JUEVES 27 DE MARZO: AGRA FATEHPUR SIKRI
Esta noche los mosquitos no dieron tanto por el culo. Me levante tarde, desayuné y a las 11 ya estaba preparado para ejercer mi rol de turista. Esta vez el destino era
FATEHPUR SIKRI
Tome un motocarro hasta la estación de autobuses. Me preguntó a ver a donde quería ir luego y le dije que a Fatehpur Sikri. Por supuesto se ofreció a llevarme, por 400 rupias. El autobús costaba 22 rupias por trayecto, y también me apetecía utilizar ese medio de transporte, así que le dije que nada.
En el bus iban otras dos parejas de turistas. Unos suizos muy majos y otros que por el libro que llevaban parecían serbios o croatas. Estuve hablando con los suizos. Al llegar una hora después a nuestro destino los balcánicos preguntaron algo, a ver como llegar o que hacer, pero los suizos se hicieron cargo de la situación y a mi como me apetecía estar a mi bola, me piré.
Fatehpur Sikri es una magnifica ciudad fantasma fortificada, a 40 kilómetros de Agra. Esto fue una “cagada” de nuestro amigo Akbar, que mandó construir aquí la capital del imperio mogol después de visitar a un santo que predijo algo que después se cumpliría. Fue un error ya que no había agua en las cercanías, así que cuando Akbar “dobló” la servilleta sus sucesores la abandonaron. Cuando hablaban de una ciudad fantasma pensaba que quedarían cuatro piedras, pero que va, te das cuenta de que en su día fue algo grande.
Empiezo la visita quitándome de en medio los 200 guías que me salen al paso. Uno me dice que no es guía, que es estudiante, lo que me produce la risa recordando la misma frase pronunciada por un marroquí este verano en Meknes ;-)
Subo las escaleras y entro a JAMA MASJID -una enorme mezquita todavía en uso- a través de una puerta de 54 metros. En el arco superior hay una cita del profeta Jesús –si, el de los cristianos ;-)- extraída del Corán que dice “Este mundo es un puente , crúzalo pero no te quedes a vivir en el. Aquel que espera por una hora puede esperar por la eternidad”. Considerando el destino de esa ciudad parece una cita muy apropiada.
Dejo los zapatos fuera pensando… “que pasaría si al salir no están?”. Y cosas de la vida, al salir no estaban… pero enseguida apareció un aguililla con ellos y la mano extendida. Mejor los hubiera dejado en su sitio.
Dentro de la mezquita está la tumba de Shaikh Salim Christi, que es el santo Sufi que le dijo la profecía a Akbar y que luego se cumplió. La profecía… pues que iba a tener un heredero. Tampoco creo que se la jugara tanto, no? Así que la gente visita la tumba, y en las ventanas de mármol atan unos hilos para pedir descendencia.
Para entrar en la tumba hay que cubrirse la cabeza. Un espontáneo me pone un gorro en la cabeza. Me pongo a mirar la tumba, y el tío dándome la paliza. Le digo que no necesito guía, y me dice que no es guía. Que es un sitio religioso y que nunca me pediría dinero, que solo quiere explicarme las cosas. Joder, aquí la gente hace las cosas por amor al arte. Finalmente sale a la superficie la razón. Quiere que le acompañe a su tienda. “Venga chaval, vete por ahí”. La tumba está a tope. Un guardia me hace un además para que eche dinero. “Ni de globo”. Al salir hay otro recogiendo los gorros de plástico que el tendero me ha puesto en la cabeza. Me extiende la mano para que le de tela, pero de otro que me escaqueo. “Que no soy La Caixa, merluzos!”.
Salgo, recupero mis zapatos y doy vueltas por la ciudad, que está guay aunque con demasiadas cuestas para mi gusto. Se puede entrar pagando a algunas dependencias, pero yo paso. Después de un rato, tomo el autobús de vuelta.
En el autobús se sienta a mi lado la única extranjera que va en el. Es alemana, muy maja. Lleva una semana en la India pero estará 8. Trabaja con ordenadores. Nos tiramos el viaje hablando, pero al llegar a Agra nos separamos, porque veo una calle de bancos y necesito cambiar dinero antes de ir a Delhi. Acción precipitada, me tenía que haber despedido en condiciones, pero necesitaba la tela y cambiar antes de que cerraran.
Total, que en la calle de los bancos entré a tres y me dijeron que no cambiaban dinero. Así que me cogí un motocarro, fui a la calle Fatehabab y ahí cambié pasta en un Thomas Cook. A la salida me estaban esperando unos mendigos para que compartiera mi riqueza. No es mal sitio para ponerse.
Sigo caminando y veo un hotel bastante elegante, “Hotel Amar”. No tengo planes más planes así que me meto a tomar una birra. En la recepción acaban de llegar un montón de vascas de mediana edad, inconfundibles por la ropa y el pelo corto ;-) Intercambio un buenas tardes y a la barra.
Vuelta al hotel, cena, ducha y a dormir.
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