Comiendo un gusano de sagú. Sabah, Malasia, Isla de Borneo, 14 de noviembre de 2025.
La semana pasada estuve de viaje por Sabah, una parte de Malasia en la isla de Borneo.
Aprendí alguna cosilla sobre un par de plantas que han sido una fuente importante de carbohidratos para las étnica locales durante siglos: la raíz de yuca (tapioca) y el tronco del sagú, una especie de palmera tropical.
El sagú (Metroxylon sagu) es muy común en zonas húmedas de Malasia, Indonesia y Papúa Nueva Guinea. No produce dátiles ni cocos, pero de su tronco se extrae un almidón muy nutritivo que se utiliza para hacer tortas, fideos y papillas (al igual que con la tapioca).
En el interior del tronco se desarrollan las larvas del sagú, conocidas en inglés como sago worms, que se alimentan de esa madera húmeda. Son larvas blancas, gruesas y de consistencia suave, y un alimento muy apreciado por algunas comunidades indígenas. Pueden comerse crudas, fritas o a la parrilla. Estos gusanos son una importante fuente de proteínas y grasas saludables y forman parte de la dieta sostenible de las comunidades locales desde hace generaciones.
Los monitores del campamento demostraron cómo comer una de estas larvas y nos invitaron a probarlas. Donde fueres haz lo que vieres, así que tocaba aceptar la invitación. Me gustó el sabor, pero no sabría describirlo porque con la comida me suele pasar eso. Me hubiera comido dos o tres más.
Soy un poco malo prestando atención a las instrucciones y por lo visto dijeron que no había que comerse la cabeza, pero me comí el gusano entero, con cabeza y todo.
Sabah, Malasia, Isla de Borneo.
14 de noviembre de 2025.
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