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Basurde Xiao Long

Relato sobre China que no pasó el corte :-)

Relato sobre China que no pasó el corte :-)

En el libro ¨El español en la maleta¨ escribí un relato sobre mi experiencia de tres años en Dubai. La razón por la que escribí sobre Emiratos Árabes y no sobre China es que cuando me embarqué en este proyecto llevaba menos de un año en Shanghái, era un recién llegado aquí y sabía más cosas del país arábigo que del lejano oriente.

 

El proyecto de publicar los relatos tardó en materializarse, el tiempo fue pasando y ya con el borrador del libro en manos de la editorial Esquema Ediciones me animé a escribir algo sobre China, país en el que llevaba ya tres años.

 

Fue algo rápido que envíe al editor por si le interesaba. Pero amablemente me dijo que no encajaba en lo que se iba a publicar, principalmente porque era muy distinto a los relatos que se incluían en el libro. Lo que vais a leer a continuación es más informativo que otra cosa, y en ¨El español en la maleta¨ lo que encontraréis son experiencias vitales de los compañeros que han colaborado: qué sienten, qué extrañan, por qué las cosas son diferentes…

 

Una de las cosas por las que me animé a escribir este segundo relato fue contrastar la idea de China que tenía la compañera que había escrito sobre el país que nos acoje actualmente. Hice también un par de referencias a otros amigos-autores que colaboran en el libro hablando sobre sus experiencias en diferentes países. Estas referencias a otros relatos tampoco encajaban bien en la idea que se tenía para la publicación.

 

Siendo un borrador, hasta haber llegado a ser candidato a estar impreso en papel este relato hubiera tenido que haber sido reescrito y vuelto a reescribir, así que ahí se quedó el tema. Yo me quedé satisfecho con las explicaciones  del editor, escribí esto básicamente porque me apetecía y si no tenía cabida, ¡ningún problema!

 

Luego se lo enseñé a una amiga de Shanghai, Anna, que tras leerlo me dijo básicamente lo mismo, algo como: ¨Castro, este texto es tan cuadriculado como tú, te falta alma, es más un informe que un relato de vivencias¨ :-) Así que aquí os dejo mi informe :-)

 

LA OTRA CHINA

 

En el relato anterior mi colega I.C. narra su experiencia educativa con estudiantes universitarios chinos en Shanghái. Para complementar su historia os voy a contar mis vivencias desde otro punto de vista totalmente diferente, ya que yo enseño en secundaria en una escuela internacional llamada Shanghai American School (SAS).

 

Para empezar, en mi escuela es muy raro encontrar a un estudiante de nacionalidad china. La explicación está en los criterios de admisión que siguen el siguiente orden de prioridad:

 

1.- Hijos de empleados del gobierno americano.

2.- Hijos de profesores extranjeros.

3.- Estudiantes de SAS que desean cambiar de campus.

4.- Hermanos de estudiantes de SAS.

5.- Ciudadanos de los Estados Unidos.

6.- Otros alumnos extranjeros con dominio del inglés.

7.- Otros alumnos extranjeros.

8.- Estudiantes de la República Popular China con permiso de la Comisión Educativa Municipal de Shanghái.

 

Explicando tres de los puntos anteriores os podréis hacer una idea de los contrastes de este fascinante país.

 

En primer lugar tienen prioridad de entrada los hijos de empleados del gobierno americano. La razón es que esta escuela opera amparada por el Consulado General de los Estados Unidos en Shanghái, lo cual conlleva muchas ventajas. Una evidente es el libre acceso a Internet. Mientras que en la calle o en nuestras casas no podríamos acceder a sitios Webs tan normales como Facebook o Youtube por encontrarse bloqueados por el gobierno chino, en nuestro campus el acceso a la red es libre. Otra ventaja es que importar material escolar a través del consulado agiliza mucho los trámites. Lo que no quita que a veces se produzcan situaciones curiosas como la vivida en agosto de 2010. Un contenedor con destino a nuestra escuela pasó semanas en la aduana sin que se pudiera retirar. Con motivo de la Expo 2010 los controles en Shanghái fueron muy exhaustivos y encontraron un arma de fuego en el envío. El tema se desbloqueó cuando el profesor de educación física aclaró que se trataba de la pistola de dar la salida que habían pedido para las pruebas de atletismo.

 

El punto tres da prioridad a los estudiantes que desean cambiar de campus. SAS cuenta con unos 3.000 alumnos –de enseñanza elemental hasta secundaria- divididos en dos campus: el campus de Puxi y el campus de Pudong. El último censo de noviembre de 2010 indica que la población de Shanghái es de unos 23 millones de habitantes, más o menos la mitad de la población española. No es de extrañar entonces que estos dos campus, estando en la misma ciudad, se encuentren a ¡60 kilómetros de distancia! Durante el trayecto entre uno y otro no dejas el área urbana en ningún momento. Los profesores de ambos campuses tenemos que trabajar juntos y, aparte del e-mail, las videoconferencias están a la orden del día, en salas especiales preparadas para ello.

 

En último lugar, en el apartado 8, tendrían acceso a SAS los estudiantes chinos. Eso si, con un permiso especial de la Comisión Educativa de Shanghái porque a-priori sus ciudadanos no podrían estudiar fuera del sistema público chino. En mis tres años en esta escuela solo he conocido a una alumna china, Qiu Yan, y se produjo una anécdota curiosa. Todos los años en marzo organizo un viaje escolar a España para estudiantes de castellano y de Historia de Europa. En marzo de 2009 visitamos Madrid y Andalucía, al año siguiente Barcelona y Valencia y este  hemos hecho los 100 últimos kilómetros del Camino de Santiago a pie. Yo no conocía a Qiu Yan porque estaba en la clase de Historia de Europa, pero a la hora de tramitar los visados era la única estudiante que necesitaba uno por tener pasaporte chino. Después de contactar con el consulado español en Shanghái le entregué a la estudiante los formularios para que los rellenara. Me dijo que no podía hacerlo porque estaban escritos solo en español y en chino. Y ella, pese a tener pasaporte chino, ¡no podía leer mandarín!

 

Por otro lado en mi clase más avanzada de español tuve a otro alumno de nombre Hong Yi. Hijo de padres chinos, de aspecto asiático, escribe y habla perfectamente el mandarín y, es español. Nació en Madrid y con 12 años su familia se mudó a Shanghái. En China no existe la doble nacionalidad, solo se puede tener un pasaporte. A la hora de elegir entre el pasaporte chino y el pasaporte español se decantaron por el nuestro. 

 

Lo que sin duda más me sorprende del sistema educativo chino es lo que llaman escuelas para inmigrantes. He aportado antes el dato del censo de 2010 que indica que en Shanghái vivimos 23 millones de personas. Esta misma fuente informa de que unos 9 millones son inmigrantes, y no se refiere a los inmigrantes extranjeros los cuales somos una ínfima parte. Se refiere a los inmigrantes chinos de las zonas rurales o ciudades más pequeñas que se han instalado en Shanghái en busca de mejores oportunidades. El éxodo rural en China no es tan ¨fácil¨ como lo pudo o puede ser en España. En nuestro país tienes la libertad de cambiar de domicilio sin dar ninguna explicación. Si eres de un pequeño pueblo burgalés de 64 habitantes como San Martín de Don, podrías hacer las maletas e instalarte en la capital Madrid. Al día siguiente pasarías por la oficina del censo y ya podrías disfrutar de las mismas ventajas que un madrileño. E incluso los más atrevidos podrían hacer lo mismo dentro de la Unión Europea, e instalarse en París sin ningún problema. Esto es diferente emigrando a los Estados Unidos. En ese caso se necesitaría antes un contrato de trabajo, presentar ese documento en el consulado americano de Madrid y tramitar el visado de residente. Compararía este proceso con el que tiene que afrontar un ciudadano chino a la hora de cambiar de localidad. Desde los tiempos comunistas todos los chinos tienen un documento de residencia llamado ¨hukou¨. Si su ¨hukou¨ indica que residen en Pekín no podrían instalarse en Shanghái sin antes haber hecho los trámites correspondientes. Los emigrantes del campo que acuden a Shanghái buscando un futuro mejor lo hacen de manera desesperada. Vienen a buscar trabajo en fábricas, en la construcción o en lo que les salga por el camino. Son como los ¨sin papeles¨ en España pero en su propio país, y regularizar su situación no es fácil. A la hora de enviar a sus hijos al colegio se encuentran con que no pueden acceder a las escuelas públicas municipales por encontrarse fuera del domicilio indicado en su ¨hukou¨, y se crean las llamadas escuelas para emigrantes. Sólo desde hace tres años han empezado a estar subvencionadas por el gobierno de la ciudad. Esto cambió probablemente gracias a la Expo 2010 al darse cuenta la ciudad de que necesitaba a estos emigrantes para afrontar los grandes proyectos urbanísticos que se llevaron a cabo. En SAS existe un club que se llama ¨Servicio a la Comunidad¨ en el cual participo. Entre otras actividades recaudamos fondos para estas escuelas, recogemos material escolar y ropa, y todos los jueves nos desplazamos con nuestros estudiantes voluntarios a sus instituciones para enseñar inglés. Considero el trabajo del club ¨Servicio a la Comunidad¨ fundamental, no solo para ayudar a las escuelas de emigrantes, sino también para que nuestros alumnos se den cuenta de que son unos privilegiados y que por ello tienen la responsabilidad de involucrarse en hacer una sociedad mejor. Volviendo al tema de la educación en China, cuando piensas en un sistema comunista una de las primeras ideas que te vienen a la cabeza es educación pública. Hasta hace tres años esto no era así en Shanghai y ahora lo es, pero no igual para todos.

 

En el relato anterior sobre China mi colega I.C. mencionaba que tuvo que firmar un contrato en el que prometía no hablar en sus clases de racismo, del Tibet, de sexo, de Taiwán o de lo ocurrido en la Plaza de Tiannamen. Afortunadamente yo en esta escuela no tengo esas restricciones porque me sería muy difícil trabajar así. En mis niveles altos de español me gusta tratar temas de actualidad, principalmente relacionados con España y con China. Un día de octubre de 2010 les entregué a mis estudiantes una fotocopia de un artículo de El País, en el que se trataba la reciente concesión del premio Nobel de la Paz 2010 a Liu Xiaobo. Este escritor chino se encuentra en prisión desde 2008 por ser uno de los autores –junto a otros 303 intelectuales y artistas de este país- de un manifiesto en el que pedían reformas democráticas. Al entregar la fotocopia uno de los alumnos dijo:

-       Lo sabía.

-       ¿Sabías que? –le respondí yo-

-       Sabía que ibamos a tratar hoy este tema en clase.

-       ¿Y por qué lo sabías?

-       Ayer en casa mis padres me preguntaron si en la escuela americana se hablaba de temas sensibles como este. Y yo le contesté que no mucho, pero que estaba seguro de que en la clase de español el Sr. Castro lo mencionaría.

El comentario me llenó de satisfacción.

 

Estamos muy lejos de países hispanohablantes y por ello es todavía más importante que los estudiantes vean el español como algo cercano. De ahí que trate las noticias de actualidad en español, organice los viajes a España, o tenga a los alumnos al corriente de las actividades culturales del Instituto Cervantes en Shanghái, organizando también alguna visita conjunta a sus talleres y conferencias.

 

El título del libro que tienes en tus manos es ¨El español en la maleta. Relatos de profesores de español por el mundo¨. Sería curioso investigar como las vidas de estos profesores se van entrecruzando en un mundo cada vez más globalizado. Con Ana –autora del relato de Arabia Saudita- coincidí trabajando en Dubai. A Chema –autor del relato de Qatar- lo conocí trabajando en Carolina del Sur. A Mikel–autor del relato de Turquía- lo conocí en Cuba. Nuestros caminos se van enredando, y siendo gente con las mismas inquietudes salen adelante iniciativas curiosas, como este libro o el último viaje a España que hice con mis alumnos, cubriendo los últimos 100 kilómetros del Camino de Santiago. Fue una experiencia preciosa porque juntamos a 20 estudiantes de Shanghái con 23 estudiantes españoles del I.E.S. Ría del Carmen de Cantabria. La organizadora de la agencia de viajes –Ana-, el profesor responsable del instituto español –Carlos- y un servidor habíamos coincidido 9 años antes trabajando juntos en Carolina del Sur, y no nos habíamos vuelto a ver desde entonces. ¡Qué bonito encontrarnos de nuevo en estas circunstancias! Hay un dicho castellano que dice ¨arrieros somos y en el camino nos encontraremos¨. La profesión de arriero ya no existe, y podríamos sustituir el dicho por ¨profesores de español somos y por el mundo nos encontraremos¨.

 

El viaje a España al que algunos estudiantes se apuntan es algo optativo, durante sus vacaciones, y totalmente voluntario. Sin embargo dentro del curriculum de la escuela existe un programa llamado ¨China Alive¨, en el que los alumnos de grado 9 y 10 –equivalentes a tercero y cuarto de la E.S.O. en España- pasan una semana conociendo algún lugar en China. Esa semana se paralizan las clases y se envían a grupos de estudiantes y profesores a lugares interesantes de China, normalmente a zonas rurales, para aprender in-situ sobre la cultura del país anfitrión.  

 

Si comparáis mi relato con el de mi colega I.C. pensaréis que nuestros alumnos tienen muy poco en común. Comparten un mismo espacio físico, que es la ciudad de Shanghái, pero parece que viven en otra dimensión. Puede que aparentemente así sea también con muchos otros relatos de este libro. Sin embargo la realidad es completamente distinta, y tanto Isabel como yo desde China, como todos los profesores desde sus respectivos destinos, tenemos una cosa en común. A través de la enseñanza del español estamos educando a la próxima generación de ciudadanos del mundo.

 

 

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