Trip to Lijiang, miércoles 24 de Septiembre: Yak Meadow Snow Mountain
Desayuno en el hotel y rumbo a Yulong Xueshan, a la montaña Nevada del Dragón de Jade. El guía Hong nos comentó que esa cumbre, a unos 5.500 metros sobre el nivel del mar, nunca había sido escalada. Me sorprendió muchísimo esa afirmación y discutí con él que me parecía muy muy raro. Como está la escalada hoy en día, si alguien se enteraba de que estaba sin coronar iba a conquistarla rápidamente. No habría más que avisar a Edurne Pasabán, por ejemplo. Sin embargo en casa luego leí Lonely Planet e informaba de que fue coronada en 1963 la primera vez. Qué fenómeno el Hong, segunda que me intenta meter –las que me habrá colado!-.
En telesilla subimos a la pradera del Yak, que está a unos 3.500 metros. Dimos una vueltilla por ahí, y para abajo. Las cabinas eran de dos, y ahí un par de parejas de estudiantes hicieron la cafrada de abrir las puertas y empezar a sacar las manos y los pies. Buena bronca del team-leader, llamadita a casa, y castigados el resto del día. Creo que aprendieron la lección para la próxima vez…
Los yak son unos bovinos enormes que habitan en alturas entre los 3.400 y 5.200 metros. Tienen fama de desprender bastante mal olor. En la pradera no vimos ninguno, pero luego en un lago sí.
Bajamos y rumbo a Lijiang para comer, en un restaurante llamado No.8 –otra vez el de la suerte-.De ahí fuimos al parque del Estanque del Dragón Negro. La foto de la montaña Nevada del Dragón de Jade con el puente, la casa y el lago es la foto obligada del sudeste de China, y como veis la portada de la Guía Visual del País Aguilar.
Visitamos también el Instituto de Investigación Dongba. Allá nos enseñaron como escribir con pictogramas, bailes, y otros detalles de la cultura naxi.
Caminamos hasta la parte vieja, y visitamos la mansión de la familia Mu, antaño el hogar de un jefe naxi. Y uppsss, caminando por la parte vieja… 4 profesores nos perdimos del grupo, sin querer! Qué desastre, que se pierdan alumnos vale, pero profesores…
Tuvimos una barbacoa para cenar y aprendimos danzas naxis alrededor de una fogata. Sí, yo estuve bailando también, unbelievable! J
De ahí a dormir. Bueno, los chavales, porque unos profesores, como no, nos fuimos a tomar unas cervecitas después del ¨duro¨ trabajo de supervisión.
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