Libros: ¨Adiós, Hemingway¨ -Leonardo Padura-
La biblioteca de la escuela –Jakarta International School- tiene una buena selección de libros en castellano y al azar cogí este de un autor cubano, Leonardo Padura. Dice sobre el autor:
¨Leonardo Padura nació en La Habana en 1955. Licenciado en filología por la universidad de esta ciudad, ha trabajado como guionista, periodista y crítico. Autor de La novela de mi vida (Andanzas 470), así como de ensayos y volúmenes de cuentos, es conocido sobre todo por la serie de novelas policiacas ¨Las Cuatro Estaciones¨: Pasado Perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras y Paisaje de otoño (Andanzas 397, 434, 292 y 345), a la que se sumó La neblina del ayer (Andanzas 577). Protagonizadas por el detective Mario Conde y traducidas a numerosos idiomas, han granjeado a Padura prestigiosos premios literarios en Cuba, España, Francia, Alemania, República Dominicana y Austria, como el Café Gijón y el Premio Hammett. Con la misma eficacia envolvente de sus novelas anteriores, Adiós, Hemingway es un ajuste de cuentas de Mario Conde con su vida y sus ídolos literarios, pero también una punzante e inolvidable recreación del Hemingway ególatra y contradictorio, acorralado por sus recuerdos y remordimientos en los días previos a su derrumbe final.¨
La sinopsis de la novela en la contraportada dice:
¨En la memoria de Mario Conde todavía brilla el recuerdo de su visita a Cojímar de la mano de su abuelo. Aquella tarde de 1960, en el pequeño pueblo de pescadores, el niño tuvo la ocasión de ver a Hemingway en persona y, fascinado, se atrevió a saludarlo. Cuarenta años después, abandonado su cargo de teniente investigador en la policía y dedicado a vender libros de segunda mano, Mario Conde regresa a Finca Vigía, la casa museo de Hemingway en las afueras de La Habana, para enfrentarse a un extraño caso: en el jardín de la propiedad han sido descubiertos los restos de un hombre que, según la autopsia, murió hace cuarenta años de dos tiros en el pecho. Junto al cadáver aparecerá también una placa del FBI. Mientras Conde trata de desentrañar lo que sucedió allí en una noche decisiva de octubre de 1958, el lector asiste a los últimos años de escritor norteamericano, a sus obsesiones y a su entorno habanero, desde donde refulgen algunos objetos inquietantes, como un revólver del calibre 22 que el escritor guardaba envuelto en una prenda íntima de Ava Gardner.¨
Es una novela entretenida que te da a conocer una perspectiva interesante –la del autor- de esos últimos años del mediático Hemingway. Siendo el autor cubano de vez en cuando te encuentras la jerga de la isla en los diálogos:
- ¿Quieres otro? –preguntó Manolo.
- Anjá –respondió el Conde.
- ¿Doble o sencillo?
- ¿Qué tú crees?
- Cachimba, dos rones dobles.
El mes pasado leí ¨El guardián entre el centeno¨ y comenté en mi blog que pese a la gran fama de esta novela me había parecido una decepción, un libro aburrido y con poco argumento. En este libro una vez más se menciona la referenciada novela, desde dos prismas:
Desde el del detective Conde, en la actualidad:
Página 101: ¨El sueño lo había sorprendido después de ducharse. Dispuesto a tocar el fondo de aquella historia, había pospuesto su enésima lectura de El guardián entre el centeno, la escuálida e inagotable novela de Salinger que, desde hacía varios años, atenazaba su inteligencia y sus envidias literarias, y se decidió en cambio a repasar una vieja biografía de Hemingway adquirida en sus trasiegos mercantiles.¨
Desde el de Hemingway, en 1958:
Página 142: ¨Con aquella frase verdadera y hermosa en la mente y la imagen del búfalo africano en la mirada, comenzó a leer en busca del sueño. Un par de días antes había comenzado a hojear aquella novela absurda y disparatada del tal J.D. Salinger que, como único mérito en su vida, tenía el de haber regresado medio loco de la campaña de Francia, donde estuvo como sargento de infantería. La novela contaba las peripecias de un joven malhablado e impertinente, decidido a escapar de su casa, el cual, como un personaje de Twain pero colocado en una moderna ciudad del norte, empieza a descubrir el mundo desde su torcida perspectiva de desquiciado. La historia era más que previsible, desprovista de la epicidad y la grandeza que él reclamaba para la literatura, y sólo seguía leyendo en busca de las misteriosas claves que habían convertido aquel libro absurdo en un éxito de ventas y a su autor en la nueva revelación de la narrativa de su país. Estamos jodidos, se volvió a decir, aunque sin mucha pasión.¨
El lunes fui a inmigración para tramitar el visado de trabajo para el curso que viene y por si acaso eso se alargaba mucho el proceso me llevé la novela. Un colega estadounidense de la escuela –Bryan L.- cuando vio el título me preguntó de qué iba y empezamos a hablar de Hemingway. Me dijo que gracias a él es por lo que empezó a viajar y a vivir en el extranjero, después de leer sus novelas de joven.
Parte de la novela transcurre en la casa que Hemingway tenía cerca de La Habana, llamada Finca Vigía. Cuando visité Cuba en las navidades de 2012 recuerdo que pasé por un lugar que decía que era su casa-museo, y al que no entré porque me pareció muy cara la entrada. Sin embargo ahora viendo en Google Maps donde se encuentra la casa en relación con la Habana me parece que no tuvo que haber sido lo mismo.
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