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Basurde Xiao Long

Tecnología – Cambio de teléfono

Tecnología – Cambio de teléfono

Hace cosa de un mes llovió aquí la del pulpo. Baldes de agua encima de uno. Miré por la ventana del colegio y sabía que iba a llegar a casa como si me hubiera tirado a una piscina. Pero me gusta mojarme y con una ducha en casa solucionado, no problem. Así que mientras todo el mundo esperaba a que escampara, yo sin paraguas me atreví a desafiar el monzón.

 

Una gozada caminar bajo una lluvia intensa sabiendo que no tienes que llegar seco a clase, a una entrevista o has quedado con colegas. Mi destino era la siesta por lo que podía llegar calado hasta los huesos. Con lo que no contaba es que el agua iba a afectar también a mi teléfono móvil, que una vez en casa dejó de funcionar por una posible filtración de H2O en sus circuitos.

 

Resultado: A comprar otro móvil.

 

En la escuela –tanto entre el profesorado como entre el alumnado- hay una fiebre por los i-phones, con Internet, jueguecitos, cámara de fotos, video, etc. Yo a mi la verdad es que estos gadgets me importan bien poco, y me descojono cuando algún compañero en lugar de mirar los carteles del metro en Shanghai se pone a consultar en su i-phone el mapa del metro –verídico-. Y como esos casos mil, que a un servidor no dejan de llamarle la atención. Lo cantaba LPR - ¨Te creamos un problema y le damos solución¨.

 

El caso es que tenía que comprar un teléfono y mi cámara de fotos me la tenían que enviar desde España, porque estaba arreglándose. Así que entré al trapo y me compré un Nokia 2220s, que es un móvil modesto, pero tiene cámara de video, fotos, graba sonido, te puedes conectar a Internet, guardar canciones y un montón de pijaditas.

 

Después de un mes tratando de usarlo he confirmado que soy de la vieja escuela, y que estas cosas no son para mi. En un móvil necesito:

-       Teléfono con agenda

-       Enviar y recibir mensajes

-       Despertador

-        Y linterna, que es lo que tiene el modelo que he tenido los últimos 5 años.

 

El móvil nuevo era muy bonito, se abría para ver los dígitos y quedaba bien si lo ponías en la mesa. Pero echaba de menos mi teléfono móvil antiguo, robusto, y ser capaz de escribir un mensaje sin tener que volverme loco porque el móvil era tan fino que  había que hacer malabares para teclear.

 

Así que me volví a la tienda y busqué el Nokia 1616 de toda la vida, casualmente uno de los más baratos de todos los que estaban a la venta –se pueden pagar auténticas burradas por un móvil, hello!- y es el que tengo ahora. Eso sí, lo quería en blanco y negro pero ya ha sido imposible de encontrar, y tiene que ser de pantallita con colorines.

 

No sé si hacerme acopio de 5 o 10 de estos modelos simples, porque a medida que la tecnología avanza es imposible comprar algo básico y con las funciones mínimas.

 

Así que como véis para algunas cosas soy cyber-prehistórico. No me siento orgulloso de ello, porque sé que como profesor debería estar a la vanguardia de la tecnología, y aprovechar estos gadgets para mi clase. Pero hoy por hoy tengo afortunadamente a mi disposición –y conozco- más cosas de las que tengo tiempo de utilizar en el aula –y fuera de ella- en cuanto a tech se refiere, así que voy a esperar a que la ola I-phone me llegue en plan tsunami en lugar de ir a buscarla como un surfer.

 

 

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