Maha Kumbh Mela 2025 Prayagraj, India, 25 de enero de 2025.
Del 13 de enero al 26 de febrero se está celebrando en India un festival religioso que se convierte en la mayor concentración del mundo de gente. No es un evento anual, sino un evento que se celebra cuatro veces cada doce años, alternando las siguientes ciudades sagradas para el hinduismo:
-Prayagraj (en Uttar Pradesh),
-Haridwar (en Uttarakhand),
-Ujjain (en Madhya Pradesh) y
-Nasik (en Maharashtra).
En esta página de Wikipedia explica bien cómo y por qué (Kumbh Mela).
Aparte de los 12 años, también se considera importante el ciclo de doce ciclos (12x12) que sucede cada 144 años. Una vez en la vida, y casualmente coincide este año 2025 (Wikipedia - 2025 Prayag Kumbh Mela).
No soy de multitudes, de religiones ni de bañarme en ríos contaminados, pero estando en India parece que es un evento que no hay que perderse.
LOGÍSTICA
Me puse a planear el viaje la semana anterior. El viernes 17 de enero me metí en la página de trenes indios a buscar billetes. Lógicamente estaban todos vendidos. La web de trenes te permite hacer reservas y te ponen en lista de espera. Si hay cancelaciones y llega a tu número puedes viajar.
Reservé los siguientes billetes:
Viernes 24 de enero
Anand Vihar Terminal (una de las estaciones en Delhi) 18:00 – Prayagraj Junction 03:15am
Reservé una cama en primera clase, que son compartimentos con dos literas.
Estaba el cuarto en la lista de espera (WL4)
Sábado 25 de enero
Prayagraj Junction (20:30) – Anand Vihar (05:40)
También reservé una litera en primera clase, y estaba el segundo en la lista de espera (WL2).
En tren son 623 kilómetros y tardan 9 horas y cuarto.
Como veis no tenía intención de quedarme a dormir en Prayagraj.
Era un viaje relámpago para ver el ambiente. Pero 17 horas y cuarto cunden mucho.
Durante la semana fui mirando si había cancelaciones.
El viernes 24, al mediodía, miré a ver como estaba el tema.
-En el billete de ida, que estaba el cuarto en lista de espera cuando lo compré, había pasado al segundo.
-En el billete de vuelta, que estaba segundo en lista de espera, había pasado al primero en lista de espera.
Normalmente, 4 horas antes de que salga el tren de tu estación te envían un mensaje de texto con tu vagón, cuarto y litera, si has conseguido plaza. Y ese viernes 24 a las 14:10 me llegó un mensaje que tenía plaza en ese tren de ida a las 18:00. ¡Genial! Acabé las clases, fui a casa, preparé cuatro cosas y a la estación de tren.
¿La vuelta? Pues ya vería. Estaba el primero en lista de espera, así que tenía esperanzas. Y si no, pues tendría que volver en bus, que ya sería mucho más incómodo y llevaría más de 10 horas -como poco-. Pero iba con la filosofía de ¨cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente¨. Si el 25 por la noche no podía coger el tren, pues ya vería lo que hacía. Sin embargo, no tuve que pensar un plan B, porque estando en Prayagraj el sábado me llegó un mensaje a las 16:36 diciendo que tenía plaza en el tren de las 20:30. ¡Genial!
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Esta es la Web oficial del evento.
Para hacerme una idea de los lugares que tenía que visitar, me vino muy bien esta página de Facebook.
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Mañana es día de escuela, así que más que explicar mi experiencia, voy a compartir abajo dos artículos interesantes que han aparecido en el Grupo Correo y en el New York times, y yo doy 6 pinceladas que se me ocurran rápido:
1.- Venden garrafas de agua para que la gente se lleve agua del Ganges y del Yamuna. Los dos ríos están super contaminados, y a través del plástico blanco veía el agua marrón que se llevaban algunos devotos a casa. El Yamuna por Delhi ya pasa muy contaminado, imagina 666 kilómetros más tarde. Aun así, entre el Ganges y el Yamuna, yo elegiría bañarme en el Yamuna, parecía mucho más limpio.
2.- Pasé por una zona en la que había una hilera larga de mujeres, principalmente, tumbadas con temblores y las piernas totalmente negras y con llagas. Imagino que sería lepra. Me daban mucha pena. Había también bastante gente pidiendo, pero estas que digo estaban simplemente tumbadas y temblando. Era de noche, serían las 5am, y hacía frío.
3.- Me tocó caminar un montón. Hay mucha superficie que cubrir, y dada la masificación no hay muchos tuk-tuks disponibles y cierran áreas al tráfico. Puse Sports Tracker al llegar a Prayagraj y pone que hice 46 kilómetros. En tuk-tuk haría 4.5km de la estación a la zona cerca de Sangam donde me dejó, otros 4.5km de vuelta, y entre medias igual tomé un tuk-tuk que me recogió y no me cobró nada como unos 2km (estaba llevando a otros pasajeros y me vio perdido). Así que 11km motorizado. 46-11 = 35km. Digamos que Sports Tracker se equivoca, pudieron ser 30km, pero 30km, en 15 horas y media que estuve andando de aquí para allá, pudieron caer fácil (igual esos 35k también). Al final del día estaba reventado y me costó encontrar un tuk-tuk.
4.- No sé cuántas veces me pararon para hacerme fotos, un montonazo. Treinta personas fácil que me pararan para fotos. Sería curioso poder ver esas fotos algún día, cuando el reconocimiento facial esté a la orden del día. Ja, ja, y luego otros 4 grupos me pidieron que les sacara fotos con mi cámara y que se las enviara por WhatsApp. Quedé en ello, y enviadas están (uno después de eso me ha pedido que le envié fotos de España).
5.- Con gente que me vino a hablar, hubo bastantes que eran de Prayagraj. Muy amables todos. Me llamó la atención. Porque si la población de esa ciudad crece por 30 durante el festival, no sé si yo estaría tan contento de recibir visitantes, ni iría a esa zona de baños. Me quedaría tranquilo en casa, turismófobo, hasta que llegara el 26 de febrero. Pero se respiraba la alegría en general, significa mucho para ellos.
6.- La aglomeración de la gente es evidente. Sin embargo, en ningún momento te sientes inseguro, ni hay malos rollos. La gente, de todas las edades, va con fervor y a disfrutar. La gente con la que hablé había llegado de todas las partes de India.
Una imagen vale más que mil palabras, y ahí os he dejado un álbum de fotos y un video para que veáis como es aquello. Y estos dos artículos son muy interesantes:
Artículo en el New York Times, publicado el 15 de enero de 2025 por John Yoon y Hari Kumar.
La mayor reunión humana del mundo comienza en India
El festival religioso, denominado Maha Kumbh Mela, se celebra cada 12 años a orillas de los ríos Ganges y Yamuna, al norte de India. Este año, las autoridades esperan a cientos de millones de personas en las siguientes seis semanas.
Decenas de millones de hindúes se reúnen esta semana en lo que se espera que sea la mayor concentración humana del mundo, en la que un asombroso número de devotos, turistas, políticos y famosos se dan baños sagrados en la confluencia de dos ríos sagrados de India.
El festival religioso, denominado Maha Kumbh Mela, se celebra cada 12 años a orillas de los ríos Ganges y Yamuna, en la ciudad de Prayagraj, al norte de India. Este año, las autoridades esperan que hasta 400 millones de personas —más que la población de Estados Unidos— visiten el lugar, situado en el estado de Uttar Pradesh, durante las próximas seis semanas.
El acontecimiento, una gran muestra de hinduismo, se ha convertido recientemente en un importante acontecimiento político con el auge del nacionalismo hindú, respaldado por el partido político de derecha del primer ministro Narendra Modi. También es una enorme empresa logística para los funcionarios del gobierno que trabajan para evitar incidentes como estampidas y la propagación de enfermedades.
¿Qué es el Maha Kumbh Mela?
El Maha Kumbh Mela, o “gran festival del cántaro sagrado”, es la mayor ceremonia religiosa del mundo. Basada en una leyenda hindú en la que demonios y dioses luchan por un cántaro que contiene el néctar de la inmortalidad, la centenaria ceremonia se centra en una serie de baños sagrados que, según los hindúes, purifican sus pecados.
Los baños sagrados van precedidos de procesiones en las que la gente canta y baila con atuendos llamativos, en carros ornamentados y blandiendo lanzas, tridentes y espadas ceremoniales. Para participar, la gente viaja desde toda India y el mundo hasta la confluencia de los ríos Ganges y Yamuna, un lugar sagrado que también se dice que es el punto final de un tercer río mítico, el Saraswati.
El calendario del festival, que este año termina el 26 de febrero, se basa en la alineación astrológica del sol, la luna y el planeta Júpiter, que tarda unos 12 años en orbitar alrededor del sol. Versiones más pequeñas del festival se celebran en otras tres ciudades indias —Haridwar, Nashik y Ujjain— aproximadamente cada tres años.
¿Qué dimensiones tiene el festival?
La magnitud del Maha Kumbh Mela es asombrosa. El último, en 2013, reunió a 120 millones de personas en Prayagraj, según un cálculo del gobierno. Un festival intermedio en 2019, aunque menos significativo religiosamente, atrajo a 240 millones de personas.
Este año, la ciudad, con unos 6 millones de habitantes, se prepara para acoger entre 300 y 400 millones de personas, dijeron funcionarios del gobierno. Para prepararse, el estado ha construido un campamento provisional en una zona de unas 4000 hectáreas, con decenas de miles de tiendas y baños, carreteras, aparcamientos, infraestructuras de agua y electricidad y miles de cámaras de seguridad y drones.
Muchos de estos preparativos —que probablemente harán que este sea el Maha Kumbh Mela más caro hasta la fecha, con unos 800 millones de dólares estadounidenses— tienen por objeto evitar estampidas mortales y brotes de enfermedades, como ha ocurrido en festivales anteriores. También se espera que el acontecimiento genere miles de millones de dólares en ingresos para el gobierno del estado, dijeron las autoridades.
Para acomodar a los bañistas, el gobierno también ha instalado una plataforma hecha de sacos de arena a lo largo de un tramo de 11,2 kilómetros de la ribera del Ganges. El lunes y el martes, millones de peregrinos se lanzaron al río por esos escalones en medio de la fría niebla matinal, rezando por la felicidad, la salud y la prosperidad.
¿Qué significado tiene hoy el festival?
El Maha Kumbh Mela siempre ha sido un símbolo importante del hinduismo, aunque no solía politizarse hasta el reciente auge de la idea de India como nación hindú. El festival de este año es el primero desde que el partido político nacionalista hindú de Modi, el BJP, se convirtió en el partido gobernante del país hace 11 años.
“Sería interesante ver si va el primer ministro Modi”, dijo Arati Jerath, analista política de Nueva Delhi. “Se supone que es el momento más importante y propicio para darse un chapuzón en el Ganges”.
Yogi Adityanath, ministro principal de Uttar Pradesh, quien también es un sacerdote hindú de línea dura, cambió el nombre de la ciudad anfitriona del festival en 2018, de Allahabad a Prayagraj. La medida, que forma parte de una oleada de cambios impulsados por el BJP, sustituyó el nombre musulmán dado por el emperador mogol Akbar en el siglo XVI por otro que hace referencia al lugar de peregrinación hindú.
En 2019, cuando India celebró elecciones generales, el Kumbh Mela supuso una gran oportunidad política para que Modi y su partido se dirigieran a un público receptivo de millones de personas. Modi ganó aquellas elecciones.
Las próximas elecciones generales están más lejos esta vez, previstas para 2029. Pero Modi, que ganó por un margen menor mientras su partido sufría pérdidas en la votación del año pasado, se ha puesto a sí mismo en carteles promocionales del festival en todo el país y lo ha calificado de encarnación del “patrimonio espiritual intemporal de India” en las redes sociales, vinculando el acontecimiento espiritual a la identidad nacional del país.
“El BJP espera utilizarlo para consolidar su base nacionalista hindú”, dijo Jerath. Pero añadió que no estaba claro si eso haría ganar necesariamente más votos al partido. “Si funciona o no, no lo sé, pero desde luego contribuye a acercar al BJP un paso más a su objetivo de convertir India en un país mayoritariamente hindú”.
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Artículo en el Grupo Correo, publicado el 26 de enero de 2025 por Sergio García.
'Kumbh Mela', el mayor espectáculo del mundo
45 días que sacuden India. · Prayagraj se convierte cada doce años en el vórtice religioso del planeta. Sólo en su inauguración, los baños reunieron a 35 millones de devotos.
Pese al anuncio de buen tiempo, se ha adueñado de Prayagraj, en el estado indio de Uttar Pradesh, un cielo encapotado, bajo y sucio no tanto por la luz gris del amanecer como por las fogatas que arden a orilla del río y el polvo que levantan miles de peregrinos que se acercan al Sangam embozados en sus mantas, los ojos inyectados por una mezcla de devoción y cansancio. Llegan de todo el país: de Maharastra, de Bihan, de Tamil Nadu, de Bengala, sabedores de que la conjunción atrológica del sol, la luna y Júpiter en este arranque de 2025 abre una ventana de oportunidad para romper el ciclo de las reencarnaciones, purificar los pecados y cultivar el conocimiento de uno mismo. Quieren sumergirse en la confluencia de los ríos Ganges, Yamuna y el mitológico Sarasvati, los conocidos como ´shahi snam´, baños reales que liberan el alma y protegen a las siguiente 88 generaciones. Un espectáculo instalado en la desmesura, la mayor concentración humana del planeta: si el último Maha Kumbh Mela celebrado allá por 2013 superó los 100 millones de asistentes, el de este año se espera que alcance los 450 -la población de Estados Unidos y Canadá-, según estimaciones del Estado de Uttar Pradesh. Sólo el primer día, los baños recibieron la visita de 35 millones de devotos.
El geolocalizador del móvil señala que nuestro campamento está literalmente sobre el cauce del río; las tiendas se levantan sobre un lecho arenoso que es zona inundable y que emerge solo en época de sequía. Forma parte del Sector 25 que se levantó al término del Monzón, lo que supone un plazo de apenas cuatro meses para construir una ciudad de la nada y alojar a esa muchedumbre que se derrama a un ritmo incesante. Hablamos de 100 kilómetros cuadrados, la superficie de Zaragoza, que empezará a desmontarse con la misma celeridad el próximo 26 de febrero, cuando los fastos hayan concluido y las aguas, por así decirlo, vuelvan a su cauce. Quinientos kilómetros de caminos sobre plancas de metal, 160.000 alojamientos temporales -algunos, no todos, equipados con agua corriente, red de fecales, tendido eléctrico-, cerca de 50.000 agentes para garantizar la seguridad, 7.000 autobuses desplegados por orden de las autoridades locales, 150.000 aseos portátiles… El presupuesto ronda los 1.000 millones de dólares, una inversión que las autoridades locales están seguros de que recuperarán con creces. Nada es suficiente para una cita que atrae todas las miradas y que agotó hace ya semanas las plazas para viajar desde Delhi, Bombay, Calcuta o Chennay. Los peregrinos llegan en coches, en autobús o camello, a pie o en rickshaw, esas tartanas montadas alrededor de una moto, atestadas y renqueantes, con su petardeo tuberculoso que son ya parte del paisaje de India. «Llegan exhaustos, pero sostenidos por una fe y una creencia inquebrantable», escribió Mark Twain cuando visitó el lugar a finales del siglo XIX. Como sucede ahora, por muchos cambios que se hayan producido. Hay cámaras por todas partes -2.700, según las autoridades- y drones, que se sirven
El Kumbh Mela se basa en el mito hindú del ´batido del océano de leche´, que remite a un tiempo lejano en el que los dioses (devas) y los demonios (asuras) batallaron por un cántaro de néctar que otorgaba la inmortalidad. La lucha se prolongó durante 12 años y en su transcurso se derramaron cuatro gotas de esa poción sobre otras tantas ciudades hindúes, todas a la orilla de un río: Haridwar, Nasik, Ujjain y Prayagraj, localidad esta última de 1,5 millones de habitantes a orillas del sagrado Ganges que estos días multiplica su población por 30 al acoger el Maha Kumbh Mela, el mayor de todos. Esa epopeya armada alrededor de una amalgama de deidades y demonios es el eje troncal de la cultura del país más habitado del planeta; también el que más contrastes ofrece, capaz de registrar los índices de pobreza más altos y, al mismo tiempo, de orbitar satélites, construir la bomba atómica y condicionar la economía mundial.
Catálogo humano
Prayagraj se convierte así en un auténtico polo magnético de la espiritualidad y en su calidad de tal atrae a cientos de sectas, de cofradías y de personajes cuya manera de conducirse puede hacernos dudar sobre su salud mental, pero que por estas latitudes son auténticos referentes depositarios de la verdad suprema. Las muchedumbre no dan tregua. La madrugada del día 13, centenares de miles desembarcan en la ciudad en rickshaw, en bici, en coche, a pie… «¿Ha visto alguna vez algo tan bello?», nos interpela Swami Avdhesanand Giri, máxima autoridad entre los gurús que reinan sobre las órdenes monásticas (akharas), al frente del gigantesco desfile que se dirige al extremo sur del Sangam para inaugurar el baño. Aquí es posible ver desde hijras (transexuales) dedicadas al cultivo de las artes, hasta naga sadhus que pasean su desnudez cubiertos de cenizas, los cuerpos expuestos a pruebas de dureza extrema como las mutilaciones genitales, aunque eso no impida verlos tirar de iPhones de última generación, gafas Rayban y suficientes reservas de cannabis como para tumbar a un búfalo de agua. Son estos, con diferencia, los personajes más emblemáticos del Kumbh Mela. Dejan atrás sus posesiones más preciosas y se consagran a la búsqueda de la espiritualidad, aunque ello signifique convertirse en seres errantes, expuestos al calor sofocante, las lluvias torrenciales, el hambre y la mugre. «Su renuncia -explica Agustín Pániker, editor, escritor y especialista en India -es en aras de la búsqueda de sí mismos, y tiene por meta liberarse del egoísmo, del deseo y la ilusión». Representan el cliché más sobado de Occidente, igual que las cobras que bailan al son del bansuri, las películas de Bollywood o el sistema de castas (que pese a prohibir la Constitución, todavía fuerza a muchas parejas a huir a las grandes ciudades antes el repudio familiar). Muchos han dejado atrás familias y empleos. Como Uttam Giri, 55 años, natural de Ujjain y, en otra vida, gerente de desarrollo de negocios. Habitual del Raja Ghat de Benarés, Uttam cuenta las horas para sumergirse en el Sangam. Su aspecto de pordiosero puede llevar a engaño, ya que el sadhu es un hombre santo, respetado y venerado, pero también temido; lo mismo se comporta como un mago que como un brujo y conviene estar a buenas con él. Además de los naga, un rápido vistazo permite identificar a personajes de todo pelaje y condición, como los urdhwavahurs, que someten el cuerpo a severas austeridades y penitencias; o los parivajakas, que han hecho voto de silencio; o los kalpvasis, que no se apartan del río y dedican su tiempo a meditar y a bañarse continuamente. También sadhvis, mujeres santas que representan el 10% de los 5 millones de sadhus repartidos por el país. Aunque quizá nadie como Amar Bharati, antiguo trabajador de banca, casado y con dos hijos, que lleva 51 años con el brazo derecho levantado y que ya es incapaz de articularlo. Al igual que los que han decidido pasar toda su vida de pie, cuenta ya con un nutrido grupo de imitadores.
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