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Basurde Xiao Long

Libros: ¨La artista de henna¨, de Alka Joshi

Libros: ¨La artista de henna¨, de Alka Joshi

Me llamó la atención ver en varios escaparates de librerías en Vitoria la novela ¨Los secretos de Jaipur¨. Pensé ¨bueno, si es sobre India y está tan presente tiene que ser buena, cualquier novela sobre este subcontinente no pasa el corte porque no son lecturas muy populares¨. Investigué un poco más y vi que era la segunda parte de una trilogía, así que tocaba empezar por la primera, ¨La artista de henna¨.

 

Dice así la contraportada:

 

¨Jaipur, India, 1955. Con tan solo diecisiete años, Lakshmi escapa de un marido abusivo y se dirige a la vibrante ciudad de Jaipur, donde se convierte en la artista de henna más solicitada y en la confidente de las mujeres de las castas superiores.

Las clientas creen que la henna de Lakshmi tiene el poder de seducir a sus esposos e incluso de concebir un hijo. Conocida también por sus remedios naturales y sus sabios consejos, debe andar con cuidado para evitar las habladurías que podrían arruinar su reputación.

Cuando su marido descubre su paradero y aparece con una joven, Radha, a la que presenta como la hermana pequeña de Lakshmi, el velo de discreción que ha tejido cuidadosamente se ve amenazado¨.

 

Sobre la autora:

 

¨Alka Joshi nació en la India y se crió en Estados Unidos. Estudió Literatura en la Universidad de Stanford y obtuvo un posgrado en el California College of Arts.

     La artista de henna, su primera novela y best seller de The New York Times, fue elegido por la actriz Reese Whiterspoon para su club de lectura, estuvo nominado para el Center For Fiction First Novel Prize y pronto se convertirá en serie de televisión.

     Recientemente, ha recibido el premio a la mejor novela histórica en Francia.

     En Los secretos de Jaipur, la autora retoma a los protagonistas de su celebrado debut y regresa a la Ciudad Rosa¨.

 

La novela me ha encantado y empiezo con la segunda.

 

Os dejo aquí algunos párrafos que me han llamado la atención:

 

¨El viajero tiene que llamar, una tras otra, a todas las puertas extrañas para llegar a la suya; ha de vagar por todos los mundos de fuera si quiere llegar al fin a su santuario interior¨.

Gitanjali (Poemas en prosa) Rabindranath Tagore

 

¨Cuando la diosa de la abundancia viene a bendecirte,

no debes salir de la habitación para lavarte la cara¨.

-Proverbio hindú-

 

¨En un momento dado nos apartamos para dejar pasar a un bullicioso grupo de hijras*. Los hombres, ataviados con saris y con los labios pintados, cantaban y bailaban delante de una casa para bendecir el nacimiento de un niño¨.

*Personas de género disidente que no se identifica con el binomio hombre-mujer, se maquillan y visten con ropa de mujer. Durante siglos gozaron de gran respeto y un cierto estatus social. (nota de la traductora).

 

¨Parvati alcanzó una taza con su platillo, la señal para que yo hiciera lo mismo. El servicio de té era como los que gustaban a los ingleses, con dibujos de damas ataviadas con encorsetados vestidos, hombres con pantalones de montar y niñas con bucles y vestidos de talle alto. Antes de la independencia, aquellos objetos reflejaban la admiración de mis señoras hacia los británicos. Pero en la actualidad demostraban su desprecio. Lo único que había cambiado en las señoras para las que trabajaba eran los motivos para fingir. Si había aprendido algo de ellas era esto: solo un necio vive en el agua y sigue siendo enemigo del cocodrilo¨.

 

¨Me peiné el pelo con los dedos. Saasuji me contó una vez que había tres tipos de karma: el karma acumulado a lo largo de nuestras vidas pasadas; el karma creado en esta vida y el karma que almacenábamos para que maduren en nuestras vidas futuras. Me preguntaba cuál de ellos me había llevado a casarme con Hari. Y si abandonar a mi familia sería uno nuevo que me había creado el resultado del karma de una vida anterior que había madurado en esta vida¨.

 

¨Cerré la puerta y apoyé la frente en ella. El silencio de la habitación resultaba tan atronador como el canto de la chicharra en una cálida tarde de verano¨.

 

¨    Se hincó de rodillas ante mí.

     -Jiji, por favor, no me devuelvas al pueblo. No tengo a nadie más. No volveré a hacerlo. De verdad. Te lo prometo. -Le temblaba todo el cuerpo.

     -Desconcertada y avergonzada, la ayudé a ponerse de pie y le sequé las lágrimas. Quería decirle: «¿Por qué crees que te devolvería? Eres mi hermana. Mi responsabilidad». Pero lo único que me salió fue:

     -Te prometo que yo también haré mejor las cosas¨.

 

¨La noticia de que estaba yendo al palacio se extendió como ghee sobre chapatti caliente. Bastó con que el vendedor de mangos nos viera a las puertas del palacio para que se lo dijera a su mujer, que se lo contó a su vecino, que se lo dijo a su cuñado, que se lo dijo a su médico, que se lo contó a la lavandera, que planchaba la ropa para una de las damas a las que yo hacía la henna. En menos que canta un gallo nuevos clientes solicitaban mis servicios para cada celebración y ceremonia: fiestas de compromiso, séptimo mes de embarazo, cumpleaños del bebé, bebé come su primera comida sólida, primer corte de pelo, llegada a la edad adulta de un chico, estreno de casa nueva, aniversario de Hanuman, ceremonia de fuego en honor de la diosa Durga, la Gran Noche de Shiva, un ascenso laboral, aceptación en la universidad, ceremonia para pedir que el viaje sea seguro, ceremonia para pedir que la llegada se realice sin contratiempos. En la India no escaseaban los ritos y los rituales, y nos mantenía ocupados a los tres de la mañana a la noche¨.

 

¨20 de abril de 1956

 

No me entusiasmaba la idea de celebrar una ceremonia de inauguración de mi nueva casa, pero Malik no debaja de insistir y, al final, cedí. No me sorprendía que al chico le gustaran tanto los rituales hindúes del Griha Pravesh, la ceremonia habitual que se llevaba a cabo a la hora de inaugurar una casa. Muchos musulmanes, la mayoría de los cuales llevaban ya muchos siglos viviendo en la India y habían decidido quedarse tras la partición del país, practicaban las costumbres hindúes tanto como las suyas propias. Al fin y al cabo, las celebraciones eran ocasiones felices en las que no se excluía a nadie.

     A la entrada de mi casa nueva en Rajnagar, Malik había plantado dos postes de bambú y había colgado una guirnalda de hojas de mango entre ellos. Tradicionalmente, simbolizan la fertilidad, pero teniendo en cuenta que yo no veía niños en mi futuro dadas las circunstancias, me hacían sentir un poco incómoda. Aun así, me emocionaba poder decir que aquella era mi casa. Puede que fuera eso lo que Malik, que me conocía casi tan bien como yo misma, quería que yo celebrase. Las paredes eran mías. Las ventanas, el suelo de mosaico, la tierra del patio. Me sentía dueña incluso de las estrellas que brillaban sobre el tejado.

     Malik también había insistido en que le pidiera a un pandit que purificase la casa en la ceremonia de inauguración. Si no llevábamos todas nuestras pertenencias a la casa en la fecha que el sacerdote considerase propicia (que resultó ser el 20 de abril), atraeríamos la mala suerte¨.

 

¨Fiel a su palabra, Malik dio con un sacerdote que nos cobró veinte rupias por la purificación, un hombre calvo y menudo con unos brazos y unas piernas escuálidos que sobresalían de sus ropajes de color azafrán como si fuera peladuras de patata. Llevaba unas gafas tan gruesas como las botellas de agua de colores que vendían en los puestos callejeros. Me pregunté si todos los sacerdotes se parecían a Gandhi o era Gandhi el que se parecía a todos los sacerdotes. Como seguía sin poder permitirme poner persianas de lamas en las ventanas, requisito imprescindible en el Griha Pravesh, el sacerdote no quería llevar a cabo la ceremonia de purificación, por lo que Malik había tenido que añadir cinco rupias más a la tarifa para convencerlo.

     Los ayudantes empezaron a descargar sus enseres para la ceremonia: una estatuilla de Ganesh, varias fuentes de plata, tres cuencos de plata, incienso de sándalo, flores recién cortadas, rojas, por supuesto, para atraer la buena suerte, cogidas de algún parque por el camino, como hacían muchas mujeres cuando iban al templo por la mañana; hojas de alcanforero, una vela roja, hilo de algodón rojo, semillas de sésamo, grano de trigo integral, un cuenco de arcilla con una pasta hecha con polvo de cinabrio y agua, un cuenco de plata con ghee, cascabeles y un rosario de plata atado con un hilo rojo¨.

 

¨    Se le llenaron de lagrimas los ojos.

     -Maa sabía que lo hacías. -Juntó las manos-. ¿Cómo pudiste?

     -No sabes lo que dices.

     -Nuestros hijos eran dones de Bhagaván*

     Me contuve para no gritar. «¿Dones de Dios?»¨

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*En el marco de las religiones de la India, Bhagaván es uno de los nombres con que se designa a Dios.

 

¨    -El corazón de un recién nacido late entre cien y ciento veinte pulsaciones por minuto -explicó-. Sin embargo, cuando el corazón crece, el ritmo cardiaco se ralentiza¨.

 

Este párrafo anterior me trajo el recuerdo de tener a mi sobrino Ander en brazos, cuando era muy pequeño, y notar su corazón latiendo a tope estando en reposo. Me asusté, no me pareció normal. Pero ya me dijeron que esa era la razón.

 

Al final del libro hay un glosario de términos en hindi que se utilizan en el libro. Éste me ha llamado la atención porque esta palabra ha pasado al castellano.

 

¨Gymkhana: Origen hindi y persa khana que significa «lugar de reunión» y gend que significa «pelota», en virtud de ello se concluye que gymkhana es un juego de pelota. La gymkhana consiste en realizar diversos tipos de competiciones donde los concursantes enfrentan varias pruebas, obstáculos que dificulten la tarea. Las gymkhanas existen desde el siglo XIX en la India, donde los participantes montados en un caballo celebraban una carrera en un circuito lleno de obstáculos, que tenían que saltar o se les penalizaba. https://www.significados.com/gymkhana/ ¨

 

Aparte de este glosario al final del libro tienen una explicación interesante de la historia de la henna y del sistema de castas en la India. Al comienzo del libro hay un mapa de India con los lugares en los que transcurre la acción y un dramatis personae, una explicación de los personajes que aparecen en el libro, que siempre vienen bien como referencia por si se te va el santo al cielo. Deberian tenerlo todos los libros.

 

¡Muy recomendable! Vamos a ver cómo está el segundo, ¨Los secretos de Jaipur¨.

 

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