Cementerio de barcos Norte de Luanda (Angola) 24 de noviembre de 2018.
A unos 40 kilómetros al norte de la Fortaleza de São Miguel (en el centro de Luanda) y en estas coordenadas (8°40’21.6"S 13°24’58.3"E) se encuentran las llamadas Praia do Sarico y Praia de Sao Tiago. Tienen la peculiaridad de ser un cementerio de barcos (en portugués lo llaman Cemitério de navios, en inglés Shipwreck Beach and Boat Graveyard).
La mejor explicación al respecto, de por qué los barcos están ahí oxidándose la he encontrado en esta página Web en portugués.
http://obviousmag.org/archives/2010/02/cemiterio_de_navios_em_angola.html
Dice lo siguiente:
¨Entre 1961 y 2002 Angola vivió dos terribles guerras. Durante esos años muchos barcos fueron abandonados en Luanda y remolcados hacia la playa de Santiago. Hoy, el inmenso cementerio de barcos se ha convertido en un curioso punto de encuentro de bañistas que disfrutan de este exótico paisaje bañado por las aguas del Atlántico.
Angola es un país en reconstrucción. En 1961 empezó una larga guerra colonial contra el dominio portugués. La independencia fue conquistada en 1975, año en que inició una nueva guerra, esta vez civil, que se extendió hasta 2002. Durante décadas decenas de navíos fueron abandonados a los alrededores del puerto de Luanda, lo que provocó diversas limitaciones para los barcos que deseaban atracar. Para resolver la situación los barcos abandonados pasaron a ser remolcados hacia una playa desierta, de nombre Santiago, ubicada a menos de 100 km al norte del puerto.
Las carcasas suman más de treinta embarcaciones, la mayoría de ellas muy grandes, como el barco Karl Marx, petrolero que mide seguramente más de 70 metros, ubicado a menos de diez metros de la playa. Para llegar al cementerio de barcos es deseable poseer un vehículo 4x4 y se recomienda cautela al conductor cuando esté en la orilla, para no chocar con los barcos que reposan en la arena.
Los fines de semana cientos de jóvenes se desplazan para pasar el día, rodeados de música muy alta, neveras repletas de bebidas y un acogedor clima de coqueteo en el aire. Aunque el ambiente es frecuentado casi exclusivamente por angoleños de hasta 30 años, el lugar parece tener un fuerte potencial turístico y hay quienes están organizando visitas dada la curiosidad que el cementerio de buques despierta en los extranjeros que tuvieron el privilegio de visitar este sorprendente paisaje.
Angola desde el final de la guerra en 2002 se está modernizando y una de las apuestas es en el turismo. Además de la riqueza histórica y cultural, el país cuenta con bellezas naturales propias de la sabana africana, así como bosques verdes e incluso un área desértica. Para quienes les guste lo inusitado, un cementerio de barcos no se encuentra todos los días¨.
Un par de meses antes, el 23 de septiembre, estuve por la costa de Luanda viendo ballenas desde un barco y en la ruta pasamos por esta playa, viendo el cementerio de barcos desde el mar (Entrada anterior ¨Por ahí sopla¨). Hablándolo con el capitán no estaba muy contento con ese proceder. En su opinión lo que habría que hacer antes de dejar un barco abandonado ahí es hundirlo en medio del mar. Dice que sería bueno para la fauna ahí abajo. No lo sé.
El caso es que me apetecía ver este cementerio a pie de playa. Reservé un coche con conductor a través de la escuela y para allá me fui el sábado. Muy muy pronto. Estos días amanece en Luanda sobre las 5:30 a.m., y reservé el coche a las 5:15 a.m. La razón es que en Internet había leído que no era un lugar muy seguro -nada extraño en Angola- y por un razonamiento que probablemente no tenga ni pies ni cabeza inferí que la probabilidad de ser robado sería menor a primera hora, ya que madrugar le cuesta tanto a los ladrones como a la gente de bien. Comenté mi plan con algunos profes pero algunos porque tenían plan -los sábados muchos de ellos quedan con los Hash Harriers-, otros porque no les apetecía y otros porque no les apetecía madrugar me quedé solo, lo cual para mí no es ningún problema.
Me vino a recoger Carlos, que es un conductor con el que me llevo muy bien y al que le tengo que traer unos Cohibas de España después de Navidades. Vivo en el sur de Luanda y tomando la circunvalación para evitar el centro de la ciudad nos costó 1h20´ recorrer los 77k. Con lo que antes de las 7 a.m. ya estábamos en el destino.
Relive: Esta fue la ruta de casa a Praia do Sarico.
Imaginaba que a esas horas la ciudad estaría durmiendo, pero qué va, en cuanto hay luz empieza la actividad, y las calles ya rebosaban de vitalidad.
Carlos aparcó el coche cerca de la playa y me indicó que tirara para el sur (en dirección a Luanda), porque hacia el norte (donde están los acantilados) era zona prohibida y podía tener problemas con la policía. Así que eso hice. En total fueron 9k de paseo en unas 2 horas: 5k por la playa y luego los otros 4k por el interior. No volví al punto inicial, sino que andando llegué a la carretera por la que habíamos venido y le llamé a Carlos para que me fuera a recoger allá.
La playa la tenía para mí solito, no había nadie. El espectáculo de los barcos abandonados es espectacular: porque los hay muy grandes, porque hay muchos y porque están a pie de playa, ahí mismo. Viendo el álbum de fotos os haréis una mejor idea que lo que yo os pueda contar.
Después de caminar unos 2k llegué a un lugar donde había casas cerca de la orilla y empecé a cruzarme con algunas personas. Un grupo de pescadores, niños, mujeres. Con algunos me paraba a hablar, a otros simplemente saludaba.
En ese paseo por la playa vi un par de tortugas muertas, bastante grandes. En Facebook hay un grupo llamado Angola Ambiente en el que la gente cuelga fotos de animales salvajes y plantas (se debe poner la fecha y el lugar aproximado de avistamiento). La idea es ir poco a poco catalogando especies y hacer un estudio más serio de la flora y fauna, ya que debido a las largas guerras este campo se dejó bastante apartado en este país. Es un grupo en el que hay gente muy técnica pero no tienes que ser biólogo para entrar en él, está abierto a cualquier persona ya que cualquier dato puede ayudar. Colgué las fotos de esas tortugas y uno de los comentarios ha sido este:
¨Michel M.: A grande causa está associada a redes de pesca que por esta altura provoca uma mortandade de tartarugas sem precedente... estima-se uma mortalidade anual média de aproximadamente 5.000 animais a terem este fim na costa de Angola... é impactante? claro que é!¨
Vamos, que según Michel unos 5.000 animales al año mueren en las costas de Angola debido principalmente a las redes de pesca.
Después de caminar unos 5 kilómetros vi que ya para el sur no había muchos más barcos y decidí volver al coche. Poco antes me había cruzado con un tío que venía en mi dirección por la playa. Para evitar el encuentro -no me daba muy buena espina o ando demasiado alerta- me fui hacia el interior, por un montículo. Él se fue también hacia el interior y pensé -uppps, no mola-. Así que tiré para la playa. Saludé al tío y no sé que me quiso decir, pero le dije que estaba corriendo y me fui trotando poco a poco. No me siguió así que guay. Creo que simplemente ese era su camino al pueblo. En estas salidas cuentas con que te pueden dar el palo. Así que aparte de la cámara -que cuento con que algún día me la podrán socializar- no llevo casi nada de valor. De hecho en el teléfono en el que tengo dos tarjetas -el sim de Angola y el de España-, antes de ir quité la tarjeta del número de España, por si me lo quitaban no tener que liarme a pedir un duplicado. Vamos, que toco madera para que no me roben, pero que si me dan el palo les doy lo que quieran sin abrir la boca. Otra cosa. Para la cámara llevaba tres tarjetas. Para cuando llegué donde me di la vuelta ya había usado las tres, porque cuando veía a lo lejos que me iba a cruzar con gente, ante la posibilidad de que la cámara volara cambiaba de tarjeta para por lo menos tener algunas fotos.
Decidí no desandar el camino por la playa hasta el coche para no pasar por los mismos sitios, así que lo hice por el interior. Ahí saqué fotos curiosas, de cabras pastando y al fondo estos barcos en terrible estado. Finalmente llegué a la carretera. De vez en cuando pasaban motoristas a los que saludaba. En un momento me encontré con 4 mujeres que llevaban sus cosas en sus cabezas y me dijeron ¨¿qué haces por aquí?¨. Y le dije que pasear, que me gustaba la naturaleza. Me dijeron que era peligroso, que había muchos bandidos en moto (a los ladrones en portugués les dicen bandidos). Upps, eso no me tranquiliza. Me despedí, empecé a caminar y vi que venían dos tíos en moto con la misma pinta que los rebeldes en Diamantes de sangre, y como justo había hablado con esas mujeres retrocedí para estar con ellas y que no me pillaran solo. Es ahí cuando decidí llamar a Carlos y decirle ¨tío, no voy hasta allá, salgo a la carretera y ven a buscarme¨.
Mientras iba por la playa solo y al loro, disfrutando de la visión de los barcos pero también bastante atento a los alrededores, pensé: ¨joder, esto es lo que sienten las mujeres cuando van solas a casa por la noche y están pendientes de que algún gilipollas no les de un susto¨. En la mayoría de los casos esa inquietud estará injustificada, pero por esa minoría de los casos no te puedes relajar. Más vale un por si acaso que un quién lo iba a decir.
Sabía en cualquier caso que yendo solo en esa playa tenía que estar atento. Disfruté mucho del paseo y es un lugar que merece mucho la pena visitar. Mirando Google Maps en las coordenadas que he escrito arriba podréis haceros la idea del mogollón de barcos que hay. Muchos están al lado de un acantilado pero no los pude ver por según Carlos ser zona prohibida. Ya los vi desde el barco pero hubiera estado chulo.
Después de colgar las fotos en Facebook mi colega Ribera ha escrito ¨Castro, cuando tuve la oportunidad de visitar Sao Tome y Príncipe, la imagen era la misma¨. En Bangladesh también leí en su día que hay un cementerio de barcos y cuando anduve por allá me planteé visitarlo, pero no lo llegué a hacer. Chittagong Ship Breaking Yard. Pero en este caso hablamos de otra liga, ya que se trata del lugar de desmantelamiento de barcos más grande del mundo y emplea a unos 200,000 bangladíes.
De este cementerio de barcos me fui al centro de la ciudad, a visitar la Fortaleza de São Miguel. Lo cuento en esta entrada.
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