12, 13 y 14 de Octubre de 2007 Viaje a Muscat (Omán)
VIERNES 12 DE OCTUBRE
Nos levantamos Txema y yo a eso de las 6 a.m. después de una noche canalla en Barasti, con bastante gente del colegio. En mi SEAT fuimos al aeropuerto y ahí estuvieron los primeros dos errores.
1.- Llevar el coche. Pensaba que el parking de larga duración sería barato, pero al final por unas 50 horas nos cobraron 280 dirhams (56 euros). Ida y vuelta en un taxi hubiera costado unos 160 dirhams (32 euros), y la tranquilidad de no conducir.
2.- Para entrar había que recoger una ficha, y como yo iba acelerado volví a meter la ficha por una ranura una vez que la valla estaba abierta, así que me encontré dentro del aparcamiento sin la ficha. Cuando fui a explicarle el tema al encargado del parking, el indio me empezó a vacilar: “Que pasa, ¿es que no tenéis parkings en Espana?¨. Dios, porque tenía que coger el avión y tenía que solucionar lo del coche, si no le hubiera mandado con gusto a tomar por culo. Menudo subnormal.
El viaje a Muscat bastante rápido, unos 40 minutos. Sin embargo salimos con retraso, ya que alguien facturó las maletas y nunca llegó a embarcarse. En estos casos, por ley, tienen que sacar las maletas.
Llegamos a Muscat. La cola para conseguir el visado mas larga que un día sin pan. Estuvimos esperando un montón de tiempo. Por fin Txema optó por untar a una tía de allí para utilizar un servicio express. Te sientas en una sala y ellos te hacen todos los trámites. Cada vez nos hacemos más burgueses J
Los taxis en Omán no tienen taxímetro, así que te cobran lo que quieren. Bueno, en el aeropuerto tienen un puesto donde compras el billete de taxi al hotel donde te vayas a alojar, así que en este caso pagas lo que esté estipulado. Nuestro hotel, je, je, uno de los más cutres en mucho tiempo. El alojamiento en Omán es carísimo. El más barato que había encontrado en Internet era de 52 reales omanís por noche la habitación doble, es decir, unos 100 euros. Y no estaba dispuesto a pagar ese dinero. Así que me metí en las páginas amarillas de Omán y empecé a mandar faxes a los hoteles más cutrillos, sin página Web. Finalmente el Hotel Al-Nahda, en el fish market, nos ofreció una tarifa de 12 reales, unos 20 euros, que ya tenía mas sentido.
El taxista nos dejo en un sitio y nos señaló un hotel que se llamaba “Al Fanar”. Upps, no me fío, vamos a un hotel que se llama Al-Nahda. El taxista insistió en que era ese, y nos acompañó a la recepción. El recepcionista no hablaba inglés, lo cual no debería ser un problema si tienes la reserva confirmada. Pero tenía menos luces que un barco pirata y el check-in fue un infierno. Menudo personaje.
Subimos a la habitación y vimos que nos habíamos metido en la pensión “La pelos”. El baño chungo de pelotas, y como compañeros de habitación unos cuantos insectos que se atrevían a pasear por nuestras sábanas.
Salimos a pasear por el fish market y estaba todo absolutamente muerto. No había nadie en la calle a esas horas. Paseamos por el corniche, pasando por Mutrah Fort y por un incensario gigante, cogiendo posteriormente un taxi hasta la ciudad amurallada de Muscat, el viejo Muscat. Ahí vimos el palacio del Sultán. En Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Qatar, Bahrain y otros países de la zona había terminado oficialmente el Ramadán el día anterior. Sin embargo en Omán iba a terminar ese día. Parece que los ilustres no habían visto la luna como la tenían que ver. Esto derivaba en que hasta el Iftar no íbamos a poder comer, y teníamos más hambre que el perro de un ciego. Así que nos cogimos un taxi y nos fuimos al Hotel Intercontinental, donde ahí si, nos metimos un buffet bueno, con un siestón posterior sobre unas piedras, cerca de la playa.
Miramos después en el hotel tours para hacer al día siguiente pero eran carísimos, por lo que los descartamos. Txema quería alquilar un coche, idea que a mi personalmente no me atraía en absoluto. Fuimos a la zona de Ruwi, pero nos dijeron que no alquilaban solo para dos días, ya que iban a cerrar las oficinas por Eid. Como mínimo, una semana. Nada. Ruwi es una zona llena de indios. Esperamos hasta el Iftar y vimos como grupos de gente reunida rompían el ayuno a la vez.
Volvimos a nuestra zona, Mutrah, y cenamos en el paseo marítimo. La competencia entre restaurantes bestial, pasabas y te iban llamando con la carta para que te metieras en el suyo. Txema se compró un gorrito tradicional, muy guapo. Nos apetecía tomar una cerveza así que le dijimos a un taxista que nos llevara al hotel Al-Bustan, que tenía buena pinta. Estaba cerrado. Siguió buscando sitios y nada. Hasta el día siguiente, Eid, no nos íbamos a poder beber una birra. Dimos una vuelta por el zoco en Mutrah, y a dormir.
SÁBADO 13 DE OCTUBRE
El hotel era una KK pero dormimos de maravilla, unas 12 horas. De 11:30 p.m. a 11:30 a.m. Fuimos a desayunar, pero los restaurantes no abrían hasta la 1. Vemos una furgoneta taxi y nos montamos con un montón de indios. Destino: Ruwi. Voy a sacar dinero en el Omán International Bank pero el cajero se traga mi tarjeta de debito. Intento sacar luego con la de crédito. Me pide el PIN, pero me la devuelve. Upsss, que chungo.
Hora de comer y nos vamos al KFC. Yo antes me había metido un café en un puesto de indios, pero Txema es más segurolas con la comida y bebida local. Yo al contrario, me encanta probar sus historias.
Seguimos paseando y encontramos un HSBC, banco internacional, que esta vez si que nos da dinero sin problemas. De Ruwi nos cogemos un taxi y nos vamos al hotel Crowne Plaza, a disfrutar de sus vistas desde lo alto. Tomamos ahí unos cafés viendo la piscina, las pistas de tenis y la playa, y nos vamos andando hasta el Rock Bottom. Es una cadena de bares, y el de Dubai se sale. No abren hasta las 6 p.m. así que nos vamos a la zona Shatti al-Qurm, a dar un paseo por la playa. Llegamos hasta unos cines, Al-Shatti Plaza, y nos vemos una película llamada “The Kingdom”. Reconozco escenas rodadas en Abu Dhabi, capital de Emiratos, pero supuestamente es Riyad. Antes de la peli nos metemos en un salón recreativo. Yo le gano a Txema 2-0 al billar, pero el me machaca en las carreras de motos, 0-4. Upsss.
El cine es una fiesta. Chavales que bajan y suben durante la película, aplausos, al acomodador le suena el móvil, gente hablando continuamente… un desastre ;-) Salimos y nos vamos al Qurm Beach Hotel donde se encuentra el único bar irlandés de Omán. Música en directo, unas fish and chips, unas pintas, y vemos en la tele la semifinal Francia vs. England del mundial de rugby. Animamos a Francia ante un montón de británicos, pero Les Blues pierden.
De ahí nos vamos al Trader’s Vick, otra cadena de bares. En Dubai tienen el bar en Madinat. No hay muy buen ambiente, así que tomamos un taxi y terminamos en el Gran Oasis Hotel. Tiene un par de bares con clientela local y no deja de ser un lugar curioso ;-) Para variar cerramos el bar y nos volvemos al hotel en un taxi que parece pirata, más viejo que Matusalem. Todos nos estaban cobrando entre 5 y 10 reales y este solo 1.5, así que no hay mucho problema en que sea pirata ;-). Llegamos a casa a las 3:30 a.m. y a las 8 a.m. otra vez arriba, para volvernos a Dubai.
Muscat es una ciudad donde si no tienes coche estás bastante perdido. Lo guapo es ir en coche desde Dubai, pero yo no quería perder clases de francés y por eso tomé el avión. Pero lo interesante es conducir, parar en los pequeños pueblos, ver las zonas rurales y finalmente llegar a Muscat. Hacer lo que hemos hecho nosotros, presentarte allí en avión y ver la ciudad en un par de días, no lo recomiendo.
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