Libros: ¨Hijos de la medianoche¨ -Salman Rushdie-.
Otro libro que dejo, madre mía, es ya el segundo consecutivo, qué mal.
Mi Kindle dice que lo he dejado al 17%, y lo que me queda lo leería en 14h50m.
Dice así la sinopsis:
¨Esta es la historia de Saleem Sinai, nacido en Bombay al filo de la medianoche del 15 de agosto de 1947, en el momento mismo en que la India, entre fuegos artificiales y multitudes, alcanza su independencia. El destino de Saleem queda inexorablemente unido al de su país, y sus peripecias personales reflejarán siempre la evolución política de la India o serán reflejadas por ella. Hijos de la medianoche es una asombrosa novela que combina magistralmente magia y humor, compromiso político, fantasía y humanidad.¨
Las críticas son excelentes:
«Una de las grandes novelas del siglo.»
ABC
«Salman Rushdie se ha ganado el derecho de ser designado uno de nuestros mayores narradores.»
The Observer
«Hijos de la medianoche vuelve a trazar el mapa literario de la India. Suena como un país encontrando su voz propia.»
The New York Times
Del autor, lo primero que probablemente nos venga a la cabeza a los que no hayamos seguido su historia es su cuarta novela, ¨Los versos satánicos¨, que fue prohibida en muchos países y por la que Jomeini hizo un llamamiento a su ejecución. He estado leyendo su biografía en Wikipedia y es muy interesante.
Transcribo aquí algunos extractos que me han llamado la atención:
¨Para revelar el secreto de la alterada visión de mi abuelo: había pasado cinco años, cinco primaveras, lejos de casa. (El montículo, por crucial que fuera su presencia, agazapado bajo una arruga fortuita de la esterilla de rezos, no fue en el fondo más que un catalizador.) Ahora, al volver, mi abuelo miraba con ojos que habían viajado. En lugar de la belleza del valle diminuto rodeado de dientes gigantesco, se dio cuenta de la estrechez, la proximidad del horizonte; se sintió triste, de estar en casa y de sentirse tan absolutamente encerrado. Sintió también -inexplicablemente- como si al viejo hogar le pareciera mal su educado, estetoscopizado regreso. Bajo el hielo del invierno, había sido fríamente neutral, pero ahora no había duda: aquellos años en Alemania lo habían devuelto a un ambiente hostil. Muchos años más tarde, cuando el agujero que había en su interior se taponó de odio y él vino a sacrificarse en el santuario del dios de piedra negra del templo de la colina, intentaría recordar y recordaría las primaveras de su infancia en el Paraíso, tal como eran antes de que los viajes y los montículos y los tanques del ejército lo estropearan todo¨.
Este extracto me ha recordado a la escena final de ¨Amanece que no es poco¨, peliculón:
¨Y, en medio de esa tranquilidad de espejo, a través de la cual era imposible ver como trituraban las grandes maquinarias, mi madre, la flamante Amina Sinai, que parecía también intranquila e inalterada aunque bajo su piel estaban ocurriendo grandes cosas, se despertó una mañana con la cabeza zumbando de insomnio y la lengua cubierta de una espesa capa de sueño sin dormir, y se encontró diciendo en voz alta, sin quererlo en absoluto: ¿Qué hace el sol ahí, por Alá? Ha salido por donde no debe¨.
¨Amanece que no es poco¨ es de 1989. Esta novela se escribió 9 años antes.
¨-¡Ha salido por donde no debe! -gritó accidentalmente; y luego, a través del zumbido en extinción del sueño de su mala noche, comprendió que, en ese mes de ilusiones, había sido víctima de un engaño, porque lo único que había pasado era que se había despertado en Delhi, en casa de su nuevo esposo, que daba por oriente hacia el sol; de forma que la verdad del caso era que el sol estaba donde debía y era la posición de ella la que había cambiado… pero incluso después de haber comprendido esa idea elemental y haberla almacenado con los muchos errores parecidos que había cometido desde que estaba allí (porque su confusión en lo relativo al sol se había producido regularmente, como si su mente se negase a aceptar la alteración de sus circunstancias, la nueva posición, sobre el suelo, de su cama), algo de su influjo embarrullador se le quedó, impidiéndole sentirse totalmente a sus anchas¨.
¨Lifafa Das: que, por una casualidad desafortunada, ha montado su titilimundi negro contra una pared en la que alguien ha pintarrajeado una esvástica (en aquellos tiempos se veían por todas partes; el partido extremista R.S.S.S. las ponía en todas las paredes; no la esvástica nazi, que estaba dibujada al revés, sino el antiguo símbolo hindú del poder. Svasti significa en sánscrito bueno)…¨
Me ha gustado cómo escribe Salma Rushdie, he disfrutado este 17%.
Sin embargo, llegado a ese porcentaje, no ha conseguido el efecto de emocionarme al llegar a casa pensando ¨¡qué bien, me voy a poner con la novela!¨, así que a otra cosa mariposa.
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