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Basurde Xiao Long

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Libro - ¨Los secretos de Jaipur¨ de Alka Joshi.

Libro -  ¨Los secretos de Jaipur¨ de Alka Joshi.

Terminado ¨La artista de henna¨ me puse inmediatamente con la continuación de la historia de Lakshmi, Malik y compañía. El primer libro me fascinó y este segundo de la trilogía de Jaipur también.

 

Dice así la contraportada:

 

¨La India, 1969. Lakshmi, la artista de henna, llegó a los Himalayas hace doce años. Elaborar bonitos dibujos de henna en la piel de las mujeres de las castas superiores es cosa del pasado y ahora se dedica a la medicina natural. Malik, su protegido, es un joven apuesto e instruido que ingresa como aprendiz en el departamento que gestiona los proyectos arquitectónicos del Palacio Real de Jaipur, aunque eso signifique dejar atrás a Nimmi.

El muchacho no tarda en descubrir que nada ha cambiado en la Ciudad Rosa: los favores y el dinero fluyen siempre en la dirección de los poderosos. Cuando el nuevo cine se derrumba la noche de su inauguración, Malik necesitará la ayuda de Lakshmi, la verdadera guardiana de los secretos de Jaipur, para descubrir quién es el responsable¨.

 

Sobre la autora:

 

¨Alka Joshi nació en la India y se crió en Estados Unidos. Estudió Literatura en la Universidad de Standford y obtuvo un posgrado en el California College of Arts.

La artista de henna, su primera novela y best seller de The New York Times, fue elegido por la actriz Reese Whiterspoon para su club de lectura, estuvo nominado para el Center for Fiction First Novel Prize y pronto se convertirá en serie de televisión.

Recientemente, ha recibido el premio a la mejor novela histórica en Francia.

En Los secretos de Jaipur, la autora retoma a los protagonistas de su celebrado debut y regresa a la Ciudad Rosa¨.

 

Extraigo algunos párrafos del libro que me han llamado la atención:

 

¨Algo que tardas años en construir,

puede derrumbarse de la noche a la mañana.

No dejes de construirlo por eso¨.

Madre Teresa.

 

Me ha recordado a esta cita del Dr. Martin Luther King:

¨Si supiera que el mundo se acaba mañana,

yo, hoy todavía, plantaría un árbol¨.

 

¨Cuando era pequeño y trabajaba con la jefa, solía sermonearme sobre que tenía que ser discreto.

«Sabemos cosas sobre la gente, Malik, porque entramos en sus hogares, el lugar en el que son más vulnerables. Eso no significa que podamos ir por ahí pregonando lo que hemos visto u oído. Guardar un secreto confiere más poder que revelarlo»¨.

 

¨Jay y yo habíamos hecho parte del camino intercambiando refranes, uno de nuestros juegos favoritos, para ver quién se sabía el mejor.

-Echar margaritas a los cerdos es tan inútil como…

-Dar un eunuco a una mujer -dije yo riéndome.

Él arqueó las cejas sorprendido y después se rio complacido.

-Mmm. Yo iba a decir como bailar para un ciego, pero el tuyo es mejor¨.

 

¨Me dirige una de sus resplandecientes sonrisas y coge un puñado de semillas de hinojo con azúcar de un recipiente que hay en la mesa. Se las echa a la boca para endulzar el aliento, me guiña un ojo y vuelve con la camarera¨.

 

Esta es una costumbre india que me gusta: después de comer te metes en la boca una mezcla de semillas y especias que tiene una tradición milenaria en la cultura hindú. Se llama mukhwas y te deja un buen sabor de boca, si no tienes oportunidad de cepillarte los dientes después de la comida.

 

¨Kanta habla de la gente que conocemos en Shimla, como los vendedores de tandoori roti, impertérritos en la galería comercial, y uno de los lugares favoritos de Radha y de la jefa, la biblioteca que Rudyard Kipling visitaba con frecuencia¨.

 

¨Cuánto me gustaban las arruguitas que se le formaban alrededor de la boca, el tacto áspero de sus manos, encallecidas durante años de pastorear a sus rebaños con el cayado y de trepar a los árboles para cortar hojas y ramas con que alimentar a las cabras. ¡Cuánto quería a sus cabras! Casi lo oigo ahora mismo diciendo: «No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás y a un idiota por ningún lado». ¡Cómo se reía! ¡Como si fuera la primera vez que lo decía!¨

 

¨Pego la oreja a la nariz de mi hermano, pero no respira. Aun así, noto su espíritu en el aire. Mis hijos lo notan también. Chullo empieza a removerse. Rekha me tira del jersey.

-Maa?

Cojo a Chullu y me levanto, me consuela el contacto con su cuerpecito, su calor. Rodeo la cabeza de Rekha con la mano y se pega a mí. No hay necesidad de ocultar la muerte a los niños, no lo hacemos en nuestra tribu. Queremos que los pequeños comprendan que la muerte es tan natural como la vida, tanto para los hombres como para los animales, y cuanto antes lo sepan, mejor.

-¿Te acuerdas de tu tío, bheti?

Ella siente con la cabeza.

-Pues ya no está.

Rekha me mira y mira el cuerpo de su tío en el suelo. Se mete el pulgar en la boca, una costumbre que había abandonado el año pasado.

Chullu me busca los pezones. Tengo que amamantarlo, pero antes debo ocuparme de otra cosa. Vuelvo a mojar el retal de tela con mi leche y se lo lleva a la boca. Lo dejo dentro del portabebés en el suelo y le pido a Rekha que lo vigile. Me siento junto a Vinay y le tomo la mano polvorienta. Recito oraciones que aprendí cuando estaba en el útero de mi madre, mucho antes de nacer. Pido a los dioses que cuiden de mi hermano en el reino de los espíritus, que le proporcionen la vida nueva que merece, que ayuden a su alma a mantener la armonía con aquellos que llegaron antes que él y con los que vendrán después. Repito las palabras hasta que se mezclan con el aire que respiramos.

Los niños me miran en silencio. Parecen hechizados, igual que yo en su momento, al ver por primera vez este ritual. No sé cuánto tiempo estamos así los tres juntos¨.

 

¨Me cargo a Chullu a la espalda otra vez.

-¿Cómo se llama tu caballo? -le pregunta Rekha, mi pequeña y tímida hija, a Laskhmi.

-Chandra.

-¿Por qué le has puesto ese nombre?

-¿Has visto la marca que tiene en la frente? ¿No te recuerda a una media luna?

Rekha lo mira.

-Cuando tenga un caballo, algún día, lo llamaré Gooddu.

Laskhmi le sonríe.

-Un nombre muy bonito. ¿Cómo se te ha ocurrido?

-Así es como me llama Malik.

Lakshmi me mira sonriendo y luego mira de nuevo a Rekha.

-Pero si lo llamas Gooddu, ¿cómo vas a saber si Malik te está llamando a ti o al caballo?

Rekha frunce el ceño y, de repente, se le ilumina el rostro.

-Bueno, aún no tengo caballo.

La bonita risa de Lakshmi resuena entre las paredes del estrecho barranco¨.

 

¨Pese a su tamaño, el joyero se mueve con la elegancia de un guepardo al acecho. Al igual que el médico de la familia, un joyero indio pasa tiempo con sus miembros y se convierte en un amigo y un consejero de confianza para varias generaciones a lo largo de matrimonios, cumpleaños y fiestas varias.

Me doy la vuelta y lo miro de nuevo. Moti-Lal hace alarde de algunas características más del conjunto nupcial ante sus clientes y les recuerda que las piedras están perfectamente engastadas en el conjunto kundan, tal como exigía el sah Jahan que se encajaran la cornalina, el lapislázuli, el ojo de tigre y la malaquita en el mármol del Taj Mahal.

El joyero y sus clientes hacen varios comentarios antes de empezar a regatear el precio. Moti-Lal marca los números en la calculadora con tanto estilo que atrae la mirada de los otros compradores que hay en la tienda, curiosos por saber quién está comprando qué¨.

 

¨-¿Y qué me dices de tu yerno, que está ahí fuera? -digo yo en broma.

-Mohan está bien. -Da un manotazo al aire-. Pero si tú trabajas para mí, podré morirme en paz -añade, y se pone la mano en el pecho y ladea la cabeza con gesto suplicante.

-Lal-ji, aún falta mucho para que te mueras. Y yo no sé nada sobre joyas.

Le habré dicho estas mismas palabras un centenar de veces.

-Escucha con atención -dice dando otra calada-. El dios Brahma, creador del universo, depositó una semilla de su propio cuerpo en las aguas, que se convirtió en un huevo dorado, reencarnación del propio creador. Ese oro, símbolo de pureza, buena suerte y piedad, es lo que vendemos aquí. Ahora ya sabes tanto como yo -dice y expulsa un anillo de humo hacia mí¨.

 

¨Samir está de pie con los brazos en jarras en medio del desastre. La sala está casi vacía. Está hablando de nuevo con el señor Reddy, que tiene la cara y la chaqueta Nehru* cubiertos de polvo y yeso¨.

*«Jawarhal Nehru, primer político elegido primer ministro de la India tras la independencia, representó el enfoque moderno, de clase alta, del atuendo urbano: el casquete nacionalista introducido por Gandhi, el pantalón ceñido y un abrigo ajustado con cuello de tira (achkan). Aunque el abrigo refleja la influencia occidental, el conjunto se inspira en la tradición india. En Occidente, la «exótica» chaqueta Nehru cobró notable popularidad.»

 Historia del vestido, ed. Blume, p. 225 (N. de la T.)

 

¨No es habitual que se celebre un matrimonio entre una hindú y un musulmán. Malik y Nimmi han decidido unirse en una ceremonia civil, como hicimos Jay y yo hace seis años. El magistrado que la ha oficiado se ha marchado ya y la familia y los invitados se disponen a celebrar la boda con un banquete.

Nimmi ha decidido ponerse sus mejores galas y adornos en honor a su tribu. Lleva alrededor del cuello la cadena de oro que Malik le compró en la joyería de Moti-Lal. Ayer, mientras me preparaba para aplicarle la henna, Nimmi me enseñó que había colgado el amuleto de Shiva en el collar.

-Era de Dev -me dijo sonriendo, como si el recuerdo le produjera ahora alegría en vez de tristeza. En ese momento supe lo que iba a dibujarle: la imagen del dios azul, creador y destructor a un tiempo, en la palma izquierda, y en la otra la palabra Om, como la que lleva el propio Shiva en la palma derecha¨.

 

-¨«La manzana no cae lejos del árbol» -dice Samir-. Lo dijo Ralph Waldo Emerson en 1839. Pero yo creo que es así desde tiempos inmemoriales, ¿no te parece?¨

 

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Al igual que en ¨La artista de henna¨, al comienzo del libro hay un mapa de la India con lugares donde se desarrolla la historia y la sección ¨Dramatis personae¨, donde se describen los personajes que van apareciendo en el libro, lo que está genial si se te olvida algún nombre que no aparece con frecuencia. Creo que lo debería tener todas las novelas. Al final del libro hay un glosario de términos en hindi que se utilizan en el libro, traducidos. Son bastante los que usa y vienen muy bien y te ayudan a aprender un poco de esta lengua. En ¨La artista de henna¨, al final del libro venía una explicación sobre el sistema de castas y sobre la historia de la henna. Al final de esta novela hay una explicación sobre la importancia del oro en la India, sobre todo para las mujeres como un recurso financiero en caso de que las cosas vayas muy bien. También se explican diferentes técnicas de joyería y la importancia de la gastronomía india.

 

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La novela comienza con el derrumbe de un cine recién construido en Jaipur, el 12 de mayo de 1969. Curiosamente, mientras leía la novela, aparecieron noticias sobre dos derrumbes:

-el 5 de marzo de 2024 se caía el techo del centro comercial Ambiance en Vasant Kunj, Delhi.

-el 15 de marzo de 2024 se derrumbaba el techo de un bar en el casco viejo de Gasteiz.

 

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La novela me ha encantado, como me fascinó la primera. Me toca ahora ponerme con la tercera y última de la Trilogía de Jaipur, ¨The Perfumist of Paris¨. Aquí me he llevado una pequeña decepción. Esta última novela se publicó en inglés en marzo de 2023 y posteriormente se publicó traducida al francés en julio de 2023 y en portugués en octubre de 2023. En alemán aparecerá traducido en mayo de 2024, pero la traducción al español todavía no tiene fecha. Buhhhhhh! He visto que en la biblioteca del cole está en inglés, así que pese a que no me gusta mucho leer en esta lengua me pondré con ¨The Perfumist of Paris¨ en la lengua en la que fue escrito porque después de leer ¨La artista de henna¨ y ¨Los secretos de Jaipur¨ me apetece mucho continuar con los mismos personajes. Lo cual de por sí es una recomendación para que os pongáis con esta serie, si estáis interesados en conocer más sobre India o leer algo entretenido.

Libros: ¨La artista de henna¨, de Alka Joshi

Libros: ¨La artista de henna¨, de Alka Joshi

Me llamó la atención ver en varios escaparates de librerías en Vitoria la novela ¨Los secretos de Jaipur¨. Pensé ¨bueno, si es sobre India y está tan presente tiene que ser buena, cualquier novela sobre este subcontinente no pasa el corte porque no son lecturas muy populares¨. Investigué un poco más y vi que era la segunda parte de una trilogía, así que tocaba empezar por la primera, ¨La artista de henna¨.

 

Dice así la contraportada:

 

¨Jaipur, India, 1955. Con tan solo diecisiete años, Lakshmi escapa de un marido abusivo y se dirige a la vibrante ciudad de Jaipur, donde se convierte en la artista de henna más solicitada y en la confidente de las mujeres de las castas superiores.

Las clientas creen que la henna de Lakshmi tiene el poder de seducir a sus esposos e incluso de concebir un hijo. Conocida también por sus remedios naturales y sus sabios consejos, debe andar con cuidado para evitar las habladurías que podrían arruinar su reputación.

Cuando su marido descubre su paradero y aparece con una joven, Radha, a la que presenta como la hermana pequeña de Lakshmi, el velo de discreción que ha tejido cuidadosamente se ve amenazado¨.

 

Sobre la autora:

 

¨Alka Joshi nació en la India y se crió en Estados Unidos. Estudió Literatura en la Universidad de Stanford y obtuvo un posgrado en el California College of Arts.

     La artista de henna, su primera novela y best seller de The New York Times, fue elegido por la actriz Reese Whiterspoon para su club de lectura, estuvo nominado para el Center For Fiction First Novel Prize y pronto se convertirá en serie de televisión.

     Recientemente, ha recibido el premio a la mejor novela histórica en Francia.

     En Los secretos de Jaipur, la autora retoma a los protagonistas de su celebrado debut y regresa a la Ciudad Rosa¨.

 

La novela me ha encantado y empiezo con la segunda.

 

Os dejo aquí algunos párrafos que me han llamado la atención:

 

¨El viajero tiene que llamar, una tras otra, a todas las puertas extrañas para llegar a la suya; ha de vagar por todos los mundos de fuera si quiere llegar al fin a su santuario interior¨.

Gitanjali (Poemas en prosa) Rabindranath Tagore

 

¨Cuando la diosa de la abundancia viene a bendecirte,

no debes salir de la habitación para lavarte la cara¨.

-Proverbio hindú-

 

¨En un momento dado nos apartamos para dejar pasar a un bullicioso grupo de hijras*. Los hombres, ataviados con saris y con los labios pintados, cantaban y bailaban delante de una casa para bendecir el nacimiento de un niño¨.

*Personas de género disidente que no se identifica con el binomio hombre-mujer, se maquillan y visten con ropa de mujer. Durante siglos gozaron de gran respeto y un cierto estatus social. (nota de la traductora).

 

¨Parvati alcanzó una taza con su platillo, la señal para que yo hiciera lo mismo. El servicio de té era como los que gustaban a los ingleses, con dibujos de damas ataviadas con encorsetados vestidos, hombres con pantalones de montar y niñas con bucles y vestidos de talle alto. Antes de la independencia, aquellos objetos reflejaban la admiración de mis señoras hacia los británicos. Pero en la actualidad demostraban su desprecio. Lo único que había cambiado en las señoras para las que trabajaba eran los motivos para fingir. Si había aprendido algo de ellas era esto: solo un necio vive en el agua y sigue siendo enemigo del cocodrilo¨.

 

¨Me peiné el pelo con los dedos. Saasuji me contó una vez que había tres tipos de karma: el karma acumulado a lo largo de nuestras vidas pasadas; el karma creado en esta vida y el karma que almacenábamos para que maduren en nuestras vidas futuras. Me preguntaba cuál de ellos me había llevado a casarme con Hari. Y si abandonar a mi familia sería uno nuevo que me había creado el resultado del karma de una vida anterior que había madurado en esta vida¨.

 

¨Cerré la puerta y apoyé la frente en ella. El silencio de la habitación resultaba tan atronador como el canto de la chicharra en una cálida tarde de verano¨.

 

¨    Se hincó de rodillas ante mí.

     -Jiji, por favor, no me devuelvas al pueblo. No tengo a nadie más. No volveré a hacerlo. De verdad. Te lo prometo. -Le temblaba todo el cuerpo.

     -Desconcertada y avergonzada, la ayudé a ponerse de pie y le sequé las lágrimas. Quería decirle: «¿Por qué crees que te devolvería? Eres mi hermana. Mi responsabilidad». Pero lo único que me salió fue:

     -Te prometo que yo también haré mejor las cosas¨.

 

¨La noticia de que estaba yendo al palacio se extendió como ghee sobre chapatti caliente. Bastó con que el vendedor de mangos nos viera a las puertas del palacio para que se lo dijera a su mujer, que se lo contó a su vecino, que se lo dijo a su cuñado, que se lo dijo a su médico, que se lo contó a la lavandera, que planchaba la ropa para una de las damas a las que yo hacía la henna. En menos que canta un gallo nuevos clientes solicitaban mis servicios para cada celebración y ceremonia: fiestas de compromiso, séptimo mes de embarazo, cumpleaños del bebé, bebé come su primera comida sólida, primer corte de pelo, llegada a la edad adulta de un chico, estreno de casa nueva, aniversario de Hanuman, ceremonia de fuego en honor de la diosa Durga, la Gran Noche de Shiva, un ascenso laboral, aceptación en la universidad, ceremonia para pedir que el viaje sea seguro, ceremonia para pedir que la llegada se realice sin contratiempos. En la India no escaseaban los ritos y los rituales, y nos mantenía ocupados a los tres de la mañana a la noche¨.

 

¨20 de abril de 1956

 

No me entusiasmaba la idea de celebrar una ceremonia de inauguración de mi nueva casa, pero Malik no debaja de insistir y, al final, cedí. No me sorprendía que al chico le gustaran tanto los rituales hindúes del Griha Pravesh, la ceremonia habitual que se llevaba a cabo a la hora de inaugurar una casa. Muchos musulmanes, la mayoría de los cuales llevaban ya muchos siglos viviendo en la India y habían decidido quedarse tras la partición del país, practicaban las costumbres hindúes tanto como las suyas propias. Al fin y al cabo, las celebraciones eran ocasiones felices en las que no se excluía a nadie.

     A la entrada de mi casa nueva en Rajnagar, Malik había plantado dos postes de bambú y había colgado una guirnalda de hojas de mango entre ellos. Tradicionalmente, simbolizan la fertilidad, pero teniendo en cuenta que yo no veía niños en mi futuro dadas las circunstancias, me hacían sentir un poco incómoda. Aun así, me emocionaba poder decir que aquella era mi casa. Puede que fuera eso lo que Malik, que me conocía casi tan bien como yo misma, quería que yo celebrase. Las paredes eran mías. Las ventanas, el suelo de mosaico, la tierra del patio. Me sentía dueña incluso de las estrellas que brillaban sobre el tejado.

     Malik también había insistido en que le pidiera a un pandit que purificase la casa en la ceremonia de inauguración. Si no llevábamos todas nuestras pertenencias a la casa en la fecha que el sacerdote considerase propicia (que resultó ser el 20 de abril), atraeríamos la mala suerte¨.

 

¨Fiel a su palabra, Malik dio con un sacerdote que nos cobró veinte rupias por la purificación, un hombre calvo y menudo con unos brazos y unas piernas escuálidos que sobresalían de sus ropajes de color azafrán como si fuera peladuras de patata. Llevaba unas gafas tan gruesas como las botellas de agua de colores que vendían en los puestos callejeros. Me pregunté si todos los sacerdotes se parecían a Gandhi o era Gandhi el que se parecía a todos los sacerdotes. Como seguía sin poder permitirme poner persianas de lamas en las ventanas, requisito imprescindible en el Griha Pravesh, el sacerdote no quería llevar a cabo la ceremonia de purificación, por lo que Malik había tenido que añadir cinco rupias más a la tarifa para convencerlo.

     Los ayudantes empezaron a descargar sus enseres para la ceremonia: una estatuilla de Ganesh, varias fuentes de plata, tres cuencos de plata, incienso de sándalo, flores recién cortadas, rojas, por supuesto, para atraer la buena suerte, cogidas de algún parque por el camino, como hacían muchas mujeres cuando iban al templo por la mañana; hojas de alcanforero, una vela roja, hilo de algodón rojo, semillas de sésamo, grano de trigo integral, un cuenco de arcilla con una pasta hecha con polvo de cinabrio y agua, un cuenco de plata con ghee, cascabeles y un rosario de plata atado con un hilo rojo¨.

 

¨    Se le llenaron de lagrimas los ojos.

     -Maa sabía que lo hacías. -Juntó las manos-. ¿Cómo pudiste?

     -No sabes lo que dices.

     -Nuestros hijos eran dones de Bhagaván*

     Me contuve para no gritar. «¿Dones de Dios?»¨

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*En el marco de las religiones de la India, Bhagaván es uno de los nombres con que se designa a Dios.

 

¨    -El corazón de un recién nacido late entre cien y ciento veinte pulsaciones por minuto -explicó-. Sin embargo, cuando el corazón crece, el ritmo cardiaco se ralentiza¨.

 

Este párrafo anterior me trajo el recuerdo de tener a mi sobrino Ander en brazos, cuando era muy pequeño, y notar su corazón latiendo a tope estando en reposo. Me asusté, no me pareció normal. Pero ya me dijeron que esa era la razón.

 

Al final del libro hay un glosario de términos en hindi que se utilizan en el libro. Éste me ha llamado la atención porque esta palabra ha pasado al castellano.

 

¨Gymkhana: Origen hindi y persa khana que significa «lugar de reunión» y gend que significa «pelota», en virtud de ello se concluye que gymkhana es un juego de pelota. La gymkhana consiste en realizar diversos tipos de competiciones donde los concursantes enfrentan varias pruebas, obstáculos que dificulten la tarea. Las gymkhanas existen desde el siglo XIX en la India, donde los participantes montados en un caballo celebraban una carrera en un circuito lleno de obstáculos, que tenían que saltar o se les penalizaba. https://www.significados.com/gymkhana/ ¨

 

Aparte de este glosario al final del libro tienen una explicación interesante de la historia de la henna y del sistema de castas en la India. Al comienzo del libro hay un mapa de India con los lugares en los que transcurre la acción y un dramatis personae, una explicación de los personajes que aparecen en el libro, que siempre vienen bien como referencia por si se te va el santo al cielo. Deberian tenerlo todos los libros.

 

¡Muy recomendable! Vamos a ver cómo está el segundo, ¨Los secretos de Jaipur¨.

 

Libros: ¨El problema final¨ -Arturo Pérez-Reverte-

Libros: ¨El problema final¨ -Arturo Pérez-Reverte-

Dice así la contraportada:

 

¨Junio de 1960. Un temporal mantiene aisladas en la idílica isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander, una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa. Lo que parece un suicido revela indicios imperceptibles para cualquiera salvo para Hopalong Basil, un actor en decadencia que en otro tiempo encarnó en la pantalla al más célebre detective de todos los tiempos. Nadie como él, acostumbrado a aplicar en el cine las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, puede desentrañar lo que de verdad esconde ese enigma clásico de la habitación cerrada. En una isla de la que nadie puede salir y a la que nadie puede llegar, inevitablemente todos se acabarán convirtiendo en sospechosos en una fascinante novela-problema donde la literatura policial se mezcla de modo asombroso con la vida¨.

 

Sobre el autor:

 

¨Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años y cubrió dieciocho conflictos armados para los diarios y la televisión. Con más de veinte millones de lectores en el mundo, traducido a cuarenta idiomas, muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Hoy comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores de Marina de Francia¨.

 

El libro me ha encantado. Lo he acabado muy rápido y ayer (hoy es día de escuela y había que madrugar) robé horas al sueño para terminarlo, lo que es un buen indicativo. Aquí algunos extractos que me han llamado la atención:

 

¨Las había atendido a ella y a su amiga como a los demás clientes del hotel, sin advertir nada raro. Las dos se comportaban de un modo convencional. Eran turistas inglesas iguales a tantas otras.

     -Atractivas, cuando menos -apunté con la adecuada suavidad.

     Spiros miró a la señora Auslander y a Gérard. Por un instante, su expresión me hizo pensar en un zorro joven que olisqueara una trampa.

     -No de manera especial -respondió con calma-. Hay muchas así.

     Procuré que mi pregunta sonara inocente. Por lo general, la gente no responde a lo que se le dice, sino a lo que cree que estás pensando cuando se lo dices.

     -¿Muchas?

     El joven se encogió de hombros.

     -Trabajo en hoteles y restaurantes desde los catorce años.

     -¿Y qué edad tienes ahora?

     -Veinticinco.

     -Comprendo. Has visto de todo.

     -Algo he visto, señor¨.

 

¨Llegué así a la página 197. Ahí estaba la imagen clásica que ya nunca nadie pudo alterar: Holmes en batín, fumando su pipa. También se la mostré.

     -Como dos gotas de agua -confirmó.

     -Por eso pensaron en mí, por el parecido. Para bien y para mal, mi fama se la debo a Paget y a sus ilustraciones. También alguna que otra costumbre personal.

     -Pues ahora es él quien tiene los rasgos de usted. Hasta la forma de pararse y mirar es idéntica: ojos afilados como espadas que traspasan, escrutadores… ¿Cayó en la cuenta de que Conan Doyle emplea a menudo la palabra Sharp para definir la mirada de su detective?

     -Exagera -repliqué- en lo que se refiere a mí.

     -No, en absoluto. Es como una versión gráfica del principio de Heisenberg: si el hecho de observar altera lo que se observa, el de interpretar modifica lo que se interpreta… Él ya es usted y lo será siempre.

     -Una idea divertida -admití- pero absurda¨.

 

¨    -La Worlock estaba casada, me parece.

     -Divorciándose ya -le corregí-, aunque Benny, su marido, no lo llevaba nada bien. Tuvimos una escena famosa en el bar del restaurante La Maze de Sunset Strip. Dio de qué hablar a la prensa durante días.

     -¿Qué ocurrió?

     -Él estaba pasado de copas y vino a pedir explicaciones, más bien agresivo. Yo, que nunca fui violento, me limité a un truco mexicano que me había enseñado Gilbert Roland, que era pareja de Connie Bennett y siempre andaba a golpes con los moscones impertinentes: pisarle un pie al otro mientras empujas… Si lo haces rápido, no le dejas muchos lugares a donde ir.

     Reía el español en tono quedo.

     -La Worlock era una mujer muy bella -concluyó.

     -Y una gran actriz. Ahora vive en Los Ángeles, creo. Tampoco hace ya cine: sólo papeles secundarios en televisión: madres, abuelas, suegras y personajes así. Cuando dejó de hacer taquilla, Hollywood la relegó como a tantos otros.

     -Cambio la pregunta. ¿Alguna vez estuvo de verdad enamorado?

     -No sé -lo pensé sinceramente-. No creo.

     -¿Ni siquiera de sus dos esposas?

     -Me temo que tampoco, o no demasiado¨.

 

¨    -¿Nunca le interesó formar una familia de verdad? ¿Con hijos?

     Levanté la mirada al techo con aire ausente.

     -En absoluto. Y no fue porque no lo intentaran.

     -Siempre lo intentan.

     -A menudo pretenden cambiarnos. Y nosotros, que ellas no cambien.

     -Ecuación imposible.

     -Eso pienso¨.

 

¨    -El mundo moderno es un mundo equívoco -alcé un poco la mano-. Pero tranquilícese. Tras considerarlo, quedó descartado. O pasó a ser una posibilidad secundaria.

     -Vaya. Cómo se lo agradezco.

     -Una vez descartado lo imposible…

     -Ya sé, ya sé… Se lo oí decir montones de veces en el cine: lo que queda, por improbable que parezca, tiene que ser verdad.

     -Lo que también es una enorme mentira.

     -Eso me temo¨.

 

¨No supo que responder a eso. Siguió otro silencio, durante el que miré los libros en la penumbra de los estantes. En torno a nosotros, la noche parecía ahora más intensa y las sombras más espesas.

     -En esta clase de asuntos -expuse al fin- son necesarias dos actividades complementarias: ponerse en el lugar de un criminal más inteligente que nosotros y ponerse en el lugar de uno menos inteligente. Y ambas tienen su dificultad.

     -¿Y en qué caso estamos?

     -No lo sé¨.

 

¨     Nos quedamos en silencio. Los demás permanecían sentados, atentos a cuanto decíamos. Bebí un sorbo de tónica.

     -Me estoy acordando de una vieja historia -dije-. En la vida de todo ser humano, y ésa es la moraleja, hay secretos que podrían llevarlo a la cárcel o al patíbulo. Una vez se hizo la prueba con cierto destacado hombre de iglesia, obispo de vida intachable. Durante un banquete, unos amigos bromistas le hicieron llegar un mensaje: Todo se ha descubierto, huye mientras aún te sea posible. Firmado, un amigo… Apenas leído, el obispo se levantó, huyó de allí y nunca volvieron a verlo.

     Raquel Auslander casi sonreía.

     -No es mal ejemplo -admitió-. Yo misma podría añadir alguno más.

     Asentí, pensando en su pasado aún reciente.

     -No me cabe duda.

     Ella se tocó los dos anillos y suspiró de nuevo.

     -Damos demasiada importancia a la vida -dijo con súbita frialdad-. Los seres humanos no somos más que animales vestidos, con algo más de inteligencia. Y eso es todo.

     La observé con mayor interés.

     -Supongo que tiene serias razones para afirmarlo -repuse.

     -Por supuesto. En lo de ver morir puede considerarme una autoridad. Le sorprendería lo poco que vale una vida humana.

     -No… Dudo que me sorprendiese.

     -Hablo de algo más complejo -dijo con una calma que me estremeció-. La muerte colectiva resulta más tranquilizadora que la individual. En las grandes matanzas, el espanto se diluye, se hace anónimo. Hasta los rostros acaban igualándose unos con otros.

     Me abstuve de comentar nada. ¿Qué podía oponer ante una superviviente de Auschwitz?¨

 

¨    -Demasiado seguro de sí mismo, nuestro criminal. ¿No le parece?

     -Nos lleva mucha ventaja. Puede permitírselo.

     -Esas notas, la plegadera en su habitación… Quiere burlarse de nosotros. Ponernos en ridículo¨.

 

Aquí me encuentro con una palabra que no conozco, plegadera. La busco porque es un objeto que tiene importancia en la trama. Así la define la RAE: ¨Instrumento de madera, hueso, marfil, etc., a manera de cuchillo, a propósito para plegar o cortar papel¨. Un sinónimo sería cortapapeles. Aquí tenéis una imagen.

 

¨    Miré un momento a Foxá, que fumaba en silencio, sin intervenir. Después indiqué la muñeca derecha de Klemmer.

     -Bonito reloj. ¿Cuál tenía antes?

     -Un Omega -me miró con sorpresa-. ¿Cómo sabe que éste es nuevo?

     -Es un Orion Diplomatic, si no me equivoco.

     -Cierto.

     -El modelo salió hace sólo tres meses.

     -Oh, vaya.

     -Conozco zurdos, como usted, que pese a serlo llevan el reloj en la muñeca izquierda.

     Me dirigió una ojeada suspicaz.

     -Me gusta llevarlo así. No me incomoda.

     -Oh, claro… ¿Y qué tal le va el régimen de comidas? ¿Adelgaza un poco?

     Pareció desconcertado.

     -No creo que eso sea asunto suyo -replicó tras un instante¨.

 

¨Foxá lo había oído. Continuaba atónito, cual si de pronto se encontrara ante un desconocido, y deduje con facilidad lo que estaba pensando: descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, tiene forzosamente que ser verdad.

     Sonreí en mis adentros. O tal vez no, querido Watson, me dije. Tal vez no¨.

 

Libros: ¨Un inglés de piel oscura¨, de Carolyn Slaughter.

Libros: ¨Un inglés de piel oscura¨, de Carolyn Slaughter.

Dice así la contraportada:

 

¨India, 1920. Un país exótico, diferente y voluptuoso que lucha por liberarse de la garra colonial británica. Isabel, joven y recién casada, llega huyendo de la dolorosa huella que la Gran Guerra ha dejado en su vida. Ahí se dejará llevar a una apasionante y peligrosa relación con Samresh, un doctor indio educado en Oxford que vive en una profunda encrucijada.

 

En vez de ocultar su amor, Isabel y Sam deciden vivirlo en libertad. La devoción que sienten el uno por el otro les llevará a lo largo y ancho del grandioso país, y hasta los límites de su propio coraje.

 

El erotismo, los conflictos raciales y políticos, la sed de venganza y los exuberantes paisajes se funden en esta hermosa novela ambientada en los últimos días del Raj. Basada en una historia real, es la impresionante narración de dos vidas y un amor capaces de romper las fronteras entre razas¨.

 

Sobre la escritora:

 

¨Carolyn Slaughter nació en Nueva Delhi, India, y pasó la mayor parte de su juventud en el desierto de Kalahari. Es autora de ocho novelas más y de las memorias Before the Knife. Vive en Estados Unidos.

 

Un inglés de piel oscura está basada en las experiencias que la abuela de la autora vivió en la India¨.

 

Algunos extractos que me han llamado la atención:

 

Este primero narra la llegada de la protagonista a India. Como señora de un militar inglés tiene personal de servicio y aquí se describe cómo cada uno tiene asignada una tarea y no se pueden salir de ella porque estarían entrando en el campo de otro (el sistema social de castas influye). Así se lo cuenta Joseph, su sirviente:

 

¨Me sentía tan mal que no me quedaba más remedio que ser práctica. Llamé a Joseph en el momento en que regresó. Cuando lo tuve delante, la logística de nuestra relación quedó clara: si me sentaba, tenía que ponerse en pie; si caminaba, iba varios pasos detrás de mí. También me dio detalles sobre mi nueva vida: haría la compra en el bazar todos los días, porque de lo contrario me estafarían. Prepararía las cuentas y me las presentaría para que las inspeccionase. Serviría de enlace con el cocinero, que confeccionaría menús diarios para mi aprobación. Las comidas las prepararía siempre el cocinero, excepto en caso de acuerdo previo. Joseph contrataría a un jardinero, un barrendero y una doncella para mi cuidado personal. El problema parecía ser que determinadas tareas iban con ciertas personas, y no era posible saltarse las normas. El barrendero podría barrer dentro pero no fuera y sería una persona de casta muy inferior, que sólo podía tocar la escoba. El mali era un intocable, y yo necesitaba acordarme de prescindir de sus útiles de jardinería y evitar incluso pisar su sombra, y así hasta el infinito. Qué extraña e imposible manera de vivir, dije, abrumada.

     No, memsahib, sonrió Joseph, se lo aseguro, es muy sencillo, aténgase a las reglas y no habrá ningún problema. El sahib es sahib. El intocable es intocable. El hindú es hindú. El brahmán es brahmán. El musulmán es musulmán. Bien sencillo, ¿no es cierto?

     Conseguí que Joseph redujera el personal auxiliar al mali y al barrendero y añadí que pensaríamos en la doncella más adelante. El dhobi se presentaría todos los días a recoger la ropa sucia y la devolvería limpia. Contábamos además con un sastre, y los distintos vendedores acudirían cuando se los llamara. Aparecerían flores todas las mañanas y dispondría de jarrones y tijeras de podar. Se me permitiría arreglarlas, pero no cortarlas. Cualquier cosa que quisiera se podría conseguir. Cualquier deseo podía satisfacerse¨.

 

Al final del libro hay un glosario de términos en hindi que se emplean en el libro y que son comunes en el inglés de la India.

Mali: jardinero

Sahib: tratamiento de respeto para un hombre europeo.

Mensahib: tratamiento de respeto para una mujer europea.

Dhobi es lavandero. Son palabras que los que vivimos en india utilizamos cuando hablamos en inglés, porque han traspasado idiomas.

 

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En una carta que escribió Sam a Isabel me llamó la atención lo siguiente:

 

¨Pero ahí nos encontramos con otro dilema. Por una parte Gandhi aboga por boicotear los centros docentes coloniales, mientras que Tagore dice que eso es absurdo porque no hay suficientes centros nacionales. El rechazo por parte de Gandhi de Occidente sólo puede llevar a un nacionalismo estrecho y chovinista, en lugar de desembocar en alguna forma de universalismo que sirva para unir lo mejor de ambas civilizaciones, pero ¿qué demonios importa todo eso cuando Sammy sencillamente no quiere volver a casa?¨.

 

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En marzo de 2008 anduve por Pakistán. Volé desde Dubái a Lahore y mi idea era ir por carretera hasta Peshawar, una ciudad en la frontera con Afganistán que por lo que había leído es fascinante. Tenía el avión de vuelta comprado, Peshawar-Dubái, sin embargo la situación en aquella época en Pakistán andaba bastante revuelta, fueron varios los que me recomendaron que no viajara de Lahore a Peshawar, con lo que decidí perder ese vuelo y pasarme a India. Así lo contaba en mi blog:

 

¨Estuve dándole vueltas a lo de quedarme en Pakistán e ir hacia Peshawar, desde donde tengo el avión de vuelta, o cruzar la frontera y seguir mi viaje por la India. La familia de la alumna en Pakistán me recomendó no ir a Peshawar. Dijeron que está demasiado cerca de Afganistán y la guerra siempre salpica. Mi idea de ir a las montañas tampoco parece muy buena, ya que existen tribus fuera del control del gobierno paquistaní –tienen como fueros-, que no son nada hospitalarias con los visitantes. Vamos, que no somos bienvenidos. Después de ver tanto segurata armado, tanta poli, hablar con el boxeador sonado y ver las caras –no muy amigables- en el bus de vuelta de Wagah, decido investigar la opción India¨.

 

Es una ciudad que tengo que visitar un día, todo lo que leo sobre ella me parece fascinante. Este párrafo está contextualizado en la India pre-Independencia (Peshawar todavía era parte de India, no de Pakistán) pero el espíritu de la descripción que se hace de esa ciudad en el libro, en mi imaginación, no difiere mucho de lo que sería hoy en día:

 

¨Nos sentamos en el límite de la zona de los bazares de Peshawar y bebimos un té verde, con cardamomo y limón, llamado quwa. Dijimos muy poco, sentándonos lo más cerca que nos permitió nuestro atrevimiento, tocándonos con los pies. Peshawar, que separa la India de Afganistán, China y Rusia, es una ciudad de bazares y fortificaciones, extrañamente surrealista, como sucede con las ciudades fronterizas. Íbamos a pasar el fin de semana en una casita de las afueras que nos prestaba un amigo de Sam. Para llegar allí necesitábamos encontrar algún medio de transporte, lo que resultó difícil porque la ciudad bullía de actividad e intriga. Una variedad agresiva de oficiales británicos destinados a la frontera se paseaba por las calles, y oficiales rusos, anglófobos y desdeñosos, se pavoneaban entre los pastunes, haciendo tratos, intercambiando información. Se había producido otro incidente y no tardarían en llegar las represalias. Todas las tiendas vendían armas blancas, ametralladoras y munición; el opio cambiaba de manos en los puestos de la calle; niños de corta edad llevaban mensajes de abogados; tratantes de caballos hacían trotar ejemplares de Kabul y sementales abisinios por las calles manchadas de excrementos, insistiendo en ventas rápidas. Personajes sospechosos fumaban en las esquinas. Se tenía la sensación de que la justicia despiadada y el rodar de cabezas era lo que primaba, todo muy cerca del hospital de la Cruz Roja y del fuerte británico. Parecía que el ejército de Su Majestad controlaba la situación, pero se tenía la sensación de que era todo un engaño, y de que las cosas podían cambiar en cualquier momento. Los guerreros afganos paseaban por las calles con sus ropajes, barbas y turbantes negros, los ojos oscurecidos con kohol, hermosos y espectaculares como actores. Había oído que podían sobrevivir indefinidamente sin comida ni agua y caminar además durante semanas, y que solo se detenían para lavarse con polvo las manos y la cara y purificarse así para la oración. Agentes políticos y espías llenaban el bar de un hotel venido a menos llamado Dean´s. En el césped de delante de la fachada se servía té con sándwiches de pepino. Comerciantes rusos discutían con los indios, un individuo de manto rojo paseaba un teckel con una cadena de oro y las inevitables vacas se bamboleaban calle abajo, al igual que los nómadas de Beluchistán con sus camellos cargados de alfombras maravillosas. No había mujeres, aparte de dos prostitutas con burkas polvorientos, apoyadas en puertas, los ojos brillantes de fatiga, hambre y desesperación. Me acordé de Gloria y, durante un momento doloroso, creí verla acuclillada en el polvo cerca de un puesto donde vendían armas de fuego. Me acerqué y descubrí en los ojos de aquella mujer una mirada tan vacía que la creí ciega. Se movió y extendió las manos para pedir bahsís: en el regazo llevaba un bebé muerto. Sam le dio unas monedas; la expresión de su rostro era tensa. Aquí arriba, dijo, todo se reducía a tierra, oro y mujeres. Ahora no queda más que guerra, terrorismo y rapiña de tierras. Da lo mismo quién esté al mando, porque una vez que han terminado los combates y la gente de la localidad ha muerto o está mutilada, todo el mundo se sienta a esperar que llegue un dinero para la reconstrucción que nunca llega¨.

 

En el glosario define bahsí como ¨propina, gratificación¨.

 

A partir de aquí spoiler, así que si vas a leer el libro no continúes.

 

En la dedicatoria pone:

¨Para mi abuela Anne Webb.

No más finales tristes¨.

 

Antes de comenzar la historia hay una nota de la autora que dice:

 

¨Esta novela está libremente basada en la vida de mi abuela materna, Anne Webb, que se fue a vivir a la India a raíz de la Guerra Europea. Cuando tenía treinta años la ingresaron en un manicomio llamado Ranchi, donde permaneció hasta la independencia de la India. Luego la trasladaron a un hospital psiquiátrico de Inglaterra, en el que vivió hasta su muerte en 1985. Fue allí donde la conocí, después de haberla creído muerta durante muchos años¨.

 

En la dedicatoria pone ¨no más finales tristes¨, y efectivamente en la novela los protagonistas, después de pasar penalidades, llegan a un final feliz. Lo que no ocurrió en realidad, desafortunadamente.

 

He disfrutado leyendo la novela y me ha permitido seguir aprendiendo cosillas sobre este fascinante país que es India.

Libros: ¨El diario de Mola¨, de Pello Guerra Viscarret

Libros: ¨El diario de Mola¨, de Pello Guerra Viscarret

Dice así la contraportada:

 

¨Junio de 1937, Mola muere al estrellarse el avión en el que viajaba a Burgos. Treinta minutos después de conocerse la noticia, desaparecen los diarios personales que el general guardaba tanto en su Cuartel General de Vitoria como en el Gobierno Militar de Pamplona. Esos documentos atesoraban información sensible que su viuda, Consuelo Bascón, quiere recuperar a toda costa, porque pueden servirle para proteger su vida y la de su familia. Bascón siente que están en peligro, convencida de que la muerte de su marido ha sido un asesinato y no un accidente, como sostiene la versión oficial.

Para localizar, al menos, el diario guardado en Pamplona, la viuda de Mola acude a Raimundo García, Garcilaso, director de Diario de Navarra, quien emprenderá la búsqueda de una información especialmente comprometida para los impulsores del Alzamiento, entre los que figura el propio periodista.

De esta manera comienza una investigación que llevarán a cabo un carlista, Fermín Subiza, y un falangista, Javier Liberri, que desvelará hechos que han permanecido ocultos y que se desarrolla en una capital navarra marcada por la represión desatada por los sublevados en julio de 1936.

El cura Marino Ayerra, Galo Vierge, Féliz Maiz y la madame La Turca son algunos de los testigos de aquella época que desfilan por esta trama en la que ficción y realidad se entremezclan para recrear una etapa que, 86 años después, sigue marcando el presente¨.

 

Sobre el autor:

 

¨Pello Guerra Viscarret (Pamplona, 1968)

Licenciado en Ciencias de la Información, compagina su profesión como periodista y su oficio de escritor -tanto de novelas como de trabajos de divulgación- con una de sus pasiones, la historia de Navarra.

Comenzó su actividad creativa en 2004 con Réquiem por Navarra, posteriormente traducida al francés. Su primera novela dio inicio a una tetralogía sobre la conquista del reino pirenaico en el siglo XVI integrada también por El libro de la Navarra perdida, Muerte a la reina de Navarra y Jaque mate al rey de Navarra. Cuatro obras que abarcan de 1512 a 1610, cien años en los que se muestra el empeño de los navarros por recuperar la independencia perdida.

Relacionada con otro episodio de la historia de Navarra, publicó Vitoria, asedio al reino de Navarra, sobre la conquista de los territorios de Álava, Gipuzkoa y el Duranguesado a manos de Castilla en los años 1199 y 1200.

Otras obras: La espada de los vascones y La Escondida, una revolución entre cañas de azúcar, también editada en México, donde narra las aventuras de un grupo de emigrantes vascos cuyas vidas se ven envueltas en el huracán de la Revolución mexicana.

En general, sus novelas combinan la investigación historiográfica con la recreación literaria de la época, el contexto y los personajes reales.

También, ha participado en diversas obras de divulgación, como Peñas de Pamplona. Una historia viva, Gigantes de Navarra, El Aoiz de entonces y Recorridos a los castillos del reino de Navarra¨.

 

Si hubiera estado en una librería mirando portadas y leyendo contraportadas para elegir mi próxima lectura, este título probablemente no hubiera pasado el corte. La Guerra Civil fue de mi interés en su día, pero no es un tema sobre el que actualmente me apetecía leer. Sin embargo, esta novela está escrita por Pello Guerra y ahí la cosa cambia. Todo lo que he leído de este autor lo he disfrutado y he cerrado cada una de sus historias con la sensación de haber aprendido bastantes cosas nuevas, razón por la que soy un gran aficionado a la novela histórica. Por lo tanto, tocaba darle una oportunidad.

 

Lo primero que me llamó la atención del libro fue ver que había cambiado de editorial y que los títulos de los capítulos estaban en rojo. No te sueles encontrar libros impresos a dos colores, imagino que será más caro y entiendo que es un signo de que la editorial cuida los diseños.  Para dos colores, en mi memoria quedó grabado para siempre ¨La historia interminable¨, me fascinó leer diferentes párrafos en diferentes colores (pero eso es otra historia).

 

Pese a no interesarme a priori el tema de esta novela, una vez más Pello Guerra ha conseguido engancharme rápidamente a la historia, por su narrativa y por la cercanía de los acontecimientos, muchos de los cuales están relacionados con Vitoria-Gasteiz, mi ciudad natal, y que desconocía por completo. Si me hubieran preguntado sobre el general Mola hace una semana, cuando empecé esta historia, poco hubiera podido decir. Ahora ya entiendo mejor la dimensión histórica del apodado El Director.

 

Es una historia detectivesca, en la que vas siguiendo cómo a los protagonistas de la investigación se les van cerrando las pistas que siguen, a la vez que consiguen dar con nuevas puertas que les permiten avanzar.

 

Pello Guerra al final de sus novelas incluye un capítulo titulado ¨Nota del autor¨. Ahí te desvela qué hechos y personajes del libro realmente existieron, cuáles son producto de su imaginación para crear una historia interesante. Es una parte que disfruto mucho porque durante la lectura me pregunto ¨¿habrá existido tal o cual personaje?, ¿qué hay de verdad en esto o aquello?¨.

 

Ha sido una gozada leer este libro, esa sensación cuando cae algo bueno en tus manos y disfrutas a tope de la lectura. Muy recomendable. Y ahora, a esperar a que saque la próxima novela, ya veremos con qué nos sorprende y cuándo.

 

Libros: ¨Autobiografía de un yogui¨, de Paramahansa Yogananda.

Libros: ¨Autobiografía de un yogui¨, de Paramahansa Yogananda.

Dice así la contraportada:

 

¨Seleccionado como uno de los 100 mejores libros espirituales del siglo XX, el extraordinario relato de la vida de Paramahansa Yogananda lleva al lector a una inolvidable exploración del mundo de los santos y los yoguis, la ciencia y los milagros, la muerte y la resurrección. Con atractivo ingenio y una sabiduría que deleita al alma, el autor dilucida los más intimos secretos de la vida y del universo, abriendo nuestro corazón y nuestra mente al gozo, la belleza y el ilimitado potencial espiritual que existen en la vida de todo ser humano.

Esta edición completa -publicada exclusivamente por Self-Realization Fellowship, la organización fundada por Paramahansa Yogananda- es la única que incorpora todas las modificaciones que el autor deseaba para la versión final del texto, incluyendo la gran cantidad de material que él agregó después de la edición original de 1946¨.

 

Sobre el autor:

 

¨Paramahansa Yogananda (1893-1952) es mundialmente reconocido como una de las personalidades espirituales más ilustres de nuestro tiempo. Nació en el norte de la India el 5 de enero de 1983. Después de graduarse en la Universidad de Calcuta en 1915, Sri Yogananda hizo sus votos como monje de la venerable Orden de los Swamis de la India. Dos años más tarde inició la obra a la que consagraría su vida entera, con la fundación de una escuela para niños cuyo programa educativo -basado en sus principios sobre «el arte de vivir»- integraba los temas académicos tradicionales con la disciplina del yoga y la enseñanza de principios espirituales. Desde entonces, el número de escuelas ha aumentado, y al presente existen veintiún establecimientos educacionales diseminados a través de la India.

En octubre de 2014, se estrenó un galardonado documental sobre la vida y obra de Paramahansa Yogananda, AWAKE: The Life of Yogananda (DESPIERTA: La vida de Yogananda).

En 1920 fue invitado a dar una conferencia en un congreso de líderes de diversas religiones que se celebró en Estados Unidos, donde pronunció su histórico discurso acerca de «La ciencia de la religión». Ese mismo año fundó Self-Realization Fellowship, la sociedad internacional dedicada a diseminar en todo el mundo sus enseñanzas sobre la antigua ciencia y filosofía del yoga y los venerables métodos tradicionales de meditación, así como a ayudar a las personas de todas las razas y credos a experimentar y expresar en mayor grado en sus vidas la hermosura, la nobleza y la divinidad del alma humana.

Paramahansa Yogananda vivió en Occidente durante más de tres décadas difundiendo sus enseñanzas, y contribuyendo extensamente al desarrollo de una mayor comprensión y valoración de la antigua sabiduría espiritual de Oriente. La obra espiritual y humanitaria que él inició continúa hoy en día bajo la dirección del Hermano Chidananda, actual presidente de Self-Realization Fellowship/Yogoda Satsanga Society of India. Desde su sede internacional en Los Ángeles (California), la sociedad publica las conferencias, escritos y charlas informales de Paramahansaji (incluso una serie completa de lecciones que se estudian en el hogar) y supervisa las actividades de sus comunidades monásticas, templos, retiros y centros de meditación, así como el funcionamiento del Círculo Mundial de Oraciones¨.

 

El gobierno de la India emitió un sello postal conmemorativo en su honor y le dedicó estas palabras de homenaje:

 

¨En la vida de Paramahansa Yogananda, el ideal de amor a Dios y servicio a la humanidad se manifestó en su plenitud […]). Aunque la mayor parte de su existencia transcurrió fuera de la India, podemos contarle entre nuestros grandes santos. Su obra continúa prosperando y refulgiendo cada vez más, atrayendo hacia la senda espiritual a personas de todas las latitudes¨.

 

El que me conoce sabe que la parte espiritual la tengo muy poco desarrollada.

En su día me gustó este poema de José María Fonollosa del que escuché parte en un disco de Albert Pla.

 

¨No a la transmigración en otra especie.

No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.

No a que me absorba cualquier divinidad.

 

No a un más allá, ni aun siendo el paraíso

reservado a islamitas, con beldades

que un libro garantiza siempre vírgenes.

 

Porque esos son los juegos para ingenuos

en que mi agnosticismo nunca apuesta.

Mi envite es al no ser. A lo seguro.

 

Rechaza otro existir, tras consumida

mi ración de este guiso indigerible.

Otra vez, no. Una vez ya es demasiado¨.

 

No estoy ahora en ese extremo, pero las religiones y especular sobre lo que existe al otro lado del túnel no es algo que me preocupe ni me haya llamado demasiado la atención. Sí que me llama la atención ver a los santones por India, porque no les encuentro explicación, y es una de las razones que me llevaron a leer este libro. Esto como contexto para decir que este tipo de lecturas es muy inusual en mí y de hecho ponerme con este libro parece una excepción.

 

Dicho lo cual, debo decir que el libro me ha encantado. Está bien escrito y aprendes mucho sobre la filosofía espiritual de India. Cuando en occidente hablamos de yoga muchas veces pensamos en Hatta yoga, que es el yoga de las posturas y la respiración. Esta novela trata más sobre el Kriya yoga Hay muchos tipos de yoga, como el Dhyana yoga (unión con Dios) o mi favorito, Jala yoga (la unión con la comida :)

 

Este es un libro que por India me he fijado que está en casi todas las librerías, en exposición. Lo vi en Hampi, lo vi en Jaiselmer, en Delhi, y conociendo la portada enseguida lo identificas en escaparates. Mi colega Durana, ahora profesor de yoga, ya lo había leído y me dijo que es una de las lecturas de referencia. También Kolibria, metido en estos saraus, lo ha leído.

 

Me ha gustado la descripción de sus viajes y sus encuentros con personalidades famosas  a lo largo de su vida (J.C. Bose, Tagore, Teresa Neumann, Mahatma Gandhi, etc.). Continuamente hay referencias a religiones, especialmente al cristianismo, considerando a Jesucristo un yogui que ha alcanzado un estado superior. ¿Qué hay después de la muerte? En uno de los capítulos, ¨La resurrección de Sri Yukteswar¨, Yogananda habla con su maestro una vez fallecido este último quien le cuenta con todo lujo de detalles lo que hay, en qué estado se encuentra en ese momento. Los yoguis que han alcanzado un estado superior, se ve en el libro con numerosos ejemplos de la experiencia personal de Yogananda, tienen el don de la ubicuidad. Curioso es también sobre el llamado mahasamadhi, que es el abandono definitivo del cuerpo, realizado en forma consciente por un yogui. Vamos, que son ellos los que eligen en qué momento quieren dejar este estado que conocemos como estar vivo.

 

Con el tiempo he desarrollado la destreza de poder abandonar un libro si no lo encuentro interesante (antes me costaba más). Cuando me puse con este tocho de 700 páginas no hubiera apostado haberlo terminado. Pero me pareció interesante, fui avanzando capítulos y llegamos al final. No es una lectura que recomendaría a todo el mundo, pero quizás os apetezca echarle un vistazo.

 

Libros: ¨Un jardín en Badalpur¨ -Kenizé Mourad-

Libros: ¨Un jardín en Badalpur¨ -Kenizé Mourad-

Terminada ¨De parte de la princesa muerta¨ tocaba ponerse con la continuación, ¨Un jardín de Badalpur¨. La contraportada del libro (edición de 1998) dice así:

 

¨Decía Kenizé Mourad en el epílogo de su primer libro:

 

«Así termina la historia de mi madre.

 

Poco tiempo después de su muerte, un visitante se presentó en el consulado de Suiza. Era Orhan, el primo de Selma. En su tarjeta de visita había escrito simplemente: ¨De parte de la princesa muerta¨.

 

Avisado por vía diplomática, el rajá supo que tenía una hija. Como las comunicaciones entre la India, colonia inglesa, y la Francia ocupada, estaban interrumpidas, no pudo hacerla volver a Badalpur. Fue mucho después de la guerra cuando se encontraron. Pero ésa es otra historia».

 

Al cabo de diez años la autora nos ofrece esa otra historia, Un jardín en Badalpur. Desplegando sus ya conocidas dotes de narradora -y toda su ternura y vigor social y político; su empuje temperamental, su inmenso caudal de experiencia y su prodigioso acopio documental-, Kenizé Mourad nos cuenta con tremenda honradez la apasionante historia de Zahr, la protagonista, y su padre, Amir, que Zahr sólo conoce a sus veinte años. Centrada en el mundo de la India paterna, la novela narra la lucha de Zahr por hacerse, a la muerte de Amir, con esa pequeña parcela llamada el Jardín de la Sultana -el jardín que Amir había regalado a Selma, la sultana, madre de Zahr- como único trozo de tierra propio en el mundo.

 

Y junto a las insólitas visicitudes personales de una huérfana en busca de una familia -y el sorprendente reencuentro afectivo/amoroso con Amir-, surge el inmenso panorama de una India atenazada por la lucha fanática de los hindúes contra los musulmanes en el marco de la más aborrecible discriminación contra la mujer y la más absoluta miseria tercermundista.

 

Una obra literaria irresistible en la que lo individual queda amalgamado con lo social y con lo político sin puntos de sutura¨.

 

Sobre la autora:

 

¨Kenizé Mourad ha trabajado doce años como periodista y corresponsal especializada en el Medio Oriente y el subcontinente indio. Hace diez años consagró a la historia de su familia la hoy celebérrima novela De parte de la princesa muerta, de la que solo en Francia se vendieron varios millones de ejemplares -y en España más de seiscientos mil. Un jardín en Badalpur es la segunda parte de esta vasta saga familiar¨.

 

Me ha gustado mucho la novela, que es una biografía de la escritora y que me ayuda a seguir comprendiendo un poco más India.

 

Extraigo los siguientes párrafos que me han llamado la atención:

 

¨Me inclino sobre su hermoso rostro demacrado, le acaricio la frente húmeda, suavemente, como si fuera mi hijito enfermo, y beso las pobres manos azuladas por los goteos. Nunca me había atrevido antes a semejante familiaridad. Me dan ganas de cogerlo en brazos, de tranquilizarlo, para mecerlo, pero temo hacerle daño, ¡es tan frágil!... Entonces pronuncio las palabras que todos pronunciamos en esos momentos: ¨Querido Daddy, todo se arreglará, os curaréis¨, maldiciéndome por insultar así su valor, su inteligencia. Pero, ¿acaso puedo decirle: ¨Daddy, vais a morir, estoy aquí para ayudaros¨? ¿Cómo evaluar el grado de fuerza y lucidez de un ser llegado al umbral de la muerte? Su vida pasada no nos permite nunca juzgar sobre lo que entonces es capaz de entender¨.

 

¨Este hermano era mi amor y mi víctima. Yo arañaba a todas las que se atrevían a acercarse a él -cuarenta años después todavía siento un leve malestar cuando me encuentro con su preferida de la época. En cambio, no vacilaba en cargarlo con la responsabilidad de nuestras travesuras. Él aguantaba los castigos sin decir nada, consciente ya de su estatuto de protector del sexo débil. Hoy es un hombre adorado por las hembras, aborrecido por las feministas y apreciado por las mujeres¨.

 

¨Cuando el 1 de octubre doblaba la campana del regreso y me encontraba con mis compañeras de clase que describían, excitadísimas, su verano en las ciudades elegantes a orillas del mar, en la montaña o en su castillo, comprendía que mis vacaciones campesinas habían sido incomparablemente más hermosas que las suyas. Pero, cuando me interrogaban, no sabía qué decir. ¿Cómo explicarles, cuando ellas me hablaban de barcos, equitación y tenis, la felicidad de estar tumbada en la hierba horas y horas viendo cómo el cielo cambiaba de color, sintiendo en todo el cuerpo el cálido temblor de la tierra, respirando hasta aturdirme la frescura del viento, sintiendo que no era distinta de árboles y hojas, que solo formaba parte de un todo y que jamás, jamás, podría estar sola?¨

 

Sobre su llegada a Delhi:

 

¨La llegada al hotel Ashoka es impresionante: todo él arcos y cúpulas de arenisca roja, diríase un palacio, y los sirvientes con turbante que, a esta hora matinal, se ajetrean con un lento vals en torno a algunos clientes tienen pinta de príncipes. Zahr piensa que si en la India los hoteles parecen palacios, cuánto más hermosos serán los palacios de veras, como los de Badalpur o Lucknow, donde reside su padre¨.

 

Suelo ir a correr a un parque llamado Nehru Park en Delhi y paso por enfrente de este hotel Ashoka en la ruta.

 

¨Riendo, su padre le cuenta que cuando se metió en política, a su regreso de Inglaterra, donde había estudiado derecho, lo apodaron ¨el rajá rojo¨. Diputado independiente -no le acomodaba la disciplina de partido-, luchaba por la abolición de los privilegios de su propia clase, propugnando el reparto de tierras a los campesinos, y sobre todo la educación de la masas, a lo que se negaban obstinadamente sus pares, conscientes de que, con toda seguridad y más aún que con la reforma agraria, con esta última medida doblarían las campanas por el poder absoluto.

-En realidad, nosotros lo perdimos todo, pero el pueblo no ganó nada. Cuando en 1947 conseguimos por fin desembarazarnos de los ingleses y la India se convirtió en una república, Nehru lanzó la reforma agraria. Los pequeños campesinos recibieron tierras, pero la mayoría eran demasiado pobres para pagar las semillas, los abonos y el agua, por no hablar de un buey para tirar de la carreta, cosas todas que antes les suministraban los propietarios. Para no morir de hambre tuvieron que revender las tierras, a bajo precio, a campesinos ricos, y trabajar para ellos, o bien abandonar la aldea para tratar de encontrar un empleo en la ciudad donde, año tras año, fueron engrosando el número de los menesterosos. Todas las esperanzas que habían puesto en una India independiente y democrática se vieron hurtadas; el dinero se limitó a cambiar de manos, y los nuevos ricos presionan a los débiles con menos escrúpulos que nosotros, que nos considerábamos sus amos pero también sus protectores¨.

 

¨Zahr se llena los ojos con el espectáculo de la ciudad, dividida entre la admiración y la consternación a la vista de unos edificios rococós de exquisita delicadeza pero que, con los muros desconchados y las paredes agrietadas, semejan a punto de derrumbarse. Ésta es, pues, Lucknow, la orgullosa ciudad de los reyes de Audh*, ¡la capital tan cantada por su belleza y elegancia! A su alrededor Zahr no percibe sino abandono, miseria, decrepitud.

 

*Audh fue, hasta la independencia, un reino del centro-norte de la India. Comprendía los diferentes principados de la región. De la fusión entre los Estados de Audh y Agra nació en 1947 el Estado mayor de la India, Uttar Pradesh, cuya capital es Lucknow¨.

 

El reino de Oudh lo conozco por unas ruinas que hay al lado de mi casa en Delhi y una apasionante historia al respecto, que podéis leer aquí.

 

¨El rajá hace cuanto puede, casi al límite de las conveniencias, para distraer a su hija. La lleva a ver a sus viejos amigos con quienes discuten, durante horas, de política, historia y filosofía. Lucknow siempre fue un lugar de intercambio entre culturas, antaño incluso se invitaban unos a otros a las respectivas fiestas religiosas. La independencia, al provocar el éxodo de la burguesía intelectual musulmana al Pakistán, la ascensión de las clases adineradas y la afluencia de los campesinos pobres a las ciudades, ha cambiado un poco este clima de tolerancia. Pero los antiguos lucknowíes como Amir y sus amigos tienen a gala perpetuarlo combatiendo solidariamente, con la pluma y con el verbo, todos los racismos y fanatismo que, en estos comienzos de los años sesenta, reaparecen en esta India de las mil razas y las mil religiones¨.

 

¨El tema del orden del día es un pensamiento de Spinoza: «No se trata de juzgar, se trata de comprender»¨.

 

¨Zahr escucha aterrada a este joven tan razonable: ¿cómo se puede ser tan tradicionalista a su edad?

Comprenderá más adelante que, para los orientales, un matrimonio por amor es una cosa incongruente, y hasta una contradicción en los términos. Realistas, comprueban que las dos nociones corresponden a terrenos totalmente diferentes: el matrimonio es un contrato legal establecido entre dos familias, dos fortunas, dos posiciones, y constituye una emoción tan volátil e incontrolable como el amor. Por su parte, el amor es un sentimiento demasiado hermoso y novelesco para depender de lazos materiales; sólo existe libre de toda obligación, es el principio mismo de la vida, una perpetua renovación. El matrimonio por amor, invención reciente de Occidente, significaría en realidad una cosa absurda: ¡un contrato de amor! Sería querer a la vez el amor y la seguridad, exigencia contradictoria, pues el uno es perpetua innovación y la otra se basa en la repetición. ¿Cabe imaginar un contrato que fije la cantidad y la calidad de amor que cada cual debe dar al otro?

En realidad es menos por falta de romanticismo que por una idea ultrarromántica del amor pro lo que los orientales se niegan a mezclar este sentimiento divino con las triviales limitaciones de lo cotidiano, y lo reservan para su jardín secreto.

Pero mientras que un hombre podrá vivir sus pasiones fuera del matrimonio, sin permitir nunca que afecten a su vida familiar, a la mujer, en cambio, sólo le queda el derecho a soñar… o a leer novelas. Porque en Oriente ella es, mucho más que el hombre, el eje de la familia y el menor paso en falso suyo echaría abajo todo el edificio¨.

 

¨Zahr sacará de eso una moraleja fundamental: jugar limpio, no tratar de cargar los dados. Porque, cuando las cosas no se hacen por ellas mismas, terminan infaliblemente por volverse contra vosotros.

Moraleja simplista, dirán algunos. No le importa, la vida le ha enseñado que las complicaciones están al alcance de todos, pero en cambio, no hay nada más difícil de alcanzar que la simplicidad¨.

 

¨Al final del pueblo, apartado de los otros, se encuentra el barrio de los intocables. Se diferencia del barrio musulmán por su aspecto, aún más miserable -las casas no son a menudo sino chozas de ramas-, pero sobre todo por unos cuantos cerdos que buscan su pitanza entre los montones de basura. Animal repugnante tanto a los ojos de los hindúes como de los musulmanes, el cerdo es un valioso recurso para estos parias de la sociedad a quienes Gandhi llamaba harijans, ¨hijos de Dios¨, y a quienes trataba con humanidad. No obstante, al santo varón nunca se le pasó por la cabeza condenar el sistema de castas, base de una religión regida por los poderosos brahmanes, garante de la estabilidad de una sociedad en la que cada cual debe quedarse en su sitio. Sin lo cual es reencarnará interminablemente bajo las formas más abyectas…¨.

 

¨Desde hace dos milenios la India celebra el mito de Sita, la esposa del rey Rama, que lava los pies de su marido, los seca con su larga cabellera y después extiende ante él su sari para que camine. Es la mujer perfecta, pura entrega y renunciación; sólo vive para su esposo. Y cuando éste muere, evidentemente no puede sobrevivirle y su mayor dicha será inmolarse en la misma pira que él. Salvo este sacrificio último, prohibido por el gobierno, la vida de Sita se sigue poniendo de ejemplo a todas las jóvenes, a todas las mujeres hindúes que, desde su más tierna edad, interiorizan esta moral de la sumisión y el sacrificio a un marido a quien religión y mitos la inducen a considerar como un dueño absoluto. Este ideal, transmitido por una parte de la prensa y de la literatura, del cine y la televisión, no ha hecho sino reforzar en las otras comunidades -tanto cristiana como musulmana- la convicción ya muy asentada de que la plenitud de la mujer reside en servir al hombre¨.

 

Al final del libro se detallan los tristes sucesos relacionados con la destrucción de la mezquita de Babur, en Ayodhia, Uttar Pradesh. Era una de las mezquitas más grandes de ese estado y fue destruida por radicales hindúes el 6 de diciembre de 1992. Ello dio lugar a revueltas en toda la India con más de 2000 muertos.

 

¨En esta madrugada pálida del domingo 6 de diciembre de 1992, el gentío se agolpa en torno a una vieja mezquita rodeada por varias hileras de alambradas de púas y custodiada por unos centenares de policías armados con largas porras. Una masa heteróclita de decenas de miles de hombres y mujeres de todas las edades, campesinos, estudiantes, pequeños comerciantes llegados de las ciudades y aldeas de la India entera a la llamada de sus dirigentes políticos y religiosos. Se distinguen los swamis, vestidos con la túnica naranja de los renunciantes, y los shadus semidesnudos, con el signo de Siva, el destructor, pintado en la cara y llevando en la mano el tridente, símbolo de poderío; así como a miles de jóvenes con la frente ceñida por una cinta de color azafrán, militantes de la extrema derecha hindú. Está reunidos desde hace tres días para la ceremonia del kar seva, el servicio de Rama, que dará la señal de partida para la construcción del templo consagrado al dios Rama, un suntuoso edificio cuyo centro debe alzarse justamente en el sitio de la mezquita de Babur¨.

 

¨Pero, aquí, toda victoria constituye a la larga una derrota, pues no se trata de arrojar a un enemigo fuera del territorio -ese territorio pertenece a todos-, se trata de convivir, y ninguna violencia puede obligar a convivir. La única victoria posible es la de la comprensión y el entendimiento. La tolerancia no basta, y hasta puede resultar peligrosa, pues tolerar significa también tener paciencia y sufrir, un esfuerzo contra natura que no dura mucho y termina estallando con una violencia adicional. No, no se trata de tolerar, sino de comprender que, con nuestras diferencias, somos profundamente parecidos¨.

 

¨-Ni siquiera necesitan a los musulmanes, ¡son ustedes bastante numerosos!

-Numerosos sí, ¡pero cegados por la propaganda! Mientras creamos que los musulmanes son responsables de nuestras desgracias, ¿por qué rebelarnos contra nuestras clases dirigentes? Están corrompidas y son despiadados, pero, al igual que el toro se lanza sobre la muleta sin comprender que el enemigo no es ese pedazo de tela sino el torero, nosotros nos lanzamos contra el musulmán que no es sino el trapo rojo que agitan los líderes hinduistas¨.

 

¨La conferencia ha salido bien, y el coloquio derivó naturalmente de los sucesos de Ayodhya al creciente odio que una parte de los hindúes siente por los musulmanes. Reminiscencias de un pueblo conquistado en el curso de guerras particularmente crueles, como las expediciones de Mahmud de Gazni, Gengis Khan y Tamerlán… Sin embargo después de esas conquistas hubo siglos de prosperidad y entendimiento, en especial bajo los grandes mongoles, quienes supieron aliar el ingenio hindú y el genio musulmán para producir una brillante civilización cuya obra maestra es el Taj Mahal. Y lo mismo con la música: los mayores compositores de ragas, forma musical originariamente hindú, fueron musulmanes. En cuanto a la poesía, en todo el norte de la India, salvo en Bengala, que poseía su cultura específica, se compuso en urdu, lengua sumamente rica en la que los poetas hindúes y los musulmanes rivalizaban en talento.

Se ensayó incluso un verdadero diálogo entre religiones: bajo el emperador mongol Akbar, apasionado por la espiritualidad, teólogos de todos los orígenes se reunieron para tratar de elaborar la Din i ilalli, la religión universal, establecida a partir del fondo común a todas las creencias. Akbar esperaba extirpar así los gérmenes de las disensiones entre comunidades.

Sólo continuaron cierto tiempo los enfrentamientos con los marathas y los rajputs, dos pueblos hindúes de tradición guerrera que, durante siglos, habían luchado por el poder. Pero la gran mayoría de los hindúes se acomodaban a estas dominaciones que, al principio extranjeras, terminaban por fundirse en el fantástico crisol de la civilización india, que siempre supo absorber y a la larga conquistar a sus conquistadores.

La dominación británica, en el siglo XIX, trastorno este frágil equilibrio. Según su viejo principio ¨divide y vencerás¨ los nuevos amos hicieron de todo para envenenar las relaciones entre las dos comunidades. Una carta del secretario de Estado, George Francis Hamilton, a lord Curzon, virrey de la India, ilustra la táctica de los nuevos colonizadores:

Pienso que el verdadero peligro para nuestro poder en la India […] es la adopción gradual y la extensión de las ideas occidentales de agitación, y que, si pudiéramos dividir a los indios educados en dos sectores con puntos diametralmente opuestos, reforzaríamos nuestra posición. Deberíamos concebir los libros de texto de forma que las diferencias entre las comunidades se acenturaran aún más (2 de septiembre de 1887)¨.

 

¨En realidad estos partidos siguen al pie de la letra los principios expuestos por Hitler en Mein Kampf. Hitler aseguraba que cuanto más gorda es la mentira más convincente resulta, porque la gente normal, capaz de mentiras pequeñas, es incapaz de imaginar que se pueda disfrazar tan totalmente la realidad¨.

 

Vocabulario nuevo que siempre aparece:

 

¨Fórmulas hueras¨

-Huero = vano, vacío y sin sustancia.

¨Pero, aleccionados por los pogromos de los últimos años…¨

-Pogromos = Masacre, aceptada o promovida por el poder, de judíos y, por ext., de otros grupos étnicos.

¨Una masa heteróclita¨

-Heteróclito = Heterogéneo o compuesto de partes o elementos muy distintos.

¨Burócratas con ternos¨

-Ternos = Conjunto de pantalón, chaleco y chaqueta, u otra prenda semejante, hechos de una misma tela.

Libros: ¨De parte de la princesa muerta¨ -Kenizé Mourad-

Libros: ¨De parte de la princesa muerta¨ -Kenizé Mourad-

Dice así la contraportada:

 

¨Estambul, 1918: esta historia comienza en la corte del último sultán del Imperio otomano. La princesa Selma tiene siete años cuando ve cómo se desmorona su mundo. Condenada al exilio, la familia del sultán se traslada al Líbano. Este será el principio del complicado viaje que Selma hará a lo largo de su azarosa vida, un camino que la conducirá a la India y a París, lugar en el que encontrará al amor de su vida… y lo perderá para siempre.

 

La vida de Selma fue fugaz, dramática, tan extraordinaria como fascinante. En París, la princesa dio a luz a una niña que sería su fruto más valioso: la autora de este libro.

 

De parte de la princesa muerta es una novela histórica, narrada de una manera viva y realista, que refleja con gran interés y maestría los ambientes y las idiosincrasias de la corte otomana, del pueblo libanés y de la India de los rajás, llena de grandeza y de miseria a la vez. Al mismo tiempo, describe de forma minuciosa la rica personalidad de una mujer que vive los acontecimientos con una profunda sensibilidad, capaz de superar todos los fanatismos¨.

 

Sobre la autora:

 

¨Kenizé Mourad nació en Paris en 1940. Su madre, la princesa Selma de Turquía, nieta de Mourad V, el último sultán otomano, murió cuando ella era un bebé. Educada en un orfanato, no conoció a su padre, un rajá hindú llamado Amir, hasta los 21 años. Tras labrarse un sólido prestigio como periodista, en 1987 publicó la novela autobiográfica De parte de la princesa muerta, que se ha convertido en un éxito clamoroso. También es autora de Un jardín en Badalpur y En la ciudad de oro y planta¨.

 

La novela es excelente. Sin embargo esta breve biografía contiene un par de errores:

-¨un rajá hindú llamado Amir¨. Hindú es el adjetivo que describe a una persona que profesa el hinduismo, religión predominante en India. El rajá era musulmán, con lo que debería decir ¨un rajá musulmán llamado Amir¨. Y ya con más precisión probablemente usaría la palabra nawab o sultán. Y ya de tratarse de un gran maharajá musulmán, como fue el caso del de Hyderabab, se utilizaría Nizam.

-¨publicó una novela autobiográfica¨. Esta no es una novela autobiográfica de la autora Kenizé Mourad. Es la historia de su madre y de otros antepasados. Sí que la continuación de esta novela ¨Un jardín de Badalpur¨, escrita 10 años después, es autobiográfica.

 

Es lo que tiene que alguien te escriba una breve biografía. La autora no hubiera cometido esas incorrecciones, porque a lo largo de la novela maneja los términos con precisión de cirujano.

 

Esta novela está dividida en cuatro partes, que son los lugares en los que vivió Selma, la madre de la autora:

1.- Turquía

2.- El Líbano

3.- La India

4.- Francia

 

Me costó meterme en la historia, no estaba tan interesado en las dos primeras partes en Turquía y El Líbano pero siendo novela histórica vienen genial para aprender sobre la historia de esos dos países y crean el contexto de los personajes. El libro me enganchó al llegar ya a India y desde ese momento lo estuve leyendo con avidez. Me encantó y lo recomiendo.

 

Transcribo algunos extractos que me han llamado la atención:

 

¨El invierno pasa tranquilamente. Selma prepara su partida. Pese a los consejos de su madre, ha hecho saber, a través de las confidencias a algunas amigas que se han apresurado a repetirlo, que se ha comprometido con un rajá. Ya no le tienen lástima, la envidian. Incluso ha recibido una carta de Wahid felicitándola. Añade: «Espero que me habréis perdonado. No sabéis cuán dura fue para mí esa decisión, dictada por la necesidad. Sois la única mujer a quien he amado. No me repongo a la desventura de haberos perdido.»

No había cambiado: una vez más, hablaba de sí mismo… Lentamente quema la carta, con un poco de tristeza y mucho desprecio¨.

 

¨Selma se ahoga, pero por nada del mundo quisiera estar en otra parte: ¡así que ésta era su nueva patria! Ya lejos de los salones de mármol blanco y de las fuentes del hotel Taj Mahal donde la llevaron a descansar después de bajar del barco, es ahora cuando pisa verdaderamente la India. Con los ojos desorbitados, intenta grabarse el desfile de imágenes que se entrechocan bajo el sol, en un violento abigarramiento de colores: el escarlata de los anchos turbantes de los porteadores que desaparece bajo inestables pirámides de equipajes; el azafrán suntuoso del traje de los «renunciantes»; el rojo y oro de las recién casadas; la grisalla de las nubes de mendigos que se precipitan alrededor de las manchas blancas formadas por las kurtahs inmaculadas de los viajeros de primera clase.

Selma tiene la impresión de que va a estallar de un exceso de belleza, de fealdad… Ya no distingue, no comprende nada de aquella miseria llevaba con soberbia ni de aquella multitud a la vez ingenua y cruel: ¿no ha visto hace un rato caer a un viejo y a la multitud impávida seguir avanzando como movida por el sueño de un ciego?

¿Qué hay detrás de esas frentes oscuras, de esos ojos intensos que la miran? Turbada, se vuelve hacia Rashid Khan, el hombre de confianza del rajá, que la ha recibido a su llegada de Beirut. Ante su pregunta muda -¿cómo plantear un asunto tan general? -, él sonríe tranquilizador.

-No temáis, Alteza. Para todo recién llegado, la India constituye un golpe. Os acostumbraréis.

Y luego añade como para sí mismo:

-Siempre que uno se pueda acostumbrar a lo inexplicable…¨

 

Nos situamos ahora en la India de 1937. De los siguientes tres extractos me llama la atención cómo 85 años después y tras la partición todavía siguen existiendo tensiones religiosas en India. Desafortunadamente el gobierno actual no está contribuyendo a rebajarlas.  

 

¨Amir está actualmente desbordado con la preparación de una reunión de rajás, nababs y grandes propietarios, perjudicados por las recientes leyes sobre los derechos del campesinado. Además, como miembro de la Asamblea Legislativa, debe hacer frente a una serie de problemas nuevos.

Con la euforia de la victoria, el gobierno del Congreso ha tomado algunas medidas inaceptables para una parte de la población: en las escuelas, donde estudian niños de todas las confesiones, ha sido impuesta la bandera del congreso, y el Bandé Mataram ha sido elegido como himno nacional. Esto excita la cólera de los musulmanes, que consideran aquel canto como un insulto al islam y a toda la comunidad. En efecto, la letra de Bandé Mataram fue sacada de una novela bengalí del siglo XVIII en la que los zamindares musulmanes están descritos como tiranos que explotan a los hindúes. El himno mismo es una plegaria a la tierra india, la diosa madre, lo que, desde el punto de vista del islam, es pura idolatría¨.

 

Esa canción Bandé Matarán la conocí el pasado 26 de enero, durante el Día de la República india. De hecho la puse en este video (37¨) que grabé ese día. Fue posteriormente cuando llegué al fragmento anterior y conocí la historia y la controversia de esa canción.

 

¨Lo que sobre todo provoca la tensión es la decisión de imponer la escritura hindi en las escuelas y en las administraciones, conjuntamente con el urdu, empleado desde hace siglos. Además, se ha suspendido el reclutamiento de musulmanes en diversos servicios administrativos, especialmente en la policía, de la que muchos han sido despedidos con pretextos fútiles. El nuevo gobierno ha creído justificado restablecer un equilibrio, de acuerdo a la proporción entre hindúes y musulmanes, sin tener en cuenta las tradiciones y los privilegios adquiridos desde hace siglos por estos últimos.

Pero la gota que ha colmado el vaso, especialmente en las aldeas, es el entusiasmo que ponen ciertas organizaciones hindúes de extrema derecha en convertir a los musulmanes al hinduismo. Según ella, los ochenta millones de musulmanes son en realidad hindúes convertidos a la fuerza. Deben volver a su religión original. Tal como lo explica el Mahasabah: «Los musulmanes de hoy sólo son un paréntesis. El porvenir de la India será el de un Estado nacional hindú, basado en instituciones hindúes.»

Estas organizaciones no reflejan los puntos de vista del Congreso, que se proclama laico, pero el hecho de que no los condene y de que Gandhi, en su fervor por predicar la vuelta a los valores hindúes, califique de «patriotas» a ciertos líderes fanáticos, basta para alimentar el temor de los musulmanes.

Los últimos acontecimientos les han probado que ya han esperado demasiado. Es hora de que se organicen¨.

 

¨Alto, delgado, de cabellos blancos y mirada penetrante, Muhammad Alí Jinnah es impresionante. Muy derecho, avanza hacia la tribuna y, de pie, sin un gesto, comienza a hablar con voz autoritaria y vibrante. La asistencia está cautivada. Sin perder tiempo en inútiles preámbulos, va derecho al asunto.

-Hermanos, al seguir una política exclusivamente hindú, el Congreso ha desdeñado a las masas musulmanas. Ha roto sus promesas electorales y se ha negado a reconocer la existencia de nuestra comunidad y a cooperar con nosotros. Los gobernadores no protegen a las minorías y sus acciones tienden a suscitar enfrentamientos entre comunidades y por lo tanto a reforzar el poder de los imperialistas. Los musulmanes deben recuperar la confianza en sí mismos y no buscar la salvación en la colaboración con los ingleses ni con el Congreso. Los que ingresen en ese partido son traidores.

La ruptura, que estaba latente desde hacía meses, se ha consumado.

Afuera, la multitud se opone con eslóganes contradictorios.

-¡Jai Hind! ¡Viva la India! -gritan unos.

-¡Taxim Hind! ¡División de la India! -responden otros.

Es la primera vez que Selma oye este grito que, años después, se convertirá en una consigna. La idea del poeta filósofo Muhammad Iqbal, de una reunión de los musulmanes de la India en una entidad geográfica autónoma, todavía no ha madurado. El mismo Jinnah estima que no es seria, pero que es un buen procedimiento de presión en contra de la intransigencia del Congreso¨.

 

¨Son las seis y ningún invitado ha llegado: ahora sabe que no vendrán. Seguramente han pensado que sería una provocación, un indecente desquite, ¡el cobarde desafío a un muerto! No han entendido nada: nunca un hombre está más vivo que cuando acaba de morir. ¿Acaso es alguna vez más grande que cuando las lágrimas exaltan hasta la menor de sus victorias, su más trivial gesto de humanidad, borrando sus fracasos, sus mezquindades y sus mentiras?

Debido a una extraña miopía de los que lo sobreviven, todo ser que muere parece excepcional durante algunas horas, algunos días, el tiempo necesario para agotar el llanto¨.

 

¨-Pero -se asombra Selma- ¿cómo fue invitado a casa de lady Fellows que es tan puntillosa con los pedigrees?

-Lo conoció en Nueva York; allí, Kerman es un personaje. Debe de haber pensado que alegraría la velada, y no se equivocó: todas aquellas mujeres revoloteaban alrededor de él como moscas. El mundo cambia, querida. Con todo lo que ocurre hay urgencia por divertirse. Quizás no tengamos mucho tiempo. Algunos dicen que la agitación de los sindicatos nos lleva hacia la revolución, otros predicen la guerra. Seguramente exageran, pero eso hace subir la fiebre. Todos quieren aprovechar el instante y no es malo terminar con algunos prejuicios. Yo encuentro que es sano: deberíamos vivir constantemente al borde de una catástrofe.

Esta mezcla de ardor y cinismo de Marie-Laure le ha gustado siempre a Selma. En otras circunstancias, el lugar de ser una mujer de mundo podría haber sido una gran aventurera.

Desperezándose en el diván, Marie-Laure levanta su copa de naranjada.

-Propongo que bebamos por la guerra, ya que sólo ella puede salvarnos del aburrimiento.

Hacen el brindis entre risas¨.

 

¨El desfile de ese 14 de julio de 1939, sesquicentenario de la toma de la Bastilla, puede comenzar¨.

 

Aquí he tenido que revisar los números ordinales. Calculé que sesquicentenario tenía que ser 150 años, restando 1939 – 1789. Pero por si acaso fui a la RAE para confirmarlo. Posteriormente salió quincuagésimo que me confirmó que debo repasar los ordinales.

 

¨Uno de los acontecimientos de aquel mes de junio fueron las «Bodas de Oro de la Torre Eiffel». La «gran dama» festejaba su quincuagésimo aniversario el mismo día en que el duque de Windsor cumplía cuarenta y cinco años¨.

 

¨Finalmente, el 2 de septiembre, estalla la increíble noticia: Hitler ha invadido Polonia. ¿Francia entrará en guerra? Muchos piensan que debería hacerlo. En Le Figaro, Wladimir d´Ormesson escribe: «Nuestra conciencia está limpia, nuestro deber es claro: venceremos».¨

 

He marcado este párrafo porque mi cumpleaños es el 2 de septiembre, y no sabía que coincide con la invasión de Polonia en 1939. Sin embargo, revisando ese dato parece que fue el 1 de septiembre.

 

Terminado ¨De parte de una princesa muerta¨ empiezo del tirón con la segunda parte, ¨Un jardín en Badalpur¨. Esto dice la contraportada, a ver qué tal está:

 

¨Decía Kenizé Mourad en el epílogo de su primer libro:

 

«Así termina la historia de mi madre. Poco tiempo después de su muerte, un visitante se presentó en el consulado de Suiza. Era Orhan, el primo de Selma. En su tarjeta de visita había escrito simplemente: ¨De parte de la princesa muerta¨.

Avisado por vía diplomática, el rajá supo que tenía una hija. Como las comunicaciones entre la India, colonia inglesa, y la Francia ocupada, estaban interrumpidas, no pudo hacerla volver a Badalpur: Fue mucho después de la guerra cuando se encontraron. Pero ésa es otra historia.»

 

Al cabo de diez años la autora nos ofrece esa otra historia, Un jardín en Badalpur. Desplegando sus ya conocidas dotes de narradora -y toda su ternura y su vigor social y político; su empuje temperamental, su inmenso caudal de experiencia y su prodigioso acopio documental-, Kenizé Mourad nos cuenta con tremenda honradez la apasionante historia de Zahr, la protagonista, y su padre, Amir, que Zahr sólo conoce a sus veinte años. Centrada en el mundo de la India paterna, la novela narra la lucha de Zahr por hacerse, a la muerte de Amir, con esa pequeña parcela llamada el Jardín de la Sultana -el jardín que Amir había regalado a Selma, la sultana, madre de Zahr- como único trozo de tierra propio en el mundo.

Y junto con las insólitas vicisitudes personales de una huérfana en busca de una familia -y el sorprendente reencuentro afectivo/amoroso con Amir-, surge el inmenso panorama de una India atenazada por la lucha fanática de los hindúes contra los musulmanes en el marco de la más aborrecible discriminación contra la mujer y la más absoluta miseria tercermundista.

Una obra literaria irresistible en la que lo individual queda amalgamado con lo social y con lo político sin puntos de sutura¨.

 

Ayer fui a la Feria del Libro de Delhi. El país invitado es Francia, y entre otros autores de renombre se ha traído a la más reciente Premio Nobel de Literatura 2022 Annie Ernaux para la inauguración. Tiene 82 años, uno menos que Kenizé Mourad, la autora de estos libros que también es francesa. ¡Hubiera estado genial haberla visto en esta feria! En su día ya marcó esta casilla, asistiendo a la edición de la Feria del Libro de Delhi en 2013.