Libros: ¨Hombres buenos¨ -Arturo Pérez-Reverte-
Con la visita a Yakarta de mi madre llegó también la última novela de Arturo Pérez-Reverte, calentita de la imprenta.
Resume la contraportada:
¨A finales del siglo XVIII, cuando dos miembros de la Real Academia Española, el bibliotecario don Hermógenes Molina y el almirante don Pedro Zárate, recibieron de sus compañeros el encargo de viajar a París para conseguir de forma casi clandestina los 28 volúmenes de la Encyclopedie de D´Alembert y Diderot, que estaba prohibida en España, nadie podía sospechar que los dos académicos iban a enfrentarse a una peligrosa sucesión de intrigas, a un viaje de incertidumbres y sobresaltos que los llevaría, por caminos infestados de bandoleros e incómodas ventas y posadas, desde el Madrid ilustrado de Carlos III al París de los cafés, los salones, las tertulias filosóficas, la vida libertina y las agitaciones políticas en vísperas de la Revolución Francesa.
(casi me asfixio leyendo las 121 palabras anteriores sin un punto)
Basada en hechos y personajes reales, documentada con extremo rigor, conmovedora y fascinante en cada página, Hombres buenos narra la heroica aventura de quienes, orientados por las luces de la razón, quisieron cambiar el mundo con libros cuando el futuro arrinconaba las viejas ideas y el ansia de libertad hacía tambalearse tronos y mundos establecidos.¨
Con El tango de la Guardia Vieja Reverte puso en práctica una idea novedosa aprovechando los avances tecnológicos de nuestro tiempo. En este blog novela en construcción fue publicando ideas que le venían a la cabeza al escribirla, dificultades que se iba encontrando y cómo las iba solucionando, fotos de lugares en los que las diferentes situaciones que suceden en el libro tuvieron lugar. En Hombres buenos lo que hubieran sido esas reflexiones y comentarios en ese blog sobre la construcción de la novela se intercalan con la historia, de modo que antes de leer la parte correspondiente sabes cómo se ha documentado el autor para escribirla. Algo novedoso y muy interesante. En este tipo de novelas históricas al final el autor suele resumir el proceso creativo en las notas de autor, indicando qué es realidad y qué es ficción. Sin embargo intercalarlo en el libro permite hacerlo de una manera mucho más detallada.
El narrador de estos apuntes sobre la construcción de la novela se supone que es el propio autor, Arturo Pérez Reverte. Los datos generales así lo sugieren: escritor contemporáneo y académico de la Real Academia Española. Sin embargo juega un poco a no hacerlo totalmente evidente en los detalles específicos. Comienza la novela de la siguiente manera:
¨Imaginar un duelo al amanecer, en el París de finales del siglo XVIII, no es difícil. Basta con haber leído algunos libros y visto unas cuántas películas¨.
Posteriormente, en el momento de la novela en el que se celebra el duelo el autor explica el proceso de documentación:
¨Reconstruir el resto de la escena, lo ocurrido aquel dramático día en París, sus preliminares y desenlace, me correspondía a mí. Para abordarlo con el rigor necesario acudí a unos cuantos textos y refresqué viejos conocimientos de esgrima a los que ya había recurrido veintitantos años atrás, cuando escribí mi novela La estocada¨.
Con La estocada hace referencia a El maestro de esgrima, publicada en 1985, en la que el protagonista, sí, dedica el final de sus días a encontrar ¨la estocada perfecta¨.
En otro momento de la novela el autor está explicando cómo se documentó sobre el camino que siguen los académicos a París, habiendo entrado ya en Francia.
¨Al llegar a Cléry, muy cerca de Orleans, cumplí con un pequeño rito personal, pasando el puente hacia la otra orilla para detenerme un rato en Meung, donde comienza el primer capítulo de Los tres mosqueteros: cuando D´Artagnan encuentra por primera vez, ante la posada del Franc Meunier, a sus mortales enemigos Milady y Rochefort. El rito era doble, pues en Meung, además, siguiendo precisamente la traza de la novela de Alejandro Dumas, yo había pasado algunos días veinte años atrás, para situar allí un episodio de mi novela La sombra de Richelieu; el que empieza: Era una noche lúgubre. El Loira corría turbulento…, etcétera.¨
Esa novela La sombra de Richelieu es más conocida como El club Dumas, y esas líneas sí que aparecen en la novela:
¨ Era una noche lúgubre. El Loira corría turbulento, y su crecida amenazaba desbordar los viejos diques del pequeño pueblo de Meung. La tormenta rugía desde antes del atardecer y, a intervalos, un relámpago recortaba en la negrura la mole del castillo, con zigzags de claridad restallando igual que latigazos sobre el empedrado desierto, húmedo por las rachas de lluvia, de las viejas calles medievales.¨
Otro de los títulos supuestamente escritos por el narrador de la historia es El cazador de libros:
¨Yo seguía mirando el Sena. Los puentes cercanos, pensé, eran los mismos que en el siglo XVIII, excepto el Pont des Arts, de construcción posterior: en otro tiempo mi lugar favorito de aquella ciudad, donde veinte años atrás había ambientado una de las escenas de El cazador de libros.¨
El cazador de libros una vez más haría referencia a El club Dumas, en el que el protagonista Corso recibe el encargo de encontrar en librerías de viejo las dos últimas copias de un libro. La escena a la que hace referencia sería esta:
¨ La miró con atención, mas el río había arrastrado también las imágenes que segundos antes poblaron aquellos ojos. Ya solo había allí verde líquido, y luz.
- Creo en la estupidez y en la ignorancia -le sonrió a la chica con aire cansado-. Y creo que el mejor navajazo es el que se da aquí, ¿ves? -señaló su propia ingle-. En la femoral. Cuando lo están abrazando a uno.
- ¿Qué temes, Corso? ¿Que te abrace?… ¿Que el cielo te caiga sobre la cabeza?
- Temo a los caballos de madera, a la ginebra barata y a las chicas guapas. Sobre todo cuando traen regalos. Y cuando usan el nombre de la mujer que derroto a Sherlock Holmes.
Habían seguido caminando, y se hallaban sobre las planchas de madera del Pont des Arts. La joven se detuvo, apoyándose en la barandilla metálica junto a un pintor callejero que exponía minúsculas acuarelas.
- Me gusta este puente -dijo-. No pasan coches. Solo parejas de enamorados, viejecitas con sombrero, gente ociosa. Es un puente con absoluta ausencia de sentido practico.
Corso no respondió. Miraba las gabarras que pasaban, mástiles abatidos, entre los pilares que sostenían la estructura de hierro. En otro tiempo los pasos de Nikon sonaron en aquel puente junto a los suyos. La recordaba deteniéndose también junto a un vendedor de acuarelas, quizás el mismo, arrugada la nariz porque el fotómetro no estaba a sus anchas con la luz diagonal, excesiva, que incidía sobre la aguja y las torres de Notre-Dame.¨
En el capítulo 2 hablando de la ambientación escribe el narrador lo siguiente:
¨Yo estaba familiarizado con el Madrid del último tercio del siglo XVIII; lo había tratado en alguna novela anterior. De modo que, para mover a los personajes en ese escenario, sabía dónde buscar. Sobre usos y costumbres de la época, incluso sobre giros coloquiales y detalles del habla contemporánea, disponía de libros de consulta adecuados: las obras de Cadalso y de Leandro Fernández de Moratín, los sainetes de Ramón de la Cruz y González del Castillo, libros de memorias y relatos de viajeros con descripciones detalladas de personajes, lugares y monumentos. En cuanto a la estructura urbana, el trazado de calles y la localización de edificios tampoco planteaban problemas de importancia. En mi biblioteca disponía de dos piezas notables a las que ya había recurrido antes, con motivo de un relato sobre la sublevación contra el ejercito de Napoleón el 2 de mayo de 1808.¨
Ese relato no es otro que Un día de cólera.
En el capítulo 3 escribe:
¨A sus buenos oficios, entre muchos tratados de navegación, debía uno de mis favoritos: el Cours élémentaire de tactique navale dédié à Bonaparte, de Ramatuelle, que habían utilizado los marinos franceses durante el combate de Trafalgar, y que usé para una novela publicada en 2005 sobre ese mismo episodio¨.
Se está refiriendo a su novela Cabo Trafalgar y es inevitable que el sustantivo episodio no nos recuerde a Los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós en el que el escritor canario entre otros episodios históricos recoge la batalla de Trafalgar y lo sucedido El 19 de marzo y el 2 de mayo de 1808, unos 130 años antes de que Reverte los reescribiera.
La novela transcurre a finales del siglo XVIII. Los 28 volúmenes de la primera Encyclopédie que los académicos van a buscar a Paris se publicaron entre 1751 y 1772 y la trama transcurre antes de la Toma de la Bastilla, acontecimiento sucedido el 14 de julio de 1789 y que supuso simbólicamente el fin del Antiguo Régimen y el comienzo de la Revolución francesa. Arturo Pérez Reverte muestra de forma muy clara cuál era la situación sociopolítica tanto en España como en Francia en esas décadas de los 70 y 80 del siglo XVIII. La aventura de los dos académicos es interesante, combinando partes emocionantes con otras en las que la trama se ralentiza y se puede hacer un poco tediosa. Pero es en estas partes más lentas en las que el autor incide más en la ambientación de la época en la que transcurre la trama, con lo que al final das carpetazo a la novela estando bastante más ilustrado en esa época que al abrir el libro.
Entre los personajes secundarios hay uno que me gusta especialmente y es el académico conservador Manuel Higueruela.
¨Se oye una campanilla. Desde la vecina iglesia de San Ginés suben un sacerdote y un monaguillo con los óleos y el Santísimo, camino de asistir a un moribundo. Se detienen los dos académicos: santiguándose Higueruela con la cabeza inclinada; desaprobador y despectivo Sánchez Terrón.
- En cuanto a mi opinión, ya la sabe –dice el periodista cuando siguen camino-. Maldita la falta que nos hace ese torrente impreso de descreimiento e impiedad que insulta todo lo tradicional y todo lo honorable… Esa ola que pretende anegar el trono y el altar, sustituyéndolos por el culto a palabras como razón y naturaleza, que pocos entienden… ¿Imagina los trastornos y revoluciones a los que nos exponen esas ideas, puestas a disposición de cualquier cadete, estudiante de primer año o mancebo de botica?
- Tampoco es eso –discrepa, formal, Sánchez Terrón-. Usted desafora, como acostumbra. Usted exagera. Yo no soy uno de sus cerriles lectores, recuérdelo.¨
No me gusta por sus ideas, me gusta por el hecho de que desde las primeras páginas a este periodista conservador le puse la cara del director de un ¨razonable¨ periódico español en la actualidad. Sus apellidos comparten un diptongo, una ¨h¨ y terminan en ¨a¨. Así se hace bastante más divertida la lectura :-) Podéis probarlo con el tertuliano conservador que más rabia os dé.
Termino esta entrada como la empecé, hablando de un duelo. Antiguamente los asuntos de honor se dirimían en un descampado al amanecer, con dos padrinos por oponente como testigos. Esa práctica se prohibió y ha quedado en desuso, sin embargo ayer 18 de abril vi un video en el que un aristócrata británico de origen polaco reta a duelo a espada en Hyde Park a un eurodiputado británico líder del Partido por la Independencia del Reino Unido. ¿Recogerá el guante?
No digo que deban volver las guillotinas y los duelos al amanecer –tampoco digo lo contrario- pero si es necesidad imperiosa que el honor vuelva a la sociedad, que es algo que parece llevar varias décadas ausente.
2 comentarios
Basurde -
Muchas gracias por su comentario en mi blog.
Un cordial saludo.
SirCharles -
Esclarecedor.