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Basurde Xiao Long

13 de mayo de 2009 – Final de Copa – Athletik vs (Barcelona/Mallorca)

13 de mayo de 2009 – Final de Copa – Athletik vs (Barcelona/Mallorca)

Dijo del Nido que el Sevilla se iba a comer al LEÓN desde la melena a la cola. Azkuna le contestó que lo mismo se le atragantaban los pelos de león, y finalmente así ha sido. Lo único que se va a comer el Sevilla, bueno, su presidente, van a ser sus palabras.

¡FINAL DEL ENCUENTRO! Se acaba de escuchar el pitido final en San Mamés (5 a.m. en China), y el resultado es

ATHLETIK 3 – 0 SEVILLA

¡El 13 de mayo en Mestalla a por la Copa del Rey!

2 comentarios

Natxo -

http://www.youtube.com/watch?v=FbawxAG_TvY

Edorta -

Ha habido que esperarle 24 años, pero el rey de Copas ya está de nuevo aquí, entre nosotros, encarnado en un Athletic memorable que ayer firmó una de esas gestas que figurarán ya para siempre en la historia del club; en ese libro de oro que se lleva escribiendo desde hace 111 años. Fue una noche de poder y de gloria que terminó como no podía ser de otra manera. Mejuto González pitó el final del partido y la caldera a presión que fue San Mamés durante los 95 minutos que duró la batalla se desbordó. El público invadió el campo. Hay que entenderle. En su mayoría eran jóvenes que llevaban toda su vida esperando algo así, soñando con ver a un Athletic grande, a la altura de su leyenda, a ese Athletic campeón del que tanto habían oído hablar a sus padres y abuelos. Durante años, ese relato de la grandeza antigua se ha estado desgastando a base de decepciones, amarguras y torpezas. A veces, incluso parecía que esos bellos recuerdos ya sólo servían para ahogarse en la nostalgia de los viejos tiempos. Era necesario, por tanto, que el equipo diera una gran alegría, que los leones volvieran a rugir. Al fin y al cabo, se vive del presente, no del pasado.

Hay que saber calibrar, por tanto, el enorme valor de la victoria que consiguió el equipo de Joaquín Caparrós. La trascendencia del 3-0 va más allá de la satisfacción inmensa que supone volver a disputar una final de Copa y jugar en Europa la próxima temporada. Lo verdaderamente importante es lo que este triunfo tiene de esperanza en el futuro y de reafirmación de un club especial, único, que durante años venía pareciendo un anacronismo, incapaz de competir, de estar a la altura de los sueños de su afición, sobre todo de la más joven, ésa que ha tenido que hacer un gran esfuerzo de voluntad para mantener la llama rojiblanca encendida en los momentos de mayor oscuridad, durante la larga travesía del desierto.

Llegar a la final es también un premio merecido a una plantilla y a un entrenador que han apostado por la Copa como hacía muchos años que no sucedía. Ha sido una apuesta brutal, al todo o nada. Y felizmente salió todo. La moneda al aire cayó por el lado bueno y lo hizo de una forma absolutamente merecida para el Athletic, que ayer estuvo sencillamente perfecto. Su primera mitad fue memorable, como lo fue la presión constante que desplegaron las gradas. Pocas veces se ha visto San Mamés en un estado semejante de ebullición. Este cronista, al menos, no alcanza a recordar un ambiente tan apasionado en La Catedral. Hubo muchos momentos en los que los jugadores ni siquiera podían escuchar el silbato del árbitro, sepultado entre el griterío de unas gradas entregadas como nunca. Probablemente, tenía que ser así. Era el Partido. Así, con mayúsculas.

Es de suponer que José María del Nido, el presidente del Sevilla, habrá extraído una lección después de lo visto. El público, entusiasmado con los goles del Athletic, no dejó de recordarle sus declaraciones de la víspera, cuando dijo que su equipo se iba a comer al león de la melena al rabo. Fue una boutade de nuevo rico y el dirigente sevillista se la tuvo que tragar a palo seco, poniendo cara de mármol en el palco. Porque lo cierto es que en el campo sucedió justo lo contrario. Fueron los leones los que se comieron al Sevilla en la primera parte y luego hicieron la digestión en la segunda.

El partido de los rojiblancos fue redondo. Era necesario que lo fuese para tumbar al Sevilla y convertirlo, como sucedió, en una caricatura del escuadrón temible que es. Buena culpa de ello la tuvo Joaquín Caparrós, que planteó un encuentro impecable, buscando un fútbol directo, tensionado hasta el límite desde el primer minuto. Su elección de Toquero en el once titular sorprendió a todos y resultó un acierto completo. El chaval se dio una paliza monumental apretando arriba, desahogó a Llorente y, rizando el rizo, hasta marcó el 3-0, un gol que puso en franquicia el pase a la final. San Mamés le despidió con una ovación que el sestaotarra recordará toda su vida.

El manejo de la situación de los futbolistas del Athletic fue también sobresaliente. Había una cierta inquietud antes del choque. Se temía que les pudiese la ansiedad y que el Sevilla se aprovechase de ello tirando de oficio. Pues bien, los temores se desvanecieron pronto y no sólo por el gol tan tempranero de Javi Martínez en el minuto 3. Los pupilos de Caparrós estuvieron soberbios desde el pitido inicial. Todos y cada uno de ellos firmaron un partido espectacular, haciendo bien su labor, la que tenían encomendada. Toquero dio lo mejor de sí mismo y algo más, Yeste lo bordó, Llorente marcó el segundo gol, Koikili desquició a Navas, Amorebieta y Ocio ataron en corto a Kanuoté... El análisis individual de los futbolistas obliga esta vez a un sobresaliente generalizado.

La superioridad rojiblanca fue total. Y no sólo en la primera parte. También en la segunda, sabiendo hacer el juego que les convenía, dejando pasar los minutos sin agobios -ni las entradas de Luis Fabiano y Capel reactivaron al Sevilla- hasta llegar al pitido final conservando ese 3-0 con el que hicieron historia