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Basurde Xiao Long

Gunung Ungaran (2.050 m.) Isla de Java, Indonesia. 11 de octubre de 2014

Gunung Ungaran (2.050 m.) Isla de Java, Indonesia. 11 de octubre de 2014

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Subir esta montaña no era algo que tenía en mente. Me había apuntado a una media maratón de montaña el domingo 12 de octubre, la MesaStila Challenge 21K. Esta prueba se celebraba en el centro de Java y desde Yakarta tenía varias opciones para volar a la zona:

- Volar al aeropuerto de Semarang y desplazarme 55 kilómetros al sur.

- Volar al aeropuerto de Yogyakarta y desplazarme 65 kilómetros al norte.

- Volar al aeropuerto de Solo y desplazarme 75 kilómetros al oeste.

 

Compré en su día un billete de avión al aeropuerto de Semarang y no me preocupé demasiado del asunto:

Ida sábado 11 octubre – Lion Air JT504: Yakarta (08:00 a.m.) – Semarang (09:05 a.m.)

Vuelta domingo 12 octubre – Lion Air JT515: Semarang (18:35) – Yakarta (19:40)

 

El viernes antes de volar empecé a buscar información sobre cómo llegar de Semarang a MesaStila, el resort donde se iba a celebrar la prueba. Y vi en un mapa que a medio camino se dejaba una montaña a la derecha, Gunung Ungaran. Así que me metí en la biblia de las montañas en Indonesia, Gunung Bagging, para recabar información sobre este monte. Se indicaba la forma de acceder a ella, que no había que pedir permiso para subir y que el sendero estaba bien marcado para poder hacerlo sin un guía. Así que pensé… ¨bueno, vamos a intentar a ver si llegamos¨.

 

El sábado aterricé en Semarang a la hora programada. Me fui directo a la cabina de taxis oficiales y pregunté el precio de un taxi a los templos de Gedong Songo, desde donde se accede a Ungaran. El encargado sacó una lista donde tenía impresos todos los destinos y me indicó el precio: 285.000 rupias (=20€) En condiciones normales yendo a mi aire me cojo un autobús y listo, pero si quería subir la montaña el tiempo apremiaba, ya que en Indonesia para las 5:45 p.m. se pone el sol. Llevaba linterna, pero por si acaso mejor no tener que usarla. Fueron 46 km. en taxi que nos llevaron 1h35´. Pasamos de cero –Semarang está en la costa- a 1.289 m.s.n.m.

 

Estaba en Gedong Songo. La guía de viajes ¨Lonely Planet¨ dice lo siguiente sobre estos templos:

 

¨Estos nueve pequeños templos hindúes -´Gedung Songo´ quiere decir ´9 edificios´ en javanés- se extienden por las faldas del monte Ungaran. Estos templos no son grandes, pero el escenario es magnífico. A unos 1.000 metros de altitud se tiene una de las vistas más espectaculares de Java –al sur Gunung Merbabu y detrás Gunung Merapi; al oeste Gunung Sumbing y Gunung Sundoro. Para las vistas mejor llegar pronto por la mañana.

 

Construidos en el siglo VIII d.C. y dedicados a Shiva y Vishnu, cinco de los templos están en buen estado después de ser restaurados en los 80. Sin embargo, la mayoría de las tallas de piedra se perdieron. Un sendero pasa por tres agrupaciones de templos –los templos en la tercera agrupación son los más impresionantes-. A mitad de camino, la pista lleva a un barranco y a unas termas calientes, y continua subiendo hasta el templo final y sus hermosas vistas. La circular de 3km. se puede andar en una hora, pero calcula más tiempo para disfrutar de la atmósfera. Se pueden alquilar caballos.¨

 

Llegué al puesto de entradas: 7.500 rupias para locales (=0.50€), 50.000 rupias para turistas (=3.50€). Desembolsé el medio euro que me correspondía y visité los dos primeros templos. A las 11:00 a.m. me salí de la ruta de templos y cogí el sendero que ascendía a la cima de Ungaran.

 

La cima de Ungaran la forman tres picos: Gendol en el oeste, Botak en el medio y Sarung Pala, el punto más alto. Subí primero a Botak, que en indonesio quiere decir ¨calvo¨. La razón es que es una cima cubierta de hierba, sin árboles alrededor. Con lo cual las vistas del punto más alto ¨Sarung Pala¨, de los montes de alrededor y de la civilización en las faldas es fantástica. De Botak bajé a la bifurcación a ¨Sarung Pala¨ y alcancé la cima a las 2 p.m., tras tres horas de subida.

 

Me encantó la subida, los paisajes son muy bonitos y el sendero es sendero sendero. De los que solo puede ir una persona. Combina tramos con bastante pendiente con algunos en los que vas llaneando por bosque. No me encontré con nadie hasta cinco minutos antes de llegar a la cima, lo cual en los montes de Indonesia es un privilegio.

 

Una vez en la cima tenía dos opciones:

- desandar el camino a Gedong Songo, donde había empezado.

- bajar por otra ruta.

 

No había dejado nada abajo ni me esperaba nadie, así que decidí descender por el otro lado. Pasé por un pueblo pequeño llamado Promasan en el que había un montón de karatekas entrenando. Pregunté a ver si había transporte público a la civilización pero me dijeron que ahí no, que tenía que caminar al siguiente pueblo –cuyo nombre desconozco y no aparece en los mapas-. El descenso es muy bonito porque se pasa por campos de té. Llegué a ese siguiente pueblo y pude negociar el transporte a la civilización, con lo que paseo terminado. En total fueron 15km, 5h17´, 1.174m. de ascenso y 1.412m. de descenso, según la aplicación Sports Tracker de mi móvil.

 

Respecto al transporte de vuelta, fue una moto taxi que aquí es lo que se conoce como ¨ojek¨. Vamos, ir de paquete en una moto. Fueron 25 kilómetros hasta Ungaran, lo que nos llevó 1h05´. No es la situación ideal de transporte cuando vas de paquete en una moto sin casco, pero es uno de los transportes típicos de Indonesia, y en esa zona montañosa donde me encontraba el único disponible.

 

En Ungaran –ciudad que da nombre al monte- dejé el ¨ojek¨ y me monté en un ¨angkot¨, que es como una Nisan Vanette que aquí funciona como transporte público, cogiendo y dejando a viajeros que dan el alto en el arcén. Hice en ese medio de transporte los 35km restantes hasta MesaStila.

 

Al descender del monte Ungaran por la otra ruta pensé únicamente en andar por otro camino, sin reflexionar demasiado en por dónde estaba yendo. Luego al preocuparme de buscar transporte público para llegar a MesaStila me di cuenta de que me había alejado de mi destino. Para los que conocéis el Valle de Tobalina, fue como si viajara de Sobrón rumbo a Frías. Decido parar el San Martín de Don y subir al Cueto para luego bajar hasta Barrio en el Valle de Valdegobía. Me he cambiado de valle y ya llegar a Frías es una kilometrada adicional importante.

 

Contento de haber podido subir a Ungaran y de haber llegado a Mesastila me presenté en la recepción del hotel listo para el siguiente plan del fin de semana, que podéis leer en el siguiente enlace a mi blog: MesaStila Challenge 21K.

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