Blogia
Basurde Xiao Long

Libros: ¨Sidi¨ -Arturo Pérez-Reverte-

Libros: ¨Sidi¨ -Arturo Pérez-Reverte-

El pasado 18 de septiembre salió a la venta la esperada última novela de Arturo Pérez-Reverte, Sidi. Me había terminado un libro la semana anterior pero esperé a ponerme con otro porque estaba impaciente por comenzar este.

 

Dice en las primeras páginas:

 

¨Sidi es un relato de ficción donde, con la libertad del novelista, combino historia, leyenda e imaginación. He simplificado en lo posible la grafía de las expresiones en lengua árabe. Episodios reales como el destierro del Cid y batallas como las de Almenar y Pinar de Tébar se alteran o funden entre sí según las necesidades de la narración. Eso ocurre también con los personajes históricos y los inventados. Hay muchos Ruy Díaz en la tradición española, y éste es el mío.¨

 

¨Costumbres de aquella era

caballeresca y feroz,

en que degollando moros

se glorificaba a Dios.

Más tal es la historia nuestra:

no es culpa mía si es bárbara;

yo cumplo con advertírselo

a mi pueblo al relatársela¨.

-José de Zorrilla, La Leyenda del Cid-.

 

Extraigo lo siguiente de la contraportada:

 

¨No tenía patria ni rey, sólo un puñado de hombres fieles. No tenían hambre de gloria, sólo hambre. Así nace un mito. Así se cuenta la leyenda¨.

En él se funden de un modo fascinante la aventura, la historia y la leyenda. Hay muchos Cid en la tradición española, y éste es el mío.

-Arturo Pérez-Reverte-.

 

¨El arte del mando era tratar con la naturaleza humana, y él había dedicado su vida a aprenderlo. Colgó la espada del arzón, palmeó el cuello cálido del animal y echó un vistazo alrededor: sonidos metálicos, resollar de monturas, conversaciones en voz baja. Aquellos hombres olían a estiércol de caballo, cuero, aceite de armas, sudor y humo de leña.

Rudos en las formas, extraordinariamente complejos en instintos en intuiciones, era guerreros y nunca habían pretendido ser otra cosa. Resignados ante el azar, fatalistas sobre la vida y la muerte, obedecían de modo natural sin que la imaginación les jugara malas pasadas. Rostros curtidos de viento, frío y sol, arrugas en torno a los ojos e incluso entre los más jóvenes, manos encallecidas de empuñar armas y pelear. Jinetes que se persignaban antes de entrar en combate y venían su vida o muerte por ganarse el pan. Profesionales de la frontera, sabían luchar con crueldad y morir con sencillez.

No eran malos hombres, concluyó. Ni tampoco ajenos a la compasión. Sólo gente dura en un mundo duro.¨

 

Mientras estaba leyendo la novela escuché varias entrevistas al autor, en las que presentaba su novela. El párrafo anterior lo comienza con ¨el arte del mando era tratar con la naturaleza humana¨, y le he escuchado decir a Pérez-Reverte que en cierta manera es un libro sobre liderazgo. Sin ninguna duda lo es.

 

También en el párrafo anterior habla de ¨profesionales de la frontera¨, y es algo a lo que también se ha referido en las entrevistas. En cierta manera lo comparaba con el Far West y las películas de John Ford. Ha sido muy interesante aprender sobre ese periodo histórico de España, no tenía idea de que fuera así y da gusto que te ilustren de una manera tan amena.

 

Sobre el autor:

 

¨Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años. Con más de veinte millones de lectores en todo el mundo, muchas de sus novelas han sido llevadas al cine y a la televisión. Hoy comparte su vida entre literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española¨.

 

Breve biografía la anterior, porque se podrían llenar páginas y páginas.

 

Aquí os dejo algunos extractos que me han gustado:

 

¨Y cumplió. O lo hicieron ambos. Después de aquello, el infanzón de Vivar luchó en duelos singulares por Castilla y por su rey, y llevó la bandera de su señor en lo más cruento de las batallas que aún estaban por reñir. Sin embargo, el azar y la vida juegan sus propios naipes, y sobre la mesa salió demasiado pronto la carta de la Muerte.¨

 

¨-De nosotros depende -dijo-. Que no vuelva. Reía Minaya, rascándose la barba.

-Si Dios quiere.

-Siempre se le puede echar una mano a Dios¨.

 

¨Espoleó un poco más, ganando velocidad. Mientras Persevante iba del paso al trote, pensó un instante en Jimena y las niñas, antes de olvidarlas. Allí a donde se dirigía no podían acompañarlo. Era incluso peligroso llevarlas, distraían su atención. Lo debilitaban. Hacían pensar en la vida, en desear conservarla a toda costa, y ese pensamiento liquidaba a cualquier guerrero: era el principal obstáculo para permanecer vivo. Se lo había dicho un veterano en vísperas de Graus: el truco en el oficio de las armas es aceptar que ya estás muerto. Asumirlo con indiferencia. Así acudes a la cita ligero de espíritu y equipaje, con menos inquietudes y más oportunidad de que Dios, amigo de llevar la contraria, te la aplace.¨

 

¨Se quedaron callados. El belfo entre las patas, relajados, los caballos mordisqueaban los matojos. Ordóñez estudió las colinas con desconfianza.

-Supongo que no estarán solos -dijo al fin-. En algún lugar tendrán a más gente oculta.

Estuvo de acuerdo Ruy Diaz.

-Si yo fuera ellos, la tendría. Jesucristo dijo: «Sed hermanos, pero no seáis primos».

-¿En serio? -Ordoñez lo contemplaba con hosco interés-. ¿Eso dijo?

Sonreía el jefe de la hueste.

-Me lo acabo de inventar.

-Creía que era en serio.

-Pues no

Cavilaba Ordónez, hosco. Desconfiado como solía.

-Espero que esos perros vean bien la cochina bandera que llevamos hoy.¨

 

¨Pasaron el último día acampados junto a un recodo del Ebro, a media legua de la ciudad que se divisaba a lo lejos, amurallada y blanca.

Impresiona, comentaban los hombres.

Se reunían en corros para mirar la orilla del río, señalándose unos a otros los minaretes de las mezquitas. Tan grande como Burgos, añadían. Tal vez aún más hermosa.

Zaragoza.¨

 

¨-No será fácil -dijo Ruy Díaz tras un momento.

El moro se quedó callado un instante.

-Lo sé, Sidi -dijo al fin-. Y mi señor Mutamán también lo sabe.

-Está obstinado en tener su batalla.

-Así es... Considera su honor en juego.

Emitió Ruy Díaz una risa suave, desprovista de humor.

-A veces, cuando Dios tiene ganas de broma, castiga concediendo lo que deseas.

Asintió Al-Jatib.¨

 

¨Al-Jatib seguía observándolo. Su rostro en sombra parecía desvanecido en la noche.

-Y también haremos lo que no se pueda -repitió, pensativo y admirado-. Lo cierto es que sabes hablar a los reyes, Sidi.

Ruy Díaz alzó la vista a las estrellas: alfileres fríos clavados en media esfera negra, ajenos a cuanto ocurría en la plana superficie de la tierra.

-A menudo -dijo- la derrota llega cuando uno se siente inclinado a hacer sólo lo que puede.

-Comprendo... Quieres decir que hay actos razonables que en el fondo son actos de debilidad.

-Todos podemos equivocarnos, rais Yaqub. Dios ciega a los que quiere perder.

-¿Te equivocaste alguna vez?

-Varias.

-Eso me tranquiliza... No se puede confiar en alguien que nunca cometió un error. Expone a otros a verse envueltos en el primero que cometa.¨

 

¨Había ya media docena de cadáveres desnudos, iluminados por el sol declinante de la tarde.

Nada se parecía tanto a una derrota, pensó Ruy Díaz, como una victoria.¨

 

¨-Abrid la boca, señor conde de Barcelona -le susurró al oído-. Suspirad tan sólo, moved una ceja, parpadead, y por el Dios que nos alumbra juro que os degüello.

Y en sus ojos había suficiente noche para creerlo.¨

 

Aparte del contexto histórico también he aprendido alguna palabra nueva. Es la ventaja de los Kindle, que tienes el diccionario a mano sin tener que levantarte: haces clic en la palabra y ahí te sale. Una que ha aparecido varias veces es ¨otero¨ y por el contexto te imaginas lo que es. Pero teniendo un colega con ese apellido la he buscado y esto es lo que dice:

Otero

Del ant. Oto ¨alto¨, y este del lat. Altus, y -ero.

1.- Sustantivo m -Cerro aislado que domina un llano.

 

Una vez más otra novela de Reverte con la que he disfrutado muchísimo. Siempre un acierto poner las manos en cualquiera de sus libros.

 

0 comentarios