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Basurde Xiao Long

MARTES 25 DE MARZO: AMRITSAR – DELHI – AGRA (INDIA)

MARTES 25 DE MARZO: AMRITSAR – DELHI – AGRA (INDIA)

Madrugo ya que mi tren sale a las 6:25. Tarde o temprano si estás en India vas a coger un tren. El viaje transcurre sin novedad, sentado al lado de unos sikhs y una pareja con un crío pequeño. La lectura se va interrumpiendo por los diferentes vendedores de comida, bebida, bolígrafos, gente pidiendo, que va pasando de andén a andén con cierta frecuencia. Ah, también aparecieron unos travestís vestidos con el traje tradicional indio. Se veía claramente que eran hombres. Había leído sobre ellos en mi guía. Se llaman Hijras. Algunos son gays, otros hermafroditas, otros lo suficientemente desafortunados para haber sido secuestrados y raptados. En esta sociedad no se acepta a los gays, pese a que ves a un montón de indios de la mano ;-) Es cultural. Sin embargo, estas hijras están vistas como un tercer sexo y se pasean por ahí “alegremente”.

  

Después de ocho horas llegamos a una parada y la mayoría de la gente se baja. Yo me bajo también, le pregunto a uno si eso es Delhi y me dice que si, pero que una estación pequeña, y que yo probablemente quiero ir hasta Nueva Delhi. Uppps, vuelta al tren.

  

En ese trayecto desde las afueras de Delhi hasta Nueva Delhi se me sientan dos tíos bastante “sospechosos”, que logran inquietarme. Me empiezan a hacer preguntas que contesto con monosílabos, en un tono correcto pero a la vez que indica “venga chavales, dejadme tranquilo”. Uno de ellos es bastante grande y no deja de tocarme la pierna. Lo cual puede ser simplemente cultural, ya que la distancia interpersonal es bastante más corta –tirando a inexistente- en este país. Afortunadamente se bajan antes que yo. Creo que saltaron automáticamente todas mis alarmas por acercarme a una ciudad de más de 13 millones de habitantes.

  

Bajo en Nueva Delhi y eso es el gran caos. Ahora quiero conseguir un billete hasta Agra, para hacer todo el viaje de un tirón y ver esta ciudad a la vuelta. Pero no parecen fáciles las cosas. Pregunto en una taquilla oficial y la tía me manda a no se qué mostrador. Voy y me viene el primer tío a dar la chapa. Le esquivo con elegancia. Me pongo a mirar el cartel que informa de los destinos y horarios y aparece el segundo “aguililla”, de pintas más o menos respetuosas, que me dice que mejor vaya a la compañía de turismo, y se accede a acompañarme. Pensaba que era un tío que también estaba esperando un tren, así que accedo. Pero el cabrón era un comisionista. Me lleva a lo que se supone que es una agencia oficial del gobierno, pero no es más que una agencia de viajes. Pregunto precios. En primera 1000 rupias, en segunda 750. Joder, si el billete de Amritsar aquí me ha costado 135 riales y era un trayecto mucho más largo de 8 horas! Mira uno a las 3:30 y me dice que está lleno. Mira otro a las 5:30 y me dice lo mismo, pero que me puede reservar uno para mañana. Después de unos días ya ves como funciona este sub-mundo. Lo reservas para mañana, el tío te busca el hotel de un colega, y al final entre unos y otros ni haces lo que quieres, ni llegas a tu destino y te sacan la pasta.

  

Pregunto a ver si sale algún autobús hacia Agra. Como no, me dice que imposible, que la estación está a 18 kilómetros y que los autobuses solo salen por la mañana. Menudo pirata, no cuenta más que mentiras así que me largo. Quién está esperando fuera? El comisionista, ja, ja.

  

A la salida me voy del tercero. El cuarto chapas es más astuto. Subo por las escaleras hasta los andenes, y el tío me para y me dice ”Solo se puede pasar por aquí con billete”. Joder, si alguien te dice eso piensas que trabaja en la estación. Bien, le digo “Vale, y donde lo compro”. “No problem, yo te llevo”. Baja las escaleras y se dispone a ayudarme. Pero entonces una luz se enciende en mi cabeza. “O sea, yo no puedo pasar sin billete, y este maricón se va de su puesto y todo Cristo sin billete está ahora pasando?” Comisionista! Le digo que creo que no es un trabajador oficial, y que gracias pero me busco la vida solo. La reacción del tío… abrir la cartera y sacar un carné de identidad donde no decía absolutamente nada. Como si yo le saco el carné de la biblioteca. Aplaudo la iniciativa y le mando a tomar por culo.

  

Más tíos me dan la chapa. Por fin voy a unas taquillas y consigo que me atiendan. Me venden un billete –por 57 rupias- en clase gualtrapa. Le pregunto a que hora sale y me dice que no sabe, que vaya a información. Eh????

  

Mientras estaba en la cola apareció el quinto “pesao” oficial que me decía que no podía ir en esa clase, que era de pie, y que yo tenía que ir en segunda. Venga, bien, pero lárgate chico.

  

Voy a los andenes y pregunto a ver a que hora sale mi tren, y de donde. Me contestan que en 5 minutos, uppss. Llegué a Delhi a las 2:25 p.m. y soy capaz de salir hacia Agra una hora más tarde. Good job, no era una misión facil  ;-)

  

El clase “gualtrapa” estamos hacinados. En un primer momento pensé que había entrado en un coche-capa, porque había gente arriba. Pero era gente sentada en el porta-equipajes. No tengo asiento, así que tengo que ir de pie. Poco a poco según vamos tragando kilómetros consigo abrirme un hueco en plan Ramón Rivas y sentarme encima de la mochila, donde termino el libro que empecé la noche anterior. “Abierto toda la noche” de David Trueba. Muy bueno. Por lo menos no se me borra la raya del culo, porque con las 8 horas anteriores… he terminado con el culo “baldao”. Junto a mi se sienta en el suelo un místico con la cara pintada, pelos largos y un traje naranja. Después entablo conversación con un chaval que habla inglés. Le pregunto que pasa con este tío, y me dice que se dedica a ir de un lado a otro dando bendiciones a la gente. Joder, si te pagan por ello un curro cojonudo, no?

  

Llegamos al destino sin más novedad que los continuos empujones en cada una de las paradas. Al bajar ya tengo al típico taxista en mis morros preguntándome donde voy. Pues mira, voy al kiosco prepago de motocarros donde me va a salir el viaje la mitad de lo que me vas a pedir. Compro el billete ahí, y el conductor me lleva al Tourist Rest House, hotel donde pasaré tres noches. Lo he elegido un poco apartado y con jardín, ya que conviene desconectar un poco, leer, … El único problema es que en este no tienen cerveza. Ceno al aire libre en el hotel, y a dormir.

  

El piloto que me llevó al hotel quería quedar conmigo para el día siguiente, pero le dije que no sabía a que hora me iba a levantar, que duermo mucho y que paso de quedar. Por la noche entre los mosquitos –tengo 200 picaduras-, los pájaros que cantaban y los perros que ladraban… difícil dormir.

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