Dios¨.

 

¨-Oiga, amigo.

-Diga, mayor.

-No le pregunté, pero ya hay confianza… ¿Tiene mujer o novia, aquí o en España?

Guardó silencio un instante, pensativo.

-Había alguien allí -repuso al fin-. Pero las cartas se fueron espaciando.

-¿Las de usté o las de ella?

-Las de ella, principalmente. La distancia y el tiempo matan muchas cosas.

-Ésa es la verdá pelona, sí. Más que las balas…¨.

 

¨A esas horas de la noche, en el insomnio, el joven ingeniero se creía sincera, definitiva, completamente enamorado. Habría sido difícil discutírselo, porque estaba en una edad en la que aún era posible experimentar seducciones inmediatas, fascinaciones y flechazos que, de improviso, parecían arrebatar el corazón para toda la vida. Que cambiaban de manera inesperada la percepción del pasado, el presente y el futuro.

Ya había rozado antes esa clase de sentimientos. Enamorarse, o creer estarlo, no era nuevo. Juegos infantiles y escarceos de juventud prepararon el camino, y la relación extinguida en fecha reciente lo había acercado a la palabra amor con sus compromisos y consecuencias. Una relación canónica: presente adecuado, planes de futuro con los requisitos sociales y morales al uso, respeto mutuo y la paciencia acostumbrada. Todo lo esperable en un compromiso formal en España y el mundo civilizado. Sin embargo, promesas, sentimientos, deseos, se habían diluido en el tiempo y la distancia. Por fortuna para Martín -para su conciencia y paz interior-, había sido la otra parte quien se cansó de esperar. Tras un vago ultimátum que él había fingido no advertir, ella espació sus cartas hasta interrumpirlas por completo. Todo se había extinguido de forma irreprochable, serena, sin arrebatos ni estridencias. Un final razonable entre personas educadas¨.

 

¨-No te quedarás en México, ¿verdad?

Lo dijo inesperadamente, y no era del todo una pregunta. Hizo el joven un ademán evasivo.

-No sabría decirte… Durante algún tiempo sí, desde luego.

-¿Y después?

-Aún falta mucho para después.

-No. Nunca falta mucho para nada¨.

 

¨Seguir su consejo no era fácil. A la molestia del polvo se sumaban los bocinazos que Silverio hacía sonar en las curvas sin apenas visibilidad, que eran muchas, y las canciones mexicanas que tarareaba para mantenerse despierto:

Díjome una mariposa

que no fuera bandolero,

que no me casara chico

y viera el mundo primero¨.

 

¨Dijo eso con frialdad casi técnica y encogió los hombros.

-Hormigas -concluyó- bajo la bota de un azar desprovisto de sentimientos¨.

 

¨Se podía ser feliz, decidió de pronto con íntimo desconcierto, incluso en el peligro y el caos. Incluso pasando frío en una posada de mala muerte, junto a una mujer apenas conocida y con un revólver en el bolsillo¨.

 

¨En otras circunstancias habría analizado los pasos finales que daba en la vida con la curiosidad racional, instintiva a veces, que orientaba cada uno de sus actos y pensamientos. Pero esa noche, última en su última hora, estaba muy cansado; demasiado confuso para que lo inminente, o inevitable, lo descompusiera. Todo parecía una pesadilla absurda de la que era necesario salir de algún modo. Y en ese momento, morir era una forma tan buena como cualquier otra de evadirse. De tumbarse, por fin, y descansar¨.

 

¨Voy a morir casi a oscuras en un rincón perdido del mundo, y me van a matar hombres cuyos nombres no conozco, de lo que apenas he visto las caras. Y nada de cuanto en el resto de mi vida habría sido posible podrá ocurrir ya¨.

 

¨Se pasó Villa una mano por el pelo crespo, como si le picasen parásitos que el baño caliente no hubiera eliminado. Después se rascó el cuello poderoso en lo entreabierto de la camisa.

-¿Saben qué pensaba ayer en la batalla, cuando llovían puros trancazos y nuestra gente caía subiendo los cerros?... Pos pensaba que ahí luchaban hombres que querían ganar contra otros que no querían que les ganaran, y que muchos morirían sin saber quiénes ganaron y quiénes perdieron.

Se quedó callado un momento. Cogió un cuchillo de la mesa, probó el filo en la palma de una mano y puso el cubierto a un lado, con desdén.

-Así es la revolución -comentó al fin-. Se hace matando… La ganas cuando matas más que el enemigo, y la pierdes cuando matas menos. Y sólo con muertes y más muertes progresa la causa del pueblo. Así que, ni modo. En llegada la hora, igual que matas hay que saber morirse¨.

 

¨-A ver si tienen razón y acaba todo este desmadre. Llevo un costal de veces prometiéndole a mi Maclovia un ranchito pa vivir como personas. Y no pido que me den, sino que me pongan donde hay… Qué menos, después de tanto sufrimiento y tanto pelear, ¿no cree?¨.

 

¨-Como usted mismo dice, mayor, no hay loco que coma lumbre¨.

 

¨Se encogió el joven de hombros. No deseaba pensar en eso, que lo llevaba a reflexiones incómodas. Le cuadraba más vivir día a día, sin cálculos ni planes. Sin distraerse de la intensa realidad que lo circundaba. Había descubierto que con poco esfuerzo podía desconectar el futuro del presente; como una deuda por saldar cuando llegara el vencimiento, pero que no quería tener en la cabeza. A diferencia de Genovevo Garza y tantos otros, él no anhelaba que terminase aquello. Andaba ebrio de México y prefería no pensar en la resaca¨.

 

¨-Ah, pos -repuso al fin el de la carabina-. ¿Y qué hace vestido así, tan de chilindrín?

Sonrió Martín, aunque lo justo. Ante un mexicano armado, sonreír era un arte. Hacerlo de más o de menos, a riesgo de levantar suspicacias, era como jugar a las siete y media. Si te quedabas corto, malo; si te pasabas, peor¨.

 

¨Sonrió Martín.

-Ya lo dicen ustedes los mexicanos. Cuando te toca, ni aunque te quites; y cuando no te toca, ni aunque te pongas¨.

 

Otro buen libro de Pérez-Reverte, sin duda recomendable.

 

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