Libros: ¨Mil soles¨, de Dominique Lapierre.

Dice así la contraportada:
«Siempre hay mil soles en el reverso de las nubes.»
Descubrí este proverbio en la marquesina de una parada de autobús, en un paraje del Sur de la India. Nunca lo he olvidado. La fuerza del hombre consiste en continuar, en momentos de prueba, creyendo en sus sueños y luchando por hacerlos realidad. Esta fe se halla precisamente en el corazón de este libro, y anima a cada uno de los personajes que en él retrato y los destinos cuya trayectoria describo.
Mis encuentros con ellos me han alimentado y me han enseñado qué es la generosidad, el amor y la esperanza. He querido transmitir, en Mil soles, esta visión valerosa y entusiasta de la vida.
(Dominique Lapierre)
Dominique Lapierre no ha dejado nunca de recorrer nuestro planeta en pos de las grandes epopeyas humanas. Se asoció con Larry Collins para escribir ¿Arde París?, ...O llevarás luto por mí, Oh Jersusalén, Esta noche la libertad, El quinto jinete, y luego ha escrito, solo, La Ciudad de la Alegría y Más grandes que el amor. Todos estos libros han sido best-sellers internacionales publicados en una treintena de lenguas y leídos por millones de lectores¨.
Así describe la solapa al autor:
¨Dominique Lapierre, casado y con una hija también escritora (Alexandra Lapierre, autora de La cortesana, Un hombre fatal y Fanny Stevenson) reparte su tiempo entre su casa de Ramatuelle -en donde monta cada día a caballo, juega al tenis y escribe sus libros- y los viajes que emprende con motivo de su campaña humanitaria en la India y sus encuestas por todo el mundo. Autor, a los diecisiete años, de uno de los primeros grandes éxitos de la posguerra francesa, Un dólar cada mil kilómetros, desde entonces no ha dejado de recorrer el planeta en busca de grandes epopeyas humanas.
Después de doce años de escribir grandes reportajes para la revista «Paris-Match», en 1960 se asocia con Larry Collins para escribir ¿Arde París?, …O llevarás luto por mí, Oh, Jerusalén, Esta noche la libertad y El quinto jinete. Cinco «best-sellers» internacionales, publicados en treinta idiomas y leídos por más de cien millones de lectores. En 1980 Dominique Lapierre se separa temporalmente de Larry Collins para realizar un proyecto que lleva en el corazón desde su estancia en la India cuando ambos escribían Esta noche la libertad: fundar una asociación de ayuda a los hijos de los leprosos de Calcuta. Gracias a la mitad de sus derechos de autor y a los donativos de sus lectores, Dominique Lapierre atiende hoy las necesidades de diversas escuelas, orfelinatos, hogares, dispensarios y centros de rehabilitación de leprosos y tuberculosos. (Asociación Action pour les enfants des lepreux de Calcutta, 26, avenue Kléber -75116 París – CCP 1590.65.C París) Fue durante las visitas que hacía a «sus niños de Calcuta» cuando Lapierre descubrió un día el fascinante mundo descrito en su libro La Ciudad de la Alegría, que ha sido traducido a treinta y un idiomas, y llevado a la pantalla en una superproducción dirigida por Roland Joffé. En 1987 recibe el prestigioso galardón norteamericano «Christopher Award».
Desde 1985 a 1990, Dominique Lapierre fracciona su vida entre Benarés, Nueva York, Jerusalem y París para reconstruir la gran aventura que se narra en Más grandes que el amor, aparecido en 1990 y del que se han vendido en todo el mundo dos millones de ejemplares.
Si se ha tenido la suerte de vivir todo lo que ha vivido Dominique Lapierre le quedan siempre a uno, aunque haya publicado más de diez libros y ejercido doce años el periodismo, muchas cosas por contar acerca de las que no ha escrito nunca y que sería una pena silenciar. Al relatar las fabulosas historias que se ocultan tras sus libros y las aventuras tiernas, cómicas o rocambolescas de su vida de trotamundos-periodista-novelista, Dominique Lapierre nos sumerge en un torbellino de emociones violentas, de temores y alegrías, de desastres y de triunfos, de impulsos de audacia y de generosidad, de actos de valentía y de rasgos de genio. Al hilo de estas páginas, Dominique Lapierre nos lleva sucesivamente a un penal de Los Ángeles, para escuchar las últimas palabras de Caryl Chessman camino de la muerte tras doce años de lucha para escapar de la cámara de gas; a la tórrida Calcuta donde Mahatma Gandhi consigue neutralizar la locura homicida de millones de hombres sólo con su fuerza de voluntad; a una prisión de Israel, para intentar comprender a un terrorista que llegó desde su Japón natal para exterminar con granadas a un grupo de peregrinos de Puerto Rico; al salón de un general prusiano retirado, Dietrich von Choltitz, que, pese a su fe en la grandeza del tercer Reich, se negó tres veces a ejecutar la orden de destruir París; en pos de las huellas de un francés aventurero e idealista que, en la selva africana, prefirió arriesgar su vida a dejar que los elefantes fueran inmolados por la codicia y el cálculo político… y todavía a muchos otros agitados periplos más.
Mil soles: casi quinientas páginas de aventuras apasionantes en el centro mismo de los grandes problemas de nuestro tercer milenio: el terrorismo, la proliferación nuclear, la salvación de los últimos ejemplares de la fauna salvaje, el cáncer, el reparto de las riquezas entre países ricos y países pobres, la justicia ante el resurgimiento de la pena de muerte, el destino de Oriente Medio, el del antiguo mundo colonial y en particular el de la India, el bandidaje internacional… Problemas esenciales vividos y narrados por uno de los grandes historiadores y periodistas de nuestro tiempo¨.
Compré este libro en Re-Read, mi tienda favorita en Vitoria, de libros de segunda mano. Es la segunda edición, de diciembre de 1997, hace casi treinta años. Una pegatina indica el precio de venta en su día, 2.900 pesetas, que serían unos 17 euros. En una de las páginas dice: ¨En el otro extremo, en la India, nuestro combate se centraba en conseguir el mejor cambio. Según los bancos y el humor de sus responsables, un dólar representa un día treinta rupias, y otro, treinta y dos rupias o incluso más. Tratándose de cien mil dólares, ello equivale a poder arrancar de la miseria a muchos niños¨. A día de hoy el cambio es 1$ = ₹85,38.
De los libros que menciona en la contraportada he leído:
Esta noche la libertad (Cette nuit la liberté) (1975), con Larry Collins
La ciudad de la alegría (La Cité de la joie) (1985)
Más grandes que el amor (Plus grands que l'amour) (1990)
También Era medianoche en Bhopal (Il était minuit cinq à Bhopal), con Javier Moro, que no se menciona en la contraportada porque su publicación fue en 2001.
Me encanta este autor y he aprendido un montón de cosas sobre la India gracias a sus novelas. Tristemente falleció el 4 de diciembre de 2022, a los 91.
A través de esas novelas anteriores he conocido la India, a través de ¨Mil soles¨ he conocido a Dominique Lapierre. Y su vida es absolutamente fascinante. Con mayúsculas, FASCINANTE, ÚNICA. Lo que ha vivido Lapierre en sus aventuras por el mundo y el impacto que ha generado en la sociedad más desfavorecida en India es absolutamente increíble. Lo tengo después de leer ¨Mil soles¨ en un pedestal.
Básicamente, la idea de Lapierre a la hora de escribir este libro era recoger experiencias vividas que no habían acabado en ninguno de sus libros, y experiencias detrás del telón a la hora de escribir algunas de sus novelas. Tiene mucho que contar, y muy interesante.
Se divide en 15 capítulos, cada uno de los cuales se puede leer de forma independiente. Y es lo que he hecho. Este libro me ha llevado tiempo leerlo, porque lo tenía en la recámara. Cuando terminaba un libro, antes de ponerme con otro, me leía alguno de estos capítulos. Son los siguientes:
1.- Una cámara verde al borde del Pacífico.
2.- Un pequeño rincón de paraíso bajo un piño piñonero.
3.- Dos lobeznos por los caminos de la Historia.
4.- Un andaluz miserable a la conquista de la gloria.
5.- El hombre discreto que salvó a Israel.
6.- «Han asesinado a Preferido.»
7.- Don Quijote y veinticinco piratas contra los tiranos.
8.- «Abuela, ¿cómo es Francia?»
9.- Un kamikaze en Tierra Santa.
10.- Una maldita batalla contra el cáncer.
11.- «¿Qué importa, bello elefante de África, si mi sangre riega tu tierra?»
12.- Cien mil kilómetros de sueños por las grandes rutas del mundo.
13.- Los últimos procónsules del fabuloso imperio de Victoria.
14.- La cita de un viejo profeta con las tres balas de un fanático.
15.- Hombre, mujeres y niños luces del mundo.
Extraigo frases que me han llamado la atención:
1.- Una cámara verde al borde del Pacífico.
Este capítulo cuenta sus encuentros con Caryl Chessman, estadounidense que fue ejecutado en la cámara de gas en San Quintín, el 2 de mayo de 1960, después de 12 largos años en el corredor de la muerte.
4.341 días en un matadero de pesadilla
«Quienes entráis aquí, abandonad toda esperanza», había escrito Dante como leyenda de su Infierno. El pasillo de la muerte de la penitenciaría de San Quintín era un infierno mucho más terrible que el imaginado por el escritor italiano. Chessman lo había descrito como una necrópolis sombría y hostil disociada de la vida real, un agujero lúgubre donde uno se aferraba a la existencia antes de ser matado, un pudridero poblado de criaturas atormentadas, heridas, perdidas¨.
Había afrontado cuatro veces el ritual que acompaña la preparación de las ejecuciones capitales: comunicar sus disposiciones testamentarias, recibir a los enviados de un banco de ojos venidos a pedirle la donación de sus córneas, disponer con el representante de las pompas fúnebres las formalidades de su incineración y el destino de sus cenizas… Caryl Chessman sabía de memoria las modalidades. Al director de la prisión, que en su día le preguntó si pensaba escaparse de su verdugo, respondió: «Mi viaje en compañía del odio ha terminado. He salvado la vida por los pelos con excesiva frecuencia para reaccionar de manera emocional. La muerte ha perdido todo significado para mí. Estoy tan dispuesto a morir como a seguir viviendo, eso es todo.» Citando El jardín de Proserpina del escritor Swinburne, concluyó: «Estoy cansado de las lágrimas y las risas y los hombres que ríen y lloran.» Durante otra velada en espera de un hipotético informe de su ejecución, había oído a un locutor de radio describir su muerte. «En momentos semejantes, sólo se puede elegir entre el horror y la locura», anotó en su diario¨.
¨Impulsado con infinitas precauciones, el pequeño tarro y su inquilino se deslizaron de celda en celda. La voz gruesa de su destinatario estalló entonces como un trueno.
-Chess, ¿cómo se llama tu jodido arenque?
Cogido por sorpresa, Chessman vaciló. Recuerdos de lecturas se atropellaron en su cabeza.
-¡Prometeo! ¡Se llama Prometeo! -respondió triunfalmente, encantado de haber encontrado para su compañero el nombre del héroe mitológico que había logrado romper sus cadenas para reconquistar la libertad¨.
¨Turbado por tanta lucidez, deseo saber si encuentra en otra parte algún consuelo para soportar su prueba. Había escrito que una Biblia encontrada a un lado de su celda le había ayudado a soportar su primer encarcelamiento. Aprendió de memoria numerosos versículos del Eclesiastés y repitió incansablemente, dando vueltas por la jaula, como un animal salvaje, que ¨hay una estación para cada cosa y un tiempo para cada cosa bajo el sol, un tiempo para morir… y un tiempo para matar… un tiempo para huir… un tiempo para odiar. Un tiempo para amar…¨ ¿Qué pensaba hoy?
-Caryl, ¿cómo se representa el más allá?
-Como el vacío total -responde sin la menor sombra de duda-. No soy creyente. No soy antirreligioso. No pretendo afirmar nada. Sencillamente, no tengo la respuesta. -Hace una pausa-. Creo que estamos un tiempo en la tierra y que nos vamos… Eso es todo.¨
¨Este 29 de abril es nuestra sexta entrevista, tres días antes del plazo fatal. Quizá sea también la última.
-¿Sabe, Dominique, que he pasado casi toda la noche leyendo La pena capital de su compatriota Albert Camus? ¡Qué libro! ¡Qué escritor! Camus expresa la opinión de que la pena de muerte no puede justificarse por su valor de ejemplo, ya que casi en todas partes las ejecuciones capitales se organizan de modo casi clandestino…
-¿Cree que habría menos delitos si las ejecuciones fueran públicas? -inquiero.
-¡Claro que no! Arthur Koestler ha dado la mejor respuesta a esta pregunta contando en uno de sus libros que en la época en que los carteristas eran ahorcados en la plaza pública en Inglaterra, otros carteristas hacían estragos entre el gentío que asistía a la ejecución… En consecuencia, las ejecuciones capitales se hicieron clandestinas casi por doquier. Se habían percatado de que desarrollaban instintos sádicos en quienes las presenciaban. También era, tácitamente, admitir su inutilidad¨.
3.- Dos lobeznos por los caminos de la Historia.
Este capítulo me pareció interesante porque explica cómo se cruzaron los caminos de Larry Collins y Dominique Lapierre.
4.- Un andaluz miserable a la conquista de la gloria.
La novela ¨… o llevarás luto por mí¨ trata de la vida del torero El Cordobés. Aquí narra cómo la escribió. Me encanta cuando leyendo un libro llego a saber por qué está titulado así:
¨Pedimos prestado a nuestro propio héroe el título de ese nuevo libro. La primera tarde en que el joven Manuel Benítez había podido vestir un traje de luces para ganar algunas pesetas, su hermana Angelita, que le había criado, se había echado llorando entre sus brazos para suplicarle que no arriesgara su vida ante los cuernos de los toros bravos.
«No llores, Angelita -le respondió él con calma-. Esta tarde, o te compro una casa o llevarás luto por mí.»
Angelita nos hizo visitar la magnífica casa que le había comprado en el mismo centro de Palma del Río. Pero cada vez que entraba en la arenade una plaza, la pobre mujer se arrodillaba ante la estatua de la Virgen para implorar que nunca le dejara llevar luto por su hermano pequeño¨.
7.- Don Quijote y veinticinco piratas contra los tiranos.
Esta historia me ha parecido absolutamente fascinante. Trata de Henrique Galvão. El nombre de Galvão me es familiar, porque el mote de uno de los colegas que trabajó con mi padre en el banco es Galvão. En su día pensaba que era su apellido real, pero mi padre me dijo que no. Que un día este tal Galvão secuestró un barco, esto salió mucho en las noticias, y como el secuestrador del barco se parecía mucho a su colega, le pusieron el mote de Galvão, con el que sigue a día de hoy.
Ese secuentro del barco ocurrió en 1961 y fue llamada Operación Dulcinea. Os invito a que leáis más sobre esa acción. Galvão era portugués, pero tenía mucha relación con Angola, país al que tengo mucho cariño después de vivir dos años allá. En puerta del fracaso de la Operación Dulcinea, Dominique Lapierre tuvo la ocasión de entrevistarlo.
9.- Un kamikaze en Tierra Santa.
Se habla aquí de la preparación de su novela ¨El quinto jinete¨. En un momento, para la documentación, querían entrevistar a Gadafi, y para cubrir sus cartas enviaron al sobrino de Dominique Lapierre, que en aquellos años estaría empezando:
¨Como nos parecía imposible revelar a Gadafi lo que nos animaba a conocerle, decidimos enviar a Trípoli en nuestro lugar a un joven etnólogo franco-español de gran talento con la misión de recoger todas las precisiones necesarias para nuestro relato. Xavier Moro se enamoró del país y de sus habitantes. Volvió con un tesoro de informaciones. Por una de ellas nos enteramos de que el joven dictador abandonaba cada atardecer los apartamentos de su residencia oficial de Bab Azzira, en las afueras de la capital, para pasar la noche bajo una tienda de beduino levantada en un patio cercano al pequeño rebaño de camellas que le proporcionaban su única bebida cotidiana¨.
El kamikaze en Tierra Santa al que hace referencia es Kōzō Okamoto, al que Dominique Lapierre tuvo la oportunidad de entrevistas. Explica Lapierre en este capítulo de donde sale la palabra kamikaze:
¨El ordenador había asignado a los tres japoneses asientos en la misma fila del fondo del Boeing 727. Poco después del despegue, Okamoto se sumió en una profunda meditación. Pensaba en su muerte tan próxima. Trataba de imaginarla y pensaba en el refinado ceremonial que acompañaba a la de los samuráis del antiguo Japón. A fines del siglo pasado, gran número de estos caballeros se habían suicidado de un sablazo en el vientre para señalar su oposición a la occidentalización del país. En recuerdo de la tempestad que, en el año 1281, había hecho naufragar los navíos del invasor mongol, salvando así a Japón de una catástrofe, estos defensores de la ortodoxia había dado a su movimiento el romántico nombre de «Viento Divino». Para poner fin a la hecatombe de suicidios, el gobierno de la época tuvo que prohibir la posesión de sables. Pero los sacrificios de los caballeros del Viento Divino habían consagrado para siempre el mito del suicidio en la imaginería japonesa. Al final de la segunda guerra mundial, cuando ya se acercaba el espectro de la derrota, este mito condujo a millares de jóvenes pilotos a un destino parecido. Okamoto se sintió heredero de los caballeros del Viento Divino. En japonés, este concepto poético se llamaba kamikaze¨.
10.- Una maldita batalla contra el cáncer.
Aquí narra su batalla contra el cáncer de próstata.
12.- Cien mil kilómetros de sueños por las grandes rutas del mundo.
Cuenta en este capítulo sus aventuras en diferentes coches, uno de ellos un Rolls Royce de su propiedad. Me pregunto quién lo habrá heredado o qué será de ese vehículo ahora.
13.- Los últimos procónsules del fabuloso imperio de Victoria.
Este capítulo habla un poco sobre la investigación de ¨Esta noche la libertad¨. Curiosamente, cuando Pakistán e India anunciaron su independencia, no conocían todavía exactamente sus fronteras:
¨La partición de sir Cyril Radcliffe llegó al despacho de lord Mountbatten el 13 de agosto de 1947 a mediodía, o sea treinta y seis horas antes de la proclamación oficial de la independencia de los dos Estados nacidos de la partición del Imperio de las Indias. Temiendo que los dos países impugnaran con violencia el arbitraje del jurista londinense, el virrey ordenó que sus conclusiones se mantuvieran en secreto hasta el día siguiente de las fiestas de la Independencia. Lord Louis hizo guardar en su caja fuerte los dos sobres amarillos de sir Cyril destinados a Jinnah y Nehru. Durante las setenta y dos horas siguientes, mientras el país se abandonaba al jolgorio, el trazado de sus nuevas fronteras permaneció en la caja de Pandora. India y Pakistán iban a nacer sin que sus dirigentes conocieran los componentes fundamentales de sus naciones, el número de sus ciudadanos y los límites de sus territorios¨.
14.- La cita de un viejo profeta con las tres balas de un fanático.
Trata del final de la vida de Gandhi. Una cosa interesante es que siempre viaja en tercera clase, con los intocables, leprosos, campesinos. Era lo que creía.
¨-¡Si supieran lo que nos costaron esos caprichos de Gandhi al Tesoro Británico! -nos reveló Mountbatten-. Teníamos tanto miedo de que fuera asesinado, que todos los viajeros de sus vagones de tercera clase, intocables, mendigos, leprosos eran inspectores de policía disfrazados¨.
15.- Hombre, mujeres y niños luces del mundo.
En este capítulo habrá de sus investigaciones y vivencias para escribir ¨La Ciudad de la Alegría¨.
¨Era difícil saber con precisión qué comíamos, pero Gastón no escatimaba los elogios sobre las virtudes de aquella gelatina especiada que inflamaba el paladar. Yo me había preguntado a menudo qué impulsaba a los indios a abusar hasta ese punto de los condimentos. Una noche lo comprendí en un figón de Madrás: el olor procedente de la cocina no dejaba lugar a dudas: la carne estaba estropeada, pero la habían sazonado con tantos pimientos, pimienta y curry que nadie se daba cuenta de lo que consumía. Desde siempre, las especias habían paliado en la India la ausencia de frigoríficos¨.
Un profesor de nuestra escuela colabora con una biblioteca local. Los extranjeros no podemos hacer donaciones directamente, lo tenemos que hacer a través de algún indio o de alguna forma creativa, ya que el gobierno indio no permite donaciones extranjeras a ONG. Dominique Lapierre ha sido sin duda un filántropo y ha colaborado con un montón de organizaciones, aparte de la suya, dando atención médica y comida a muchos desfavorecidos. Me encuentro aquí con el problema de prohibir donaciones extranjeras:
¨Mucho más grave fue la súbita decisión del gobierno indio de prohibir la recepción de subsidios extranjeros. Con esta medida, el Gobierno Central esperaba privar a las organizaciones independentistas sikhs del Punjab y a los militantes musulmanes del centro del país de las contribuciones exteriores que permitían a los unos la compra de armas y a los otros construir mezquitas. Para los beneficiarios de nuestras ayudas, era una tragedia. De la noche a la mañana se encontraron sin dinero para comprar comida para los niños de los hogares, para adquirir medicamentos, placas de radiología, ladrillos, cemento, tejas, madera para nuevas construcciones, encofrados de pozos y letrinas; para pagar los honorarios de los médicos, de los enfermeros, de los trabajadores sociales, de los maestros. Estábamos ahogados¨.
Este libro me ha parecido absolutamente fantástico, porque son historias más o menos cortas, de un gran interés.
¡Muy muy grande Dominique Lapierre!
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