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Basurde Xiao Long

Libros: ¨Cuchillo. Meditaciones tras un intento de asesinato¨, de Salman Rushdie

Libros: ¨Cuchillo. Meditaciones tras un intento de asesinato¨, de Salman Rushdie

Dice así la contraportada:

 

¨El 12 de agosto de 2022, treinta años después de la fetua decretada contra él por el ayatolá Jomeini, un joven se abalanzó sobre Salman Rushdie para acuchillarle sin piedad. Cuchillo es una meditación poderosa, profundamente personal y, en última instancia, consoladora sobre la vida, la pérdida, el amor, el arte… y sobre cómo reunir la fuerza necesaria para volver a ponerse en pie¨.

 

«Sentí la necesidad de escribir este libro: una forma de procesar lo sucedido y de responder a la violencia con arte».

 

«Debemos proteger a toda costa a Rushdie. Proteger a Rushdie es proteger la alegría, la risa, las ganas de vivir. Proteger a Rushdie es proteger la civilización».

-Javier Cercas-

 

«Rushdie, desde la insignificancia de un escritor, ha recordado a todos los que creemos en un mundo libre que una sátira vale más que mil millones de ofendidos, y que el día en que lo olvidemos no habrá más risas».

-Sergio del Molino-

 

¨Salman Rushdie es un ejemplo de nuestra capacidad para construir la libertad».

-Ivabelle Arroyo, Letras Libres

 

Sobre el autor:

 

¨Salman Rushdie

(Bombay, 1947) es autor de numerosos libros, de entre los que destacan Hijos de la medianoche (que ganó el premio Booker en 1981, el «Booker de los Booker» en 1993 y, en 2008, «el Mejor de los Booker»), Los versos satánicos, El último suspiro del moro, Joseph Anton, Quijote y Ciudad Victoria, su novela más reciente. Ha sido galardonado con el Grinzane Cavour y el Premio Nacional de las Artes de Estados Unidos, además de otros muchos premios. En 2007, Salman Rushdie fue nombrado Caballero del Imperio Británico por su contribución a la literatura. Miembro de la Royal Society of Literature, Commandeur dans l´Ordre des Arts et des Lettres y abanderado en la lucha por la libertad de expresión, ha vivido amenazado durante años por el Estado Islámico. En 2022 sobrevivió a un ataque sufrido mientras dictaba una conferencia en el estado de Nueva York¨.

 

Extraigo algunos párrafos que me han llamado la atención:

 

     ¨La palabra me salió al paso por primera vez en 1974, más o menos por la época en que terminé mi primera novela. Aparecía en el libro de culto de aquel año, Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta, de Robert M. Pirsig. Ya no recuerdo gran cosa de ZAMM, como se lo conocía por su título original inglés -tampoco me interesan mucho las motos ni el budismo zen-, pero recuerdo que me gustó aquella extraña palabra, como también la idea de los encuentros, o «chautauquas», en los que se debatían ideas en un marco de tolerancia, libertad y miras abiertas. El «movimiento chautauqua» se extendió por todos los estados desde la localidad del mismo nombre; Theodore Roosevelt lo calificó de «la cosa más americana de América»¨.

 

Durante el libro muchas veces divaga relacionando sus pensamientos con obras literarias o películas. Sobre la pérdida de su ojo comenta:

 

     ¨Al final me acordé también de Le voyage dans la Lune, la película muda de catorce minutos realizada por Georges Meliès, un clásico de los inicios del cinematógrafo (1902) sobre los primeros hombres que llegan a la luna en una cápsula con forma de bala disparada desde un cañón inmensamente largo, vestidos con sombrero de copa y levita y armados de paraguas. Es el momento más famoso de dicha película, el alunizaje.

Yo ignoraba por completo -mientras recordaba la imagen de la nave espacial hincándose en el ojo derecho de la luna- lo que el día siguiente le tenía deparado a mi propio ojo derecho¨.

 

Esa imagen creo que la hemos visto todos. Lo que no he visto es ese corto y me lo apunto.

 

En el siguiente párrafo describe la noche anterior a su atentando:

 

   ¨Miro en retrospectiva a ese hombre feliz -yo- bañado en luz de luna estival un jueves de agosto por la noche. Se siente dichoso porque la escena es bella; y porque está enamorado; y porque ha terminado su novela -acaba de hacer lo último que se hace: corregir las galeradas- y las primeras personas que lo han leído están entusiasmadas. La vida le sonríe. Pero nosotros sabemos lo que él ignora. Sabemos que ese hombre feliz junto al lago corre peligro de muerte. Y el hecho de que él no sepa nada hace que nuestro temor sea más grande aún.

     A este recurso literario se lo conoce como prefiguración. Uno de los ejemplos más citados de ello es el famoso comienzo de Cien años de soledad. «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…». Cuando nosotros, como lectores, sabemos lo que el personaje ignora, quisiéramos advertirle. «Corre, Ana Frank, mañana descubrirán tu escondite». Al pensar en esa última noche de despreocupación, la sombra del futuro se topa con mi memoria. Pero yo no puedo advertirme a mí mismo: demasiado tarde para eso. Lo único que puedo hacer es contar la historia.

     He aquí un hombre solo en la oscuridad, ajeno al peligro que ya se cierne sobre él.

     He aquí un hombre que va a acostarse. Por la mañana su vida cambiará. Él, pobre inocente, no sabe nada. Está dormido.

     El futuro se le viene encima mientras duerme¨.

 

Ya lo cantaba Eskorbuto: ¨Una mañana muy temprano de tus sueños despertarás,

no lo sabrás, es tu día, vas a morir¨.

 

De prefiguración, otro ejemplo que me viene a la cabeza es el comienzo de uno de mis libros favoritos, ¨Crónica de una muerte anunciada¨. Empieza así: ¨El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en el que llegaba el obispo¨. Otro de los comienzos más impactantes que he leído en una novela es el de ¨La Reina del Sur¨, de Arturo Pérez-Reverte: ¨Sonó el teléfono y supo que la iban a matar¨.

 

No conocía en el párrafo anterior el término ¨galerada¨. Lo he buscado en la RAE y dice que en la imprenta se refiere a ¨prueba de la composición, sin ajustar, que se saca para corregirla¨.

 

     ¨Yo tenía cuarenta y un años cuando Los versos satánicos salió a la venta, en 1988. Era el quinto libro que publicaba. El 12 de agosto de 2022 tenía setenta y cinco años y esperaba con ilusión la publicación de mi vigésimo primer libro, Ciudad Victoria.

     Más de tres cuartas partes de mi vida de escritor han sucedido desde que -como yo mismo solía decir- la mierda se coló en el sistema de ventilación. Personas que sienten curiosidad por mi obra tienen mucho más donde elegir que en aquellos primeros tiempos, y a tales personas les digo que quizá deberían empezar por un libro que no fuera «ese».

     Durante muchos años me he sentido obligado a defender el texto de «esa» novela y también al personaje de su autor. En ciertos círculos literarios se puso de moda decir que el libro era ilegible, que no había quien pasara de la página 15. En tales círculos la gente hablaba de un «Club de la Página 15». En el Royal Court londinense se estrenó una producción sobre el así llamado Affair Rushdie bajo el título Iranian Nights. La obra contenía el recurrente dicho: «Era un libro imposible de leer». Yo sentí la necesidad de defender el texto¨.

 

En una fiesta conoció a la que es actualmente su esposa, Rachel Eliza Griffiths:

 

     ¨Me contó que prefería que la conocieran por el segundo nombre de pila, porque era el que su madre había utilizado siempre. De hecho, yo también prefiero usar mi segundo nombre, o sea que teníamos al menos una cosa en común. Nunca me han llamado «Ahmed», salvo mi madre cuando estaba enfadada conmigo, y cuando eso ocurría empleaba los dos nombres: «¡Ahmed Salman, ven aquí enseguida!». A lo largo de los años había confeccionado una lista mental de personas famosas que optaron por su segundo nombre de pila: James Paul McCartney, Francis Scott Fitzgerald, Robyn Rihanna Fenty, F. Murray Abraham, Lafayette Ron Hubbard, Joseph Rudyard Kipling, Edward Morgan Foster, Keith Rupert Murdoch, Thomas Sean Connery, Rachel Meghan Markle. A veces (demasiado a menudo, quizá) sacaba a relucir mi lista en una fiesta, pero algo en la sonrisa de Eliza me advirtió de que era mejor no tomar ese camino¨.

 

Les presentaron, se despidieron, y se volvieron a reencontrar:

 

     ¨El PEN había organizado una fiesta para después del acto en la azotea del hotel Bowery Standard, a poca distancia de la Cooper Union. Estuve tomando algo con Marlon Jones y Colum McCann en el bar de la planta baja del hotel, y luego pensé: «Creo que me iré a casa». Ellos dijeron que iban a subir a la fiesta e intentaron convencerme, sin insistir mucho. Hubo un poquito de tira y afloja, y al final accedí.

     Un momento así, de cara o cruz, puede cambiar una vida. El azar determina nuestro destino tanto o más que nuestras decisiones o esos vanos conceptos como el karma o el kismet.

     Nada más llegar a la fiesta en la azotea, la primera persona que vi fue Eliza, y después de eso ya no miré a nadie más¨.

 

¨Siempre he sentido interés por escribir sobre la felicidad, en gran parte porque es algo extremadamente difícil. El autor francés Henry de Montherlant dijo aquello de «Le bonheur écrit à l´encre blanche sur des pages blances». La felicidad escribe en blanco sobre blanco. O sea, no es posible plasmarla en la página. Es invisible. No se deja ver. Todo un reto, vaya, me dije a mí mismo. Y a mí me gustan los retos. Empecé a escribir un relato titulado «Tinta blanca sobre página en blanco». El protagonista se llamaba Henry, un tributo a Montherlant así como al Henry de los Dream Songs de John Berryman. Quería que mi Henry sufriera de felicidad como la gente sufre de enfermedades incurables, o de estupidez. Pensé en el Cándido de Voltaire y quise que ese Henry mío creyese -a la manera de Cándido- que vivía en el mejor de los mundos posibles. Luego pensé que no podía tratarse de una persona de color, si era tan feliz. Tenía que ser forzosamente blanco¨.

 

Párrafo que se refiere al día después del apuñalamiento:

 

     ¨Cuando notas en la cara el aliento de la Muerte, el resto del mundo queda muy atrás y puedes experimentar una enorme soledad. En momentos así, palabras amables te reconfortan y te dan fuerza, te hacen sentir que no estás solo, que quizá no has vivido y trabajado en vano. Durante las siguientes veinticuatro horas fui consciente de la gran cantidad de amor que recibía, un alud de espanto, respaldo y admiración a escala mundial. Además del mensaje del presidente Biden, me llegaron palabras contundentes del presidente francés Macron: «Durante treinta y tres años, Salman Rushdie ha encarnado la libertad y la lucha contra el oscurantismo. Rushdie acaba de ser víctima de un cobarde atentado a manos de las fuerzas del odio y la barbarie. Su lucha es nuestra lucha; es algo universal. Ahora más que nunca, estamos de su lado». Hubo mensajes similares por parte de otros dirigentes. Incluso Boris Johnson, por entonces primer ministro británico, que en una ocasión había escrito un artículo diciendo que yo no merecía ser nombrado caballero (lo fui en junio de 2007) «por servicios a la literatura» pues no era lo bastante bueno como escritor, me hizo llegar unos cuantos tópicos. Solamente India, el país donde nací y que ha sido mi mayor inspiración, no encontró palabras para dirigirme¨.

 

¡Qué triste, muy mal India!

 

¨La medianoche del 14 al 15 de agosto siempre había tenido para mí un significado especial. Fue el momento en que la India alcanzó la independencia en 1947. Era también el momento en que nacía mi personaje de ficción Saleem Sinai, el antihéroe y narrador de Hijos de la medianoche. Yo había tomado por costumbre llamar «el cumpleaños de Saleem» al día de la Independencia de India. Pero esta vez el día de la Independencia tuvo un significado más personal.

     El lunes 15 de agosto fue el Día 3. Ese día quedó claro que yo iba a seguir viviendo. O, digamos, que tendría la libertad de vivir. Que era la clase de libertad que, en aquellos momentos, más me interesaba¨.

 

Menciona Salman en el libro esta cita de Sócrates varias veces:

 

«La vida, sin reflexión, no merece la pena vivirla»

 

En el siguiente párrafo he aprendido un par de cosas, el nombre aditamento y el principio La navaja de Ockham:

 

     ¨Durante esas noches sin poder dormir, pensé mucho en El Cuchillo en tanto que idea. Cuando un cuchillo hace el primer corte en una tarta nupcial, forma parte del ritual por el que dos personas se unen. Un cuchillo de cocina es un utensilio indispensable del creativo arte de cocinar. Una navaja suiza es un aditamento capaz de realizar muchas tareas pequeñas, tales como abrir una botella de cerveza. La navaja de Ockham fue un cuchillo conceptual, un cuchillo de teoría, que echaba por tierra un montón de chorradas al recordarnos que la explicación más sencilla es siempre preferible a una muy compleja. En otras palabras, un cuchillo era una herramienta que adquiría significado por el uso que hacíamos de ella. Una herramienta éticamente neutral. Lo inmoral era el mal uso que se hacía de los cuchillos¨.

 

Ya lo cantaba Fito en ¨Antes de que cuente diez¨:

 

¨Siempre es la mano y no el puñal.

Nunca es lo que pudo haber sido.

No es porque digas la verdad, es porque nunca me has mentido¨.

 

¨Eliza me pidió que hablara a la cámara sobre Los versos satánicos:

 

            Cuando empecé a escribir ese libro, jamás se me ocurrió que no estuviera autorizado a hacerlo. Tenía unas historias que quería narrar y estaba intentando ver de qué manera contarlas. Eso era todo¨.

 

     ¨En numerosas ocasiones, después del atentado que sufrí, he pensado que al Muerte se equivocaba de persona. ¿Acaso no era yo el señalado por la Parca, aquel acerca del cual todo el mundo coincidía en afirmar que mis posibilidades de sobrevivir eran exiguas? Y sin embargo ahí estaba yo, erguido, bien parapetado en la sala de recuperación, volviendo a la Vida, mientras algunos de mis mejores amigos iban cayendo a mi alrededor¨.

 

Entre ellos menciona a Paul Auster, en aquella época con cáncer de pulmón, que falleció en abril de 2024, fecha de la primera edición de ¨Cuchillo¨.

 

¨Uno de los motivos de que la película de Alfred Hitchcock Psicosis sea tan terrorífica es que mueren los que no deberían. La estrella más famosa del film, Janet Leigh, ya está muerta cuando solo se lleva media hora de metraje. Aparece Martin Balsam, el cauteloso y bonachón inspector, y de pronto ya está muerto. Es brutal. Bien, pues esa era la clase de miedo que yo empezaba a sentir. La Muerte estaba equivocándose de puerta¨.

 

En la última parte del libro Salman Rushdie tiene varias conversaciones con su agresor, al que en el libro se refiere como A., de Asno (del inglés ass, que tendría un sentido más fuerte que en la traducción al castellano).

 

     ¨Usted no me conoce y nunca llegará a conocerme.

       Una cosa que yo solía decir hace mucho, cuando la catástrofe se cebó en Los versos satánicos y en su autor, era que una forma de entender la discusión en torno a ese libro era que se trataba de una pelea entre los que tienen sentido del humor y los que no. Ahora te veo a ti, mi frustrado asesino, hypocrite assassin, mon semblable, mon frère. Puede que intentaras matarme porque no sabías reír¨.

 

     ¨El arte no es un lujo. Es algo esencial al género humano y no demanda ninguna protección especial salvo el derecho a existir.

     Acepta la discusión, la crítica, incluso el rechazo. Pero no la violencia.

     Y, al final, sobrevive a quienes lo reprimen. El poeta Ovidio fue enviado al exilio por César Augusto, pero la poesía de Ovidio ha perdurado y el Imperio romano no. Stalin le arruinó la vida al poeta Mandelshtam, pero la obra de este ha perdurado y la Unión Soviética no. El poeta Lorca fue asesinado por los matones del general Franco, pero su arte ha perdurado y el fascismo y la Falange no¨.

 

En el libro Salman Rushdie expone que no le gusta la situación actual de la política en India.

 

     ¨En la India, el sectarismo religioso y el autoritarismo político van de la mano y la violencia no deja de aumentar mientras la democracia decae. Una vez más están en juego falsas narrativas sobre la historia del país, narrativas que privilegian a la mayoría y oprimen a las minorías;¨

 

     ¨En la India, tras el baño de sangre de las matanzas por la Partición, que se extendieron por todo el subcontinente en tiempos de la independencia del Imperio británico y de la creación de los estados de India y Paquistán -hindúes masacrados por musulmanes, musulmanes por hindúes, un total de entre uno y dos millones de muertos-, otro grupo de padres fundadores, liderado por Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru, resolvió que el único modo de garantizar la paz en el país era apartar la religión de la esfera pública. En consecuencia, la nueva Constitución fue laica tanto en lenguaje como en intención, y así ha permanecido hasta el presente, en que la actual administración pretende socavar esos cimientos laicos, desacreditar a Gandhi y Nehru y crear un estado mayoritariamente hindú y abrumadoramente religioso¨.

 

Ya sabemos de quién estamos hablando.

 

     ¨Pero no estamos indefensos. Incluso después de ser hecho pedazos, Orfeo -mejor dicho, su cabeza cercenada- siguió cantando mientras flotaba río Evros abajo, recordándonos que la canción es más fuerte que la muerte. Nosotros podemos cantar la verdad y nombrar a los mentirosos, podemos solidarizarnos con nuestros colegas en primera línea del frente y amplificar sus voces añadiendo las nuestras a las suyas.

     Pero sobre todo, debemos entender que en el centro de todo lo que está pasando hay unas historias, y que las fraudulentas narrativas de los opresores han cautivado a mucha gente. Debemos trabajar, pues, para superar las falsas narrativas de tiranos, populistas y locos contando mejores historias, historias en el seno de las cuales la gente desee vivir.

     Las fuerzas no se baten solamente en el campo de batalla. Las historias en las que vivimos también son territorios en disputa. Quizá deberíamos emular al Dedalus de Joyce, que buscaba forjar, en la fragua de su alma, la increada conciencia de su raza. O emular a Orfeo y seguir cantando pese al horror reinante, y no dejar de hacerlo hasta que cambie la marea y dé comienzo un día mejor¨.

 

     ¨Nunca he sentido la necesidad de que la fe religiosa me ayude a comprender el mundo. No obstante, entiendo que la religión proporcione a muchas personas un anclaje moral y que les parezca esencial. Y, a mi modo de ver, la fe de cada individuo no le incumbe a nadie más que a la persona en concreto. No tengo problemas con la religión si esta ocupa un espacio privado y no intenta imponer a otros sus valores. Pero cuando la religión se politiza, por no decir que se arma, entonces eso incumbe a todo el mundo debido a su capacidad de hacer daño¨.

 

¨¿Quién soy yo? ¿Soy la misma persona que era el 11 de agosto, o ahora soy una diferente? En más de un sentido no soy el mismo. Mi yo del 11 de agosto jamás habría elegido como ejemplo a un deportista, por muy bueno que fuera. Y también es cierto que algunos parecen pensar que he cambiado. Hay gente que me pregunta en qué afectará a mis libros lo que me sucedió. Hubo una persona que me comparó con Nietzsche -¡nada menos!- porque el filósofo había dicho, cuando empezó a sufrir miopía extrema, que su manera de escribir había cambiado. Se daba por supuesto que la mía iba a cambiar también, tanto estéticamente como en la sustancia de mi pensamiento. Cuando me lo plantearon, reaccioné con firmeza. Dije: «No creo que eso haya cambiado mi estilo ni vaya a cambiarlo en lo más mínimo. Estilo, forma y lenguaje de cualquier proyecto literario, sea de ficción o no, vienen determinados por los requerimientos del proyecto en sí y pueden variar de libro en libro, de lo barroco a lo más austero... No veo qué contribución al arte puede tener un acto violento como ese del que fui objeto». Diciendo esto, me acordé de otra cosa que solía decir a la gente antes del 11 de agosto. «Supongamos que no supieras nada de mí, que hubieras llegado de otro planeta y alguien te hubiera dado a leer mis libros, y no hubieras oído hablar de mí ni nadie te hubiera contado nada de mi vida o de lo que pasó con Los versos satánicos en 1989. Bien, pues si leyeras mis libros en orden cronológico, dudo que se te ocurriera pensar "Algo muy gordo tuvo que pasar en la vida de este escritor en 1989". Cada libro lleva su propio camino». Recordé que en su momento me pareció que la fetua podía acabar conmigo, en cuanto escritor, de dos maneras diferentes: si empezaba a escribir libros «atemorizados», o si empezaba a escribir libros «vengativos». Ambas opciones destruirían mi independencia y mi individualidad y me convertirían en un títere. Yo ya no sería yo, sino la víctima de la fetua. Así pues, el único camino, la única manera de sobrevivir como artista, era entender el sendero literario en el que yo estaba, aceptar el viaje que yo había elegido y continuar por ese camino. Eso supuso un gran esfuerzo de voluntad. Y ahora me hacían otra vez la misma pregunta. ¿Quién era yo? ¿Y podía seguir siendo el de antes?¨

 

     ¨Atravesamos idílicos pueblos y ciudades pequeñas, encantadores salvo por algún que otro pasquín de TRUMP. Nombres de lugares iban quedando atrás. Seneca, en el territorio original de la nación seneca, que formó parte de la Confederación Iroquesa. Angola, bautizada así en el siglo XIX porque la población había apoyado las actividades misioneras en África. Eden, «la Ciudad Jardín». Dunkirk, que había tomado el nombre del Dunkerque francés mucho antes de la Segunda Guerra Mundial. Y mi favorita, Fredonia. Como sabe cualquier forofo del cine, Freedonia es el nombre del país imaginario cuyo máximo dirigente acaba siendo Groucho Marx en Sopa de ganso, el clásico de los Hermanos Marx de 1931. Retazos de los diálogos del film me vinieron a la memoria y dibujaron sonrisas en mi cara. Me hizo bien tener en la cabeza una burrada como esta:

 

Hombre, pero si hasta un niño de cuatro años entendería este informe. Vaya usted corriendo a buscarme un niño de cuatro años. Yo no entiendo ni papa de lo que pone aquí¨.

 

     ¨Estaba haciendo lo que había imaginado y necesitado hacer: plantarme en el punto justo (en lo que yo me decía a mí mismo que era el sitio exacto) donde me había desplomado. Confieso que experimenté cierta sensación de triunfo al estar allí. Recordé, pero me abstuve de recitar, unos versos de «Invictus» de W.E. Henley: «Bajo las tundas del destino / mi cabeza sangra, pero continúa erguida».

 

Me ha gustado leer estas meditaciones de Salman Rushdie tras ese intento de asesinato. Una vida que ha estado décadas amenazada. Un hombre que simplemente quiere ser feliz. Leyendo las últimas páginas se te forma un nudo en la garganta. Mis respetos.

 

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Estando Xabi y Shei por Nueva Delhi de visita, el 7 de septiembre, fuimos a echar unas birras al PCO bar. Me alegró encontrar un cuadro con esta cita en el baño:

 

¨What is freedom of expression?

Without the freedom to offend, it ceases to exist¨.

 

"¿Qué es la libertad de expresión?

Sin la libertad de ofender, deja de existir”.

-Salman Rushdie-

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